CNEL. BERNARDINO DE LA CRUZ OLID

Víctor Velázquez

 SUMARIO: 1. Introducción – 2. Los orígenes – 3. Depués de la Guerra Grande – 4. El fin – 5. Una anécdota

 

 

1. INTRODUCCIÓN

Mi primera consideración debe ser, necesariamente, para valorar la apertura de la Comisión Localde Patrimonio y Sociedad Nativista “Batallas de India Muerta” de Villa Velázquez, Capital Histórica del departamento de Rocha.

De antiguo, la historiografía oficial colocaba a la segunda batalla de India Muerta – a partir de un planteo maniqueo y simplista – en un plano de lucha entre uruguayos y argentinos, desde el cual, exacerbando nuestro nacionalismo, Rivera y los suyos eran los “buenos” y Urquiza y sus huestes los “malos”. Afortunadamente, hoy ese concepto está perimido y prueba de ello es que estamos iniciando esta mañana esta recorrida por los lugares de interés histórico de la región en esta construcción, pulpería que fuera de Bernardino Olid. Un soldado del Partido Blanco, vencedor en India Muerta. Dicho más sencillamente, más paisanamente, un soldado oribista, el último soldado oribista de esta tierra de héroes.

 

2. LOS ORIGENES

 

Bernardino dela Cruz Olidnació en la entonces villa de Rocha en el año de 1814, hijo del inglés William Olley, natural de Sussex que naufragó en las costas de este departamento, y de María Candelaria Velázquez. Su partida de bautismo se encuentra archivada enla Parroquiade Nuestra Señora de los Remedios, nuestra Iglesia Catedral.

Ingresó al Ejército en 1828, en tiempos en que el prestigio militar se conquistaba en la pelea, discerniendo los diferentes grados sobre el terreno de la acción salpicado de sangre.

Se vinculó al liderazgo de Manuel Oribe, combatió el levantamiento de Fructuoso Rivera en 1836 y marchó al exilio en 1838, tras la “resignación” dela Presidenciadela Repúblicapor parte de Oribe.

En territorio argentino, con el grado de Capitán de Caballería, intervino en las campañas militares que llegaron hasta la frontera de Bolivia. De regreso al sur, tomó parte en nuevos combates en la provincia de Entre Ríos.

Participó enla Guerra Grande, entre 1839 y 1851, desde sus inicios y durante el Sitio Grande de Montevideo, de1843 a1851, permaneció a las órdenes del gobierno del Cerrito. Combatió en la segunda batalla de India Muerta, muy cerca de aquí, el 27 de marzo de 1845, con el grado de Teniente Coronel.

Al año siguiente, en 1846, derrotó en San Carlos al colorado Fortunato Silva, lo que aumentó verticalmente su prestigio en la zona Este del país y le dio aristas de caudillo. En ese mismo tiempo fue comandante dela Fortalezade Santa Teresa.

 

3. DESPUES DE LA GUERRA GRANDE

 

Tras el fin dela Guerra Grandecontinuó sirviendo en el Ejército, pero siempre vinculado estrechamente a Manuel Oribe y a las principales figuras del Partido Blanco. Fue luego jefe político de Maldonado, hasta diciembre de 1856, cuando el presidente Gabriel Antonio Pereira lo destituyó por diferencias políticas. Olid había apoyado la candidatura senatorial de Bernardo Prudencio Berro contra el favorito del presidente Pereira, que era Atanasio Aguirre.

Bajo las órdenes de Anacleto Medina combatió en 1858 la sublevación de César Díaz y participó en aquel sangriento episodio de nuestra historia que se conoce como “La Hecatombe de Quinteros”. En esa acción aumentó su prestigio, incluso entre sus adversarios, por la actitud que mantuvo entonces; gracias a sus esfuerzos se salvaron varios jefes revolucionarios, entre los que se contaban José Manuel Pagola y José Cándido Bustamante.

En julio de 1858, ya con el grado de Coronel, asumióla Jefatura Políticade Minas. Apoyó abiertamente la candidatura presidencial de Bernardo Prudencio Berro, quien lo designó comandante militar y jefe dela Guardia Nacionalde Minas, en 1860. Más tarde amplió estas responsabilidades militares como comandante de todas las fuerzas situadas al Este del país y enla Fortalezade Santa Teresa y el Fuerte de San Miguel.

 

4. EL FIN

 

En 1863, iniciada la llamada Cruzada Libertadora de Venancio Flores, luchó en la batalla de Coquimbo, bajo las órdenes de Servando Gómez, e hizo la larga guerra civil, desdichada para su causa. Discrepó con su viejo amigo Berro cuando éste, presuntamente, habló de prorrogar su mandato presidencial; Berro lo destituyó y le ordenó someterse a un Consejo de Guerra. Olid ignoró la orden y continuó combatiendo la sublevación del Partido Colorado.

El 7 de febrero de 1864 atacó con éxito a tropas rebeldes comandadas por Antonio Olivera en el Rincón de los Barrios, en este departamento de Rocha, pero en esa acción recibió una bala que le lesionó la columna vertebral.

Bernardino dela Cruz Olidfalleció tres semanas después, el 28 de febrero de 1864, poco antes de cumplir cincuenta años de edad, en la estancia de un amigo, el Mayor del Ejército brasileño José Rodrigues, entre Chui y Santa Vitoria do Palmar, en territorio norteño.

En aquellos tiempos de perpetuo sobresalto, este hombre superior defendió siempre, por encima de cualquiera otra cuestión, la honradez administrativa y la vigencia de la legalidad.

Por eso digo, creo que con justicia, que fue él el último soldado oribista.

 

5. UNA ANÉCDOTA

 

Vida tan agitada como la suya llevó a que muchas veces la pulpería que aquí existía estuviera bajo la égida de su digna esposa, doña Braulia del Puerto. De la misma estirpe, marido y esposa. Ella supo afrontar mil y una situaciones, en tiempos nada fáciles. Así era, porque así debía ser.

Para comprobarlo me valgo de apuntes de José María Fernández Saldaña, colorado confeso, uno de los responsables de esa “historiografía oficial” citada al principio. El hecho ocurrió en este preciso lugar, hace de esto ciento cuarenta y tres años.

El 17 de junio de 1863, quince días después de la batalla de Coquimbo, Venancio Flores se aparece sorpresivamente en la pulpería que aquí existía.

El Coronel no estaba. Solo doña Braulia, sus hijos y la negra Teresa, sirvienta de la familia.

Flores le encarga a doña Braulia algunas provisiones que miembros de su escolta cargan en una carreta requisada previamente. Ante su enemigo, la dueña de casa es incapaz de avaluar el pedido. Entonces el general Flores le extiende una suerte de recibo, concebido en estos términos: “He recibido de la señora doña Braulia del Puerto de Olid veinte y cinco arrobas de yerba, trece arrobas de tabaco, catorce arrobas diez libras de jamón y un poncho de paño; y no sabiendo la señora los precios de los efectos le he dejado diez onzas de oro. Y para su debida constancia le doy el presente, en India Muerta, a 17 de junio de 1863. Venancio Flores”. Antes de partir, Flores dio su palabra de devolver la carreta lo antes posible, cosa que hizo pocos días después.

Un diario progubernamental de Montevideo, en un suelto del 22 de junio siguiente, publicó que “después del rechazo que por dos veces sufrieron los anarquistas en Rocha, al pasar esas hordas por la casa del coronel (Bernardino) Olid, saquearon ésta, llevándose lo que hallaron”. Enterado de los hechos y de la publicación, ante lo grueso de la mentira, el pundonoroso y caballeresco Olid encomendó a su escribano, don Pedro Díaz, poner las cosas en su lugar “porque no se debía faltar a la verdad, fuese quien fuese el responsable de lo que decía el diario”.

El día, más temprano que tarde, en que Rocha se decida dar a la memoria de sus hijos ilustres el lugar que les corresponde en el sentimiento colectivo; cuando eso ocurra, sin mezquindades, con la pasión que siempre surge de la fuerza de la razón, Bernardino dela Cruz Olidha de ocupar un sitial destacado.

Mientras tanto, caminando tal vez en esa dirección, actos como el de esta mañana son un buen pretexto para comenzar.

 

 

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