Prof. Jesús E. Perdomo

 

 

 Las vacas están de hocico en el agua…

Es día de mucho calor y bajaron a beber del arroyo.

Negrean las vacas, cimarronas y ariscas, resaltando sobre el dorado fulgurante de los medanales que encajonan el arroyo,

fresca cinta líquida viboreante por entre un paisaje sin sombra de árbol…

De golpe, una secreta señal de alerta lo sacude al vacaje, quedan de orejas paradas y todas se dan vuelta, atisbando…

 

SUMARIO: 1. La “Vaquería de la Mar de los Castillos” – 2. Las vaquitas… ¿son ajenas? – 3. “La Cruz y el Lazo” – 4. Los “camiones” de Dios – 5. Las artes de la negociación – 6. ¿Indios vaqueros?

1. LA “VAQUERÍA DE LA MAR DE LOS CASTILLOS”

Allá atrás, sobre el último de los altos médanos, se recorta una hilera de jinetes, una veintena de figuras a caballo, con ponchos claros y, al medio, dos altas figuras de negro: son dos Padres Jesuítas y sus peones, indios Tapes de trece pueblos de las Misiones, que han viajado cientos de leguas, hasta bajar a esta “VAQUERÍA DEL MAR DE LOS CASTILLOS”, en busca de ganado vacuno para arrear al norte y repoblar sus Estancias Misioneras.

Ahora, los dos Curas y sus Tapes han llegado al fondo mismo de esa gran “bolsa” natural – donde hierven los ganados cimarrones-, que comienza en las rinconadas del Cebollatí al norte y se cierra aquí, recostada al “Mar de los Castillos” y la Laguna, conectados ambos por esa barrera de agua, a veces dulce, a veces salobre, que es el Arroyo de Castillos, donde están bebiendo las vacas. Faltan todavía 50 ó 60 años para que ese arroyo sea conocido como “de las Balizas”.

Los dos Jesuitas y sus capataces de confianza han venido hasta el fondo mismo de la “bolsa” de la vaquería, aquí en Balizas, para hacer un reconocimiento de vista y planificar la “recoluta” de ganados que se llevarán después a las Misiones. Pero, esta “recoluta” tendrá que ser gigantesca, nunca vista antes ni en América ni en el mundo…

Se explica. Desde hace 30 ó 40 años, los únicos que conocían esta secreta “mina de ganados”, la Vaqueríade la Marde los Castillos, eran los Padres Jesuitas, incansables exploradores del área rioplatense. Muchos arreos tenían ya hechos para sus Pueblos Misioneros. Sólo ellos conocían y aprovechaban, año a año, esa secreta “mina de vacaje”. Pero, ahora, los portugueses acaban de fundar la “Colonia Do Sacramento”(1680), empezaron a frecuentar estas recónditas costas (en 1703 pasó por aquí Filgueiras) y… descubrieron la secreta “mina”: mala, ¡pésima noticia para los Curas Jesuitas!…

Año del Señor de 1705…Los Padres han decidido realizar una “recoluta” monstruosa, la última y definitiva, en esta “Vaquería de la Mar de los Castillos”, como la llaman en sus documentos.

Con la gigantesca tropa que arrearán masivamente, poblarán las Estancias particulares de cada Pueblo, San Miguel, Yapeyú, etc. Y con el ganado sobrante crearán una Estancia–Vaquería Común, la de “Pinares”, en territorio – ahora – de Brasil.

Para esto han bajado hasta Balizas. Son delegaciones troperas de trece Pueblos de Misiones, unos mil indios tapes en total, al mando de dos curas, que arrancarán su faena “peinando” ganado desde estos campos recostados al Mar y al Arroyo, para después ir subiendo rumbo a las escondidas rinconadas de la “India Muerta” y del “Cebollatí”.

Solamente estos habilidosos Padres Jesuitas pueden planificar semejante colosal tropeada: sólo sus increíbles jinetes Tapes, maestros de los futuros gauchos, pueden conseguir ejecutarla…

¡Y lo hicieron! La suma de ganado que arrearon, da vértigo…¡420 mil cabezas de ganado! De acuerdo a documentos recientemente descubiertos, ¡420.000!… Por 1860, los cow-boys tejanos arreaban, desde Tejas a estados del Oeste Medio, una 300 mil reses por año, lo más cercano que se conoce, en hazañas vaqueras, a la performance jesuítica.

Tal vez si aquellos anónimos vaqueritos Tapes hubieran hablado inglés – y no en guaraní – el mundo literario les habría otorgado la atención – ¡y admiración! – que se merecían…

Cuando se unieron todas las tropas chicas, las de cada Pueblo, en una sola y tomaron hacia el Norte porla Cuchilla Grande – única “carretera” de la época – aquella descomunal culebra en movimiento, movida por millones de pezuñas, debió ser un espectáculo “apavorante”:… ¡Lástima no haber tenido cámaras aéreas de TV para sobrevolar aquella monstruosa mancha oscura en lento pero incesante avance, que iba “negreando” el verde de los aún vírgenes campos orientales!

Y allí, rumbo al Norte Misionero, iban las vacas de Balizas. Nuestros Palmares, ya adultos, las vieron pasar…

Estos balnearios rochenses donde descansamos y estos lugares turísticos que visitamos, alguna vez fueron las Fronteras Sur y Este, marcadas por Mar, Laguna y Arroyo, de una prodigiosa “mina de riqueza viva, arisca y sin dueño, los ganados de la “Vaquería de la Costa de la Mar de los Castillos”…

Alguna vez – 300 años atrás – aquí empezó a formarse una tropa de 420.000 reses, la más grande que conoce la historia mundial… Ningún rochense puede darse el lujo de ignorarlo. ¡Los 302 años de la hazaña sin par merecen ser evocados y celebrados!

Apenas 10 años después de la colosal Tropeada, recaló en la Ensenadade Castillos el médico inglés William Toller. Curioso observador, dibujó la flora y la fauna del lugar. A Toller le impresionó mucho – lo confiesa en su “Diario” – “por su tamaño, bravura y ferocidad”, un toro que mataron los marineros del “Warwick”, su buque.

Identificado en inglés y en francés, de frente y de perfil (como vulgar procesado), ese toro castillense dibujado por Toller, constituye la más antigua constancia iconográfica del ganado uruguayo que se conserva.

 

“La cabeza de un toro” del viajero William Toller

“La cabeza de un toro” del viajero William Toller

 

 

2. LAS VAQUITAS…¿SON AJENAS?

 

¡Mire que eran pícaros estos Curas Jesuitas!… ¡Cómo se las ingeniaron para mantener “tapada” la información sobre aquella colosal tropa de 1705! Ese arreo insólito de 420.000 reses, ese “récord” mundial, esa fenomenal hazaña de manejo ganadero, estuvo oculta, ignorada por completo entre 1705 – cuando ocurrió – y 1966, cuando un Documento se descubrió y se dio – recién – a conocer…

Tal documento, un informe para manejo rigurosamente interno de los mandos de la Compañíade Jesús, se titula “DIARIO DE VIAJE A LAS VAQUERÍAS DEL MAR”. Lo escribió el Hermano Silvestre González quien, junto con el Padre José María Pompeyo, fueron los brillantes conductores de la fenomenal tropeada más de 300 años atrás.

En la primavera de 1705, once pueblos, de los quince que conformaban las Misiones del Uruguay, penetraron en la desierta Banda Oriental para realizar el arreo definitivo de vacas cimarronas, con cría al pie, hacia sus Estancias del Norte.

Cada Pueblo Misionero retornó a sus Potreros de invernada con una tropa de treinta mil vacas. Tres de esos pueblos – Yapeyú, La Cruzy Concepción – fueron autorizados a llevarse dos tropas cada uno. Sacando las cuentas – 14 Tropas de a 30 mil – da la escalofriante cifra de 420.000 vacunos, marchando desde la “Vaquería de las Costas de la Mar de los Castillos” hasta territorio Misionero, más allá del Río Ibicuy, unas 200 leguas – mil kilómetros! – al Norte… Pavadita de viaje el de los dos Curas y sus Tapes!

¿Cuánto personal de vaqueros indios se precisó? “Cada Tropa de Yapeyú – dice el Diario – tenía 70 peones y unos 1.000 Caballos, aparte de las mulas de carga…” Entonces, 70 peones tapes lidiaban con 30.000 vacunos chúcaros. Y los dominaban. ¡Eso sí que era “manejo” ganadero!

Esta colosal extracción de 420.000 reses fue la mayor, pero, no se crea que fue la única. Con seguridad documental, sabemos que, a partir de 1790, se hacía por lo menos una tropeada por año, que nunca bajaba de 20 mil a 30 mil vacunos.

Escuchemos lo que dice Orestes Araújo en su “Historia Compendiada de la Civilización Uruguaya”: “Sólo de la región de CASTILLOS, de una sola vez, se sacaron con destino a los establecimientos jesuíticos 80.000 cabezas de ganado vacuno, sin contar otros muchos “aportes “ que se habían hecho antes…”

Conste que, cuando O. Araújo publicara su libro, en 1907, ignoraba por completo la información – oculta todavía – sobre el arreo gigante de 1705… Sí 80.000 lo asombraban. ¿Qué hubiera dicho frente a 420.000?

Ahora bien, ¿qué territorio ocupaba la “VAQUERÍA DEL MAR”? Todo el Este de Maldonado, el Sur de Treinta y Tres y – sobre todo – el territorio íntegro del actual departamento de Rocha, con dos “focos” marcados: la rinconada del CEBOLLATÍ y las serranías y costas de CASTILLOS… “El núcleo ganadero de la gran Vaquería de Castillos”, dice Fernando Assunçao, aplicado estudioso del tema.

“Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas!”, se lamentaba don Atahualpa Yupanqui… Entonces, estas vacas que – por cientos de miles – sacaban los padres Jesuitas de esta Vaquería del Mar ¿no constituían una apropiación de bienes ajenos, no configuraban delito de hurto masivo?

De ninguna manera. Según ellos, esos Ganados eran la cría de las ganaderías que habían tenido los Jesuitas en los antiguos – los primeros – Pueblos de las Misiones.

Cuando, por 1630, los temidos “Mamelucos”, crueles aventureros paulistas, atacaron y saquearon esos Pueblos, llevándose cautiva a su indiada pobladora (para esclavos de los cafetales), las vacas de los potreros quedaron abandonadas y – poco a poco – fueron “BAJANDO A LA MAR”, Cuchilla Grande hacia el Sur, hasta llegar a los sabrosos pastos de esta “Vaquería de la Mar”.

Crías de esas vacas “que viajaron (sic) ala Mar”, eran las vacas que – ahora – venían a llevarse. No. Las vaquitas no eran ajenas…! Y a los buenos Padres, en asunto de “alegaciones”, no les ganaba nadie… “Son nuestras y venimos a llevarlas de vuelta a casa!” …

Ya lo conocemos al inglés W. Toller, quien arribó a Castillos apenas diez años después de la tropeada gigante. Estéticamente sus dibujos no son gran cosa, pero como documentos resultan invalorables, como su croquis donde muestra a sus marineros arcabuceando un grande y bravo toro.

Al fondo, lucen las PALMERAS DE CASTILLOS en el más antiguo dibujo de nuestro Palmar que se conoce. Estremece pensar que son las mismas palmeras adultas que hoy vemos, es decir, con mucho más de 300 años de existencia…

 

Cacería de vacunos en los palmares según William Toller

Cacería de vacunos en los palmares según William Toller

Ahora bien, este trasiego de vacas, de “la Costa del Mar de los Castillos” a Misiones, no importa sólo por los fabulosos volúmenes transferidos. Importa más por los resultados que produjo. Incidieron en el esplendor de toda una civilización…

 

3. “LA CRUZ Y EL LAZO

 

¡La Orquestaestá sonando hermosa! Cantan los violines y las arpas, el órgano pone sus bajos profundos, flautas y trompetas vuelan airosas por lo alto… Y, cuando entra el Coro, voces frescas y jóvenes lo envuelven al oyente transportándolo más allá de las nubes …

Estamos disfrutando un exquisito concierto del 1700. Lo único extraño es que no nos rodea una ciudad de Europa, sino la más espesa selva del Río Paraná. Estamos en algún Pueblo de las Misiones, en San Miguel tal vez, donde Haydn y Mozart son artículo habitual de consumo…

Los expertos músicos que tocan no son rubios de ojos azules. Son cobrizos, de oscuros ojos y pelo muy lacio. Son indios guaraníes… Un viajero europeo que los escuchó tocar y cantar, opinó: “¡No tienen nada que envidiarle a Viena!”… Vale recordar quela Viena de esa época tenía a un Haydn, un Mozart  y a otros “monstruos” similares.

Estos Guaraníes no sólo tocan y cantan. Los instrumentos los fabrican los mismos indios en sus Talleres de Violería. Hasta se dice que algunas piezas, creadas por los grandes genios, fueron estrenadas primero en las Misiones, antes que en Viena, Roma o Venecia…

Cerca del Taller de Violería está el Taller de Imprenta, donde arman e imprimen libros que no se diferencian en nada de los impresos en Europa. Demás está decir que las prensas, los tipos y las tintas las fabrican ellos mismos…

Más allá está el Taller de Carpintería, un término demasiado modesto, porque allí, además de puertas y muebles, se tallan barrocos ornamentos para los portales de las Iglesias, así como imágenes de Santos, con una perfección que pasma al observador atento. Todos, artistas indios guaraníes.

Más allá estála Hilandería, con los tejidos, telares y tinturas. Enfrente se siente el fragor del Taller de Herrería, también calificativo modesto, porque allí – aparte de exquisitas rejas de arado y balconadas de hierro – se funden campanas y otros objetos de bronce. Y de plata. Y también de oro…

Al lado relucen los fuegos de los Hornos de Cerámica, donde se moldean y cuecen todos los enseres de vajilla para el uso doméstico de los pueblos, así como jarrones y adornos para los Templos de soberbia arquitectura.

¿Recuerda el lector aquellos primeros Pueblos que, por 1630, fueron atacados por los bandidos Bandeirantes o Mamelucos?

Para evitar ulteriores agresiones, las Misiones lograron permiso del Rey para armarse. En consecuencia, tienen sus Talleres de Armería donde funden y fabrican sus espadas, sus lanzas y hasta sus arcabuces…

Lo único que aquí está “terminantemente prohibido” es…¡aburrirse! Los indios se levantan al salir el sol y asisten a Misa. Luego de manera ordenada, al son alegre de instrumentos musicales, cada grupo se dirige a su lugar de trabajo: los artesanos a sus Talleres, los chacreros a sus Quintas, los ganaderos a sus Corrales… Todos satisfechos y contentos.

¿Cuál es el secreto de tan satisfecha “contentura”? Muy simple: todos los indios de los Pueblos de Misiones llevan la “barriga llena”! Nadie pasa hambre aquí. Todos están bien alimentados… Seguramente estos indios están infinitamente mejor alimentados que esos Señores  y Burgueses que dominan la sociedad europea…

Según un informe del Padre Cardiel, cada indio adulto dispone de 1 kilo de carne vacuna diario y ½ kilo los menores… Amén de verduras, frutas, maíz, porotos. El indio no come oveja, pero sí aves y algo de cerdo… ¡Pancita llena y corazón alegre!

Sí, es variada la dieta misionera, pero, es la carne vacuna, lujuriosamente abundante, la que “sujeta” al indio ala Misióny lo mantiene contento y laborioso.

Ahora bien, todo ese fenomenal volumen de carne vacuna – necesario para alimentar a los 150 mil habitantes de los Pueblos – acarreando sobre transporte de 4 patas con pezuña, de algún lado tiene que venir…!

Viene, claro que viene… Alguien que sabe, nos dice de donde viene… “La extracción masiva de ganados cimarrones de la VAQUERÍA  DEL MAR, para poblar sus estancias, permitió que los Pueblos de las Misiones – hasta entonces desarrollándose lenta y dificultosamente – pudieran elevar rápidamente su nivel de vida y emprender conquistas más avanzadas, en lo económico, social y espiritual…”

Ese famoso “excedente” alimentario, decisivo para el “salto adelante” de cualquier civilización en cualquier momento dela Historia.

“Esos ganados – continúa el autor – proveían alimentos, sebo, cueros, bueyes, transporte… quedando disponible un considerable excedente de fuerza de trabajo y tiempo para volcarlos en aquellos fabulosos templos y obras de arte que – incluso a través de sus ruinas – hoy nos asombran y admiran…”

¿Quién hace estas afirmaciones? El estudioso más completo, en Uruguay, del tema “ganadería misionera”, el Ing. Agr. Esteban Campal en su obra fundamental “La Cruz y el Lazo”.

 

 

Como lo oye. Las VACAS DE ROCHA, las vacas de la “Costa de la Mar de los Castillos”, extraídas masivamente y tropeadas a las Estancias de los Padres Jesuitas, construyeron la prosperidad y el esplendor de la más brillante experiencia – en toda América – de manejo de Comunidades autóctonas por parte de personal europeo: las Misiones… ¿Cómo no sentir – los lugareños de acá – algún “orgullito”?…

“La Cruz y el Lazo”… ¡“Quietos” para el eran estos indios! Un esquemático boceto, acompañando un informe del Padre Florian Paucke a sus superiores, nos muestra las variadas formas de destreza que exhibía el Indio Misionero al lanzar el lazo campero…

 

4. LOS “CAMIONES” DE DIOS

 

Andaba un día de recorrida, por los Pueblos que gobernaba – año de 1749 – el Capitán don Bruno Zavala, hijo del Fundador de Montevideo y Gobernador de las Misiones, cuando se topó con algo que casi lo voltea del caballo al suelo…

Sentado al lado de la puerta dela Iglesia, un viejo indio Guenoa lo saludó al Señor Gobernador. Eso no fue nada. El Indio Guenoa (o Minuán) lo saludó al Señor Gobernador.. ¡en FRANCÉS!

Repuesto del inicial julepe, don Bruno “rebobinó” hasta encontrarle explicación al asombroso hecho: aquel viejo Guenoa era de los que – treinta años atrás – habían estado en relación “comercial” con los franceses de Moreau, en el negocio clandestino de los cueros, enla Ensenadade CASTILLOS.

No sólo hubo relación “comercial” – cueros por cuchillos, bebidas, tabaco, bayeta y sombreros – entre franceses e indios, hubo también intercambios culturales: los Guenoas aprendieron francés y varios franceses se quedaron a vivir aquí, ¡contentísimos de poder “vivir a los indio!”

Tenemos una arraigada idea de que, entre Minuanes o guenoas y blancos, hubo un continuo, absoluto y radical enfrentamiento de sangre corriendo.

Error. Los dos sectores “convivieron”, no con desbordante simpatía mutua, es cierto, pero bien se puede decir que – en tiempos coloniales – los momentos de combates fueron la excepción y no la regla, en esta relación del Blanco conla Gran NaciónCharrúa, de la que formaron parte Guenoas y Minuanes.

Venimos ocupándonos de la GRAN TROPEADA– la mayor en la Historia– con 420.000 reses arreadas, en “un saque”, desde  las “Costas de la Mar de los Castillos” hasta las Estancias de las Misiones, hazaña cumplida hace 302 años justos, enla Primavera del 1705…

Y bien. La movilización del personal requerido, 1.000 indios Vaqueros más de 100 Peones, requirió un convoy de “camiones” al tono para transportar las vituallas necesarias al viaje. Esteban Campal lo calculó: 11 tropillas de – a lo menos – 30 mulas cargueras cada tropilla, cargando 7 arrobas (85 kilos) cada mula (¡los “camiones”!), llegando la carga total a más de 30 TONELADAS…

500 Mulas cargueras (los “camiones de Dios”) transportaron las 30 toneladas de vituallas desde Misiones hasta nuestras costas, recorriendo  unas 500 Leguas, ¡2.500 kilómetros en total!…

Sólo los Padres Jesuitas eran capaces de planificar, implementar y ejecutar, sin fallas, semejante hazaña de “logística”.

¿En qué consistían esos 30 mil kilos de carga transportada por los “camiones” de cuatro patas de los Tapes?… Eran cargas de yerba, tabaco y ponchos “Vichará”. Como se ve, la mayoría de la vitualla era “para los vicios”: la codiciada y fina Yerba Caa–Miní que sólo se elaboraba en Misiones y el infaltable Tabaco, seguramente “en rollo”, pa’ mascar… Los Ponchos Vichará venían a ser – por entonces – como el vaquero–jean de hoy, la prenda “que hay que tener”. Se hilaban con blanca lana de las ovejitas misioneras.

Dos religiosos comandaronla Gran Tropeadaala Vaqueríadel Mar en 1705: el Hermano SILVESTRE GONZALEZ y el Padre JUAN Mª. POMPEYO. El primero tenía a su cargo supervisar todo lo relativo al “reajuste” del ganado necesario para armar la descomunal Tropa.

 

 

Ruta seguida por los jesuitas en su tropeada desdela Vaqueríadel Mar en Rocha

Ruta seguida por los jesuitas en su tropeada desdela Vaqueríadel Mar en Rocha

 

Sobre el Padre Pompeyo recaía la tarea más delicada de todas: era el responsable de las 30 Toneladas de carga, una carga muy “codiciada” por la indiada tropera… Claro, yerba, tabaco y vichará eran los artículos “legales” declarados por el P. Pompeyo en su “guía aduanera jesuítica”…

Pero, con absoluta seguridad podemos afirmar que el “buen padre” también traía – bien disimulada, desde luego – una pesada carga de fuerte “chicha de maíz”, áspera ginebra, de la “cabezona” y hasta (¡Viva Jesús, muera el pecado!) “caña brava”, la caña “puta–parió”, que se conseguía en intercambio con los buenos “irmâos” portugueses del Brasil…

Si descontamos que la dieta alimenticia del indio Tape era 95% carne vacuna, a la que – por estos campos dela Vaquería– encontraría más abundante y barata que el “asado del Pepe”, bien podemos preguntarnos…

¿Para qué traía el “buen padre” Pompeyo semejante cargamento, tanto del “declarado”, como del “non sancto”?… ¿Para qué esas 30 toneladas? ¿Para qué?

Como “racional” y buen Jesuíta, no lo traía porque sí, lo traía con un objetivo muy preciso y hasta imprescindible. Ese cargamento podía ser el factor decisivo en el éxito o el fracaso del gigantesco operativo ganadero de 1705.

 

5. LAS ARTES DE LA NEGOCIACIÓN

 

Veamos el contexto histórico…

Picando el 1700, las relaciones entre Guenoas y Tapes Cristianos se pusieron muy tensas. ¿Motivo? Los ganados de nuestra Banda Oriental… Las incursiones de los Pueblos Misioneros, en especial del Yapeyú, llevándose los Ganados, provocaban malestar entre los Guenoas, que se consideraban señores de los mismos.

Finalizando 1701, una confederación de Charrúas, Yaros, Minuanes y Guenoas atacan e incendian el Pueblo de Yapeyú, espantando y dispersando el ganado de sus Estancias.

La represalia no demora. Año 1702, tropas españolas reforzadas con 2.000 Tapes misioneros persiguen y derrotan a los indios bravos en las Puntas del Yí. Hay constancias de que esa “Matanza del Yí” (una especie de Salsipuedes colonial) se grabó hondo en las memorias de Minuanes y Guenoas.

Apenas 3 años luego de los terribles hechos, aventurarse los Curas y sus Tapes hasta lo más profundo del mundo Guenoa (recordemos la toldería Guenoa en Balizas, donde, pocos años después, aprenderían Francés), transitando – de ida y de vuelta – la “carretera” Guenoa dela Cuchilla Grande, con sus lugares rituales, como el cerro Aceguá – “ templo de graduación” para los hechiceros Guenoas -, aventurarse los curas y sus tapes por semejante mundo y  – ¡encima para extraer una colosal tropa de ganado …! ¡ era algo absurdo, que estaba mucho mas allá del suicidio!

No seria “suicidio”, siempre y cuando los curas “guardaran en la manga” algún eficaz elemento para negociación…

Lo tenían…. las treinta toneladas de carga que custodiaba el P. Pompeyo. Por algo, él llega a estas tierras esteñas con sus mulas cargueras, un mes largo “antes” que el hermano Silvestre y sus “comparsas” de mil indios vaqueros.

Observemos las “graduación” de ambos religiosos: Silvestre, el jefe de los vaqueros, es apenas un hermano lego. En cambio, Pompeyo es cura, sacerdote “con toda la barba”, rango superior ¿al cargo de unas mulas con vituallas ?…

Claro, el P. Pompeyo deberá llevar todo el delicado peso de la negociación con los “dueños de casa”, unos dueños de casa ariscos y retobados (con razón) y con toda “la sangre en el ojo”…

“Había que proteger a los vaqueros tapes – dice Campal –  de la posible venganza de los infieles, pero aunque se deduce del Diario que el P. Pompeyo  y el Hno. Silvestre portaban armas, no se trataba, en 1705, de hacerle la guerra a los Guenoas, sino de conquistar la buena voluntad de éstos para que permitieran los arreos. Dos “lenguaraces” Guenoas-cristianos  llevaba el Hno. Silvestre, pero mucho mas eficaces que éstos – el Diario los muestra muy miedosos y siempre tomando mate y mascando tabaco -, para el trato amistoso con los Guenoas infieles, deben haber sido las cargas de yerba, tabaco y ponchos y quizás también algunos botijos de “chicha de maíz” que, disimuladamente, habrán puesto entre los fardos de tabaco los Curas de los respectivos Pueblos.”

“A los indios cristianos les estaba totalmente prohibido el alcohol, pero no era una ofensa a Dios facilitárselo a los infieles, si con ello se evitaba la violencia…. ¡y se conseguían las vacas!”.

“A.M.D.G” era la consigna jesuita, “Ad Maiorem Dei Gloriam”

¡Vaya si le dieron “Mayor Gloria a Dios” aquellos dos hábiles Jesuítas que – sin la menor violencia – lograron llevarse de territorio Guenoa la friolera de 420.000 vaquitas!

Pudorosamente, el redactor del “Diario” omite contar como fue la “negociación” con los Guenoas. Es indudable que la hubo y es indudable que la yerba, tabaco, ponchos “y otros trastecillos” – como reconoce el Diario – hicieron su eficaz tarea, “aceitando” rencores por viejos agravios y granjeando buenas voluntades… ¡Todo “A.M.D.G.”!

 

6. ¿INDIOS VAQUEROS?  

 

¿Tenían derecho los Guenoas a considerarse “señores” de los ganados dela Vaquería? Muy oportuna pregunta, en verdad…

¿Recuerda el lector aquellas “vacas abandonadas” cuando las incursiones Bandeirantes a los primeros Pueblos de la Misiones Orientales? ¿Aquellas vacas “que viajaron a la Mar”, como explicaban los Padres, formando el núcleo fundador de la futura Vaquería del Mar?

A medida que se estudia el fenómeno, los investigadores se convencen de que el fabuloso – ¡millonario! – “multiplico” de ganados no se explica sin una “mano” activa de los grupos Guenoas que poblaban la zona.

El estudioso Fernando Assunçao así razona… “Los Minuán–Guenoas fueron los baqueanos de los primeros faeneros y vaqueros en nuestro territorio no sólo por su conocimiento de la tierra, sino por el conocimiento del ganado y sus costumbres, lugares de invernada, etc.”

            “Más de una vez hemos levantado nuestra voz para denunciar patrioterismos trasnochados que, en todo cuanto pueda ser – o parecer – autóctono o tradicional en nuestra tierra, creen ver esa legendaria y normalmente falsa herencia Charrúa, pero lo notable es que, hasta ahora – que sepamos – no se haya intentando esta sí merecida reivindicación para nuestros primitivos habitantes como factores de introducción y – especialmente – de dispersión de los ganados en el que hoy es nuestro Territorio…”

Como se ve, ese “pasamanos” de ganados, desde Pueblos Misioneros de la región Guenoa, primero y de la región Guenoa hacia Pueblos Misioneros más tarde, todo era un nobilísimo “negocio” entre “señores”  con legítimos derechos…

Se le han propinado critícas – algunas fundadas – a la sin par experiencia jesuítico–misionera, pero hay que “sacarles el sombrero” a aquellos curas, muchos de ellos representación de la intelectualidad más brillante – originaria de Alemania, España, Italia, Portugal, Francia – de la época.

Decir que los indios “adoraban” a los Padres, es reconocer un hecho ampliamente documentado. También es verdad que a los buenos Padres, a veces, se les iba la mano, como lo atestigua ese boceto de Florian Paucke, donde vemos a dos religiosos – ¿Pompeyo y Silvestre? – cruzando un Río…

Es un “abuso” a los pobres indios… Que se precisen cuatro peones para transportar a un “padrecito”, ¡como que resulta demasiado!

¿Acaso afectará sus “sagrados votos” si el Cura se mojaba y nadaba como “cualquier hijo de vecino”?

Dejando ironías a un lado, retengamos ese hecho sin parangón dela TROPEADA GIGANTE, realizada más de 300 años atrás, conformada en territorio ROCHENSE, empezando desde la “Costa dela Marde los Castillos”

Aquilatemos el orgullo de sentirnos factor decisivo – a través de las vacas de nuestras praderas – para nutrir la experiencia socio-cultural más exitosa emprendida por europeos en tierras de América.

Culminó enla Primaverade 1.705…

 

 

 

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