Lucio Ferreira
SUMARIO: 1. Evocación – 2. Los estafeteros de mi tierra – 3. 18 de Julio: el Correo y sus jefes – 4. El Correo en Chuy – 5. El Correo en “Gervasio” y Santa Teresa – 6. Una anécdota: Miguel Gutiérrez, entre el deber y el ideal.

 

1. Evocación

 

Derrotado Artigas y ya sin recursos que permitieran continuar la lucha, decidió retirarse y solicitar asilo al gobierno de Paraguay. Llegado a orillas del Río Paraná con una escolta de 200 hombres, cruzó para siempre el río por el Paso de la Candelaria. Su último acto como Jefe de los Orientales, consistió en enviar a Francisco de los Santos, un indio guaraní que era soldado artiguista, a la Isla de las Cobras en Río de Janeiro, con la finalidad de llevar a sus compañeros presos, los 4.000 patacones que le quedaban. Desde aquel punto partió Francisco de los Santos rumbo a la bahía de Río de Janeiro, el 23 de setiembre de 1820. Y llegó a destino aunque la historia no registre su itinerario.

Francisco era un rochense y fue nuestro primer correo o chasque y pasó con su hazaña a la inmortalidad, yendo “trote y trote a la eternidad”, como dice la canción

Eso fue el principio. Luego fueron las diligencias. Ya no se oye en el aire el fino chasquear del látigo del mayoral y el cuarteador ahuyentando el cansancio de los pertigueros. ¿Cuántos mensajes de amor y penas cargaste en tu seno?, portador también de esperanzas o de lágrimas. Cartas que a pesar de tiempo, dificultades y distancias, siempre llegaron a la mano tendida y ansiosa que la esperaba. Cumpliste una etapa de progreso y desarrollo; la tuya, la que te tocó vivir, quizás como algo impuesto por el destino mismo de la humanidad, con sacrificio y la responsabilidad de los hombres de tu tiempo. Centauros del pasado, héroes de la historia que no vimos; hombres y bestias juntos que dieron un esfuerzo para llegar a un futuro que tampoco vieron. Como ciudadano de ese futuro les rindo homenaje y agradezco el sacrificio invalorable aportado para el desarrollo del Correo Nacional y las comunicaciones en este país.

Foto: Parado en el sulky Don José Gatti (padre) quién gestionó la instalación el Correo y la Junta Local para el pueblo 18 de Julio.

Foto: Parado en el sulky Don José Gatti (padre) quién gestionó la instalación el Correo y la Junta Local para el pueblo 18 de Julio.

Yo no sentí la alegría de una llegada ni tampoco vi el agitar de pañuelos en una despedida. Mi tiempo fue otro en el devenir de etapas de desarrollo. El progreso, fruto de aquel sacrificio incruento que quizás aún no hayamos valorado en su justa dimensión, nos ha llenado – tecnología mediante – de los elementos más increíbles de bienestar de los cuales aquellos jamás fueron capaces de imaginar, dejando escondidas en las páginas de la historia pasada, y como un privilegio suyo, el sacrificio, cambiado y legado para las generaciones posteriores, en una comodidad ya rayana con la haraganería y el ocio.

Ya había cesado el traqueteo en la huella de los bujes engrasados de las diligencias cuando empezamos a transitar los mismos caminos que aquellas. Fue allá por 1936, siendo muy jóven todavía, cuando ellas, cargadas de un pasado pleno de historias y leyendas cruzaron la frontera del olvido para no volver.

Poco a poco y aún sin carreteras, el progreso nos trajo el automóvil y aquellos pequeños ómnibus que aún recordamos, en esta zona de Chuy y en el departamento de Rocha, cuyos itinerarios, en muchos casos, fue el mismo recorrido por las diligencias desde Rocha hasta Santa Vitória do Palmar; previo pasaje, claro está, por Castillos, La Angostura y Santa Teresa, con entrada a la Fortaleza y a una de las zonas mas temidas por los mayorales y, aún algunos años más tarde, por los conductores de aquellos primeros ómnibus que se atrevieron a desafiar las peripecias de los caminos de aquellos tiempos por estos pagos nuestros.

Hicieron lo mismo pero sin gritos y sin látigo. Cambiaron la sangre por la gasolina y el látigo por el acelerador. El Correo siguió igual que antes cumpliendo con la noble misión epistolar uniendo a los hombres y los pueblos. En 1940 pisé un estribo que ya no era el de una diligencia. Los tiempos eran otros y algunos cocheros eran los mismos, solo que ahora en una nueva etapa de viejos caminos: Manuel Mazul, Luciano Silva, Mario Cola resistían en vano todavía el avance pujante del Progreso llevando a cuestas el viejo saco del Correo, obeso portador de diarios y revistas, cartas y secretos.

El Pueblo 18 de Julio fue fundado en 1903. Obra fundacional de Doña María Francisca da Costa de Techera, a quien dicha comunidad le debe todavía el reconocimiento que el hecho merece por su trascendencia y la visión de futuro que la animó para llevar a cabo su propósito al comienzo del pasado Siglo XX; cuando las cosas eran tan diferentes a la óptica actual con que las valoramos hoy en medio de la realidad que nos toca vivir. Por voluntad de sus pobladores fue reconocido como tal por el gobierno en la época. Eso fue el 9 de julio de 1909.

A partir de esa fecha dicha comunidad liderada por Don José Gatti y Don Segundo Bustamante, ambos comerciantes, comenzaron a gestionar la instalación de oficinas públicas para una mejor organización y administración que facilitara el acercamiento del estado con la flamante población, y ésta recibiera los servicios inherentes a su categoría. A pesar del tiempo transcurrido – burocracia mediante – llegó como feliz embajadora del Progreso, la sucursal del Correo a 18 de julio en 1917.

Llegó con la “ropa puesta” y a falta de local dentro de la planta urbana, se instaló en el entorno del pueblo, en la casona de Don José Gatti a las afueras de la naciente población. Gatti, estamos seguros, gestionó en base a sus relaciones políticas la llegada del servicio a la zona de San Miguel. María Gatti Dinegri, hija de Don José, resultó ser la primer Jefe de esta Oficina y lo fue por muchos años hasta su fallecimiento, ocurrido en la ciudad de Montevideo. Fue catalogada por muchos vecinos como una funcionaria ejemplar por su celo funcional.

También fue un importante avance comunicacional la creación de la oficina del Telégrafo, instalada en 1944. Ésta última tenía como mensajero al Sr. Agosto Echeto.

Srta. María Gatti Dinegri. 1ª Jefe de Correos y Telégrafo  para el pueblo 18 de Julio

Srta. María Gatti Dinegri.
1ª Jefe de Correos y Telégrafo
para el pueblo 18 de Julio

Al Correo llegaban los vecinos de toda la amplia zona rural de influencia de 18 de Julio a entregar y también a retirar correspondencia a su nombre o de vecinos de campaña, además de encomiendas de diversos artículos procedentes de casas comerciales de la capital, principalmente de las afamadas London-París e Introzzi; algo que se hizo muy popular a mediados del siglo pasado y que el Correo, a pesar de las dificultades de la época cumplió con eficacia y responsabilidad, acercando a todo el país  productos que las casas de comercio en el interior no tenían. Así llegaban telas, zapatos, ropa femenina y masculina, equipos deportivos, útiles escolares y los más diversos artículos para el hogar, como también muebles de poco volumen. Tanto las tiendas London-París como Introzzi enviaban a sus clientes catálogos dos veces por año en los que mostraban todos los artículos que se producían en sus talleres o importaban, recibiendo por carta o en sus notas previamente confeccionadas los pedidos de sus clientes, cuyo pago era efectuado contra reembolso en el mismo Correo.

Es justo decir entonces, que el Correo jugó en aquellos lejanos tiempos, desde comienzos del pasado siglo XX, un rol muy importante para la gente del interior de nuestro país, que solo decayó cuando – carreteras mediante – llegaron las empresas de transporte colectivo: CROMO y COPE en primera instancia y más tarde la Empresa O. N. D. A. hasta Chuy y 18 de julio, una vez construidos los puentes sobre el arroyo San Miguel y “Los Borrachos” en 1945. La Empresa CROMO fue la primera que llegó a Chuy y 18 de Julio en 1945.

La Empresa O.N.D.A. llegó en 1946, cuando ya habían iniciado sus servicios las dos primeras y que fueran absorbidas posteriormente por esta última, cuyo cese de actividades ocurrió en 1991, subsistiendo como restos del naufragio la empresa C.O.T.E.C., una cooperativa constituida por obreros y empleados de la empresa cerrada. Fue primera empleada de la Agencia de O.N.D.A. establecida la Sra. Celeste García de Echart, posteriormente el Sr. Segundo Ferreira y finalmente la Srta. Leida Beorlegui, hasta la desaparición de dicha empresa.

Centella de Plata de Onda, los primeros que llegaron a 18 de Julio

Centella de Plata de Onda, los primeros que llegaron a 18 de Julio

Es de destacar que el correo que llegaba a Pueblo 18 de Julio cada tres días en sulky o a caballo hasta 1945, comenzó a ser diario, traído por las empresas mencionadas que tenían frecuencias todos los días hasta la localidad, que era punto terminal de sus itinerarios. Estas empresas desde sus inicios no solo ofrecieron transportes de pasajeros, sino también servicios postales y de encomiendas, que si bien eran más caros resultaban más rápidos.

Debido a la nueva situación creada con este nuevo servicio, el Correo comenzó a languidecer en su clásica actividad en Pueblo 18 de Julio – al igual que en todo el país -en fecha que si bien no podemos precisar, culminó con el cese de sus servicios en la localidad definitivamente en la década de 1960; perdiéndose así para 18 de Julio con el transcurrir del tiempo la totalidad de los servicios postales, teniendo la población que trasladarse a Chuy para utilizar en esa localidad los mismos servicios que había perdido en la suya por causas económicas.

Tanto las diligencias como los pequeños ómnibus que las sucedieron por algún tiempo dejaban correspondencia de paso en “Gervasio” (lo que más tarde sería Balneario La Coronilla), en el comercio de Don Leopoldo Fernández Tuñon. Allí funcionaba la Agencia M-9 que servía a una campaña muy poblada que carecía de este servicio, hecho que nosotros conocimos personalmente allá por 1940. En Chuy, tanto las diligencias como los ómnibus pasaban por la puerta de la Agencia de Correos en su trayecto a Santa Vitória, ciudad esta que se hallaba por entonces aislada del resto del Brasil por los bañados del Taim y tenía por ello, necesaria e históricamente, mejor salida y relacionamiento con las poblaciones uruguayas a fin de servirse de múltiples servicios; entre otros de asistencia médica.

Por supuesto que el Correo no era el único medio de comunicación, aunque sí el más antiguo. Pero aún recordamos en nuestra infancia, y como medida de comparación, el teléfono de la Comisaría de la 9a Sección Policial del Pueblo 18 de Julio, el único existente entonces, que funcionaba a pila de magneto y por tanto a manija, con grandes problemas en las líneas telefónicas, pero que prestó incluso servicios sociales en situaciones de emergencia. La Administración de Usinas y Trasmisiones Eléctricas, – U. T. E. – inauguró el servicio de luz eléctrica en Chuy, 18 de Julio y el Parador Pulpería San Miguel el 11 de octubre de 1947. Y fue al año siguiente, en 1948, que se inauguró la oficina telefónica en el pueblo 18 de Julio teniendo como funcionaria a Celeste García de Echart; la cual fue sustituida por Doña Micaela Suárez de Faget y más tarde por Rosa Fernández de Jiménez hasta el cierre de la oficina. Allá por la década de 1940, como pionero particular instaló Oscar Díaz sendos teléfonos, iguales al de la comisaría, desde su casa en el pueblo “18 de julio” y su establecimiento en sierras de San Miguel.

 

 

2. Los estafeteros de mi tierra

 

 

De acuerdo al trayecto mencionado anteriormente, en principio a 18 de Julio no llegaban diligencias ni tampoco los pequeños ómnibus que las sustituyeron.

Había que trasladar desde Chuy la correspondencia en sulky o a caballo. El primer estafetero que registra esta historia fue Don Juan Esteban Plá. Lo sustituyó más tarde Donatilde Martínez, a quien conocimos cumpliendo dicha función, trasladando el envío postal en un sulky de su propiedad. Una vez jubilado – lo habíamos conocido allá por 1930 -; lo sustituyó su hijo Evaristo, a quien se le conocía como “El Correíto”; haciendo en idéntico sulky el mismo trayecto de 18 de Julio-Chuy y viceversa, que había hecho en el pasado su padre. Tal función la cumplió con la igual responsabilidad, compenetrado de su misión epistolar.

La llegada de las empresas de transporte ya mencionadas, modificaron el antiguo sistema postal. La tracción mecánica sustituyó la de sangre y el caballo fue una vez más empujado tierra adentro, allí donde los medios modernos del progreso tenían vedada su entrada. No por ello “El Correíto” se arredró y apeló una vez más a su sulky y su caballo. Así llegó hasta el pueblo de San Luis al Medio, para llevar cada tres días la valija postal hasta aquella localidad cruzando bañados, arroyos y palmares para cumplir su sagrada misión con las lluvias del invierno y el calor de los veranos.

Saco de dura lona, con presilla y candado, que cobijó como un niño bajo su poncho “Patria” en los inviernos, lleno de secretos que siempre ignoró. Los recuerdos vienen en tropel, “Correíto”; ¡cuántos viajes juntos realizamos por el viejo camino al Chuy de tierra y pasto por esta frontera del Norte rochense!

Igual que su padre se jubiló un día, y otro día también abandonó su pueblo natal. Nunca supimos porqué. Se fue a la ciudad de Lascano donde falleció cuando ya contaba con 80 años. La historia de Villa 18 de Julio con justicia registra su nombre al igual que nuestra memoria. Fue durante algún tiempo jugador de “Las Piedras F.C.”, el equipo del pueblo. Lo recordamos jugando de zaguero izquierdo y le habíamos apodado “Cabrerita”; por su parecido físico con Juan Ramón Cabrera, el zaguero del Club Nacional de Fútbol montevideano.

Fue Evaristo Martínez el último en entregar la posta de un Correo heroico que se llevó el progreso, pero que cumplió con una misión propia de su tiempo, la de acercar a los hombres y los pueblos.

 

 

3. 18 de Julio: el Correo y sus jefes

 

 

Wilson Romero  Bustamante. El último encargado del Correo en Villa  18 de Julio

Wilson Romero Bustamante.
El último encargado del Correo en Villa 18 de Julio

Fallecida la Srta. María Gatti Dinegri fue designado como jefe de la sucursal de Correos de este pueblo – con local ya dentro de la planta urbana, y en la propia casa del nuevo jefe – el Sr. Walter Pereira Abreu; y como mensajero el Sr. Wilson Romero Bustamante; quien actuó como encargado de ella hasta su cierre definitivo, conjuntamente con la Oficina de Telégrafos, en la cual había actuado como mensajero de esta última el Sr.  Marcos Vergara. Ya destacamos el celo funcional de la Srta. María Gatti y agregamos idénticas virtudes del Sr. Wilson Romero como encargado, sin hacer objeciones al desempeño del Sr. Marcos Vergara. Lamentablemente el funcionario jefe Sr. Walter Pereira fue el único que faltó a esta cita de honor con la institución postal siendo trasladado a la ciudad de Rocha por la jefatura departamental de aquella época.

 

 

4. El Correo de Chuy

 

 

Conocimos la ubicación de esta oficina allá por 1940 o tal vez antes de esa fecha, en oportunidad de viajar a la ciudad de Castillos desde el pueblo 18 de Julio. Para ello debimos llegar hasta la casa de comercio del Sr. Leopoldo Vogler, donde los pequeños ómnibus que sustituyeron las diligencias tenían parada de pasajeros en su ida o regreso de la ciudad de Santa Vitória do Palmar. El comercio de don Leopoldo Vogler giraba en los ramos de relojería, joyería y venta de receptores de radio; disponía también de un surtidor de combustible, lo que hacía muy importante la detención de los vehículos en ese lugar cuando comenzaban a popularizarse los automóviles. La Oficina de Correos que funcionaba en las cercanías era compartida con la Oficina de Rentas en una casa propiedad de Don José Juaní, frente a la Escuela Nº 28 de Chuy.

Recordamos de aquel entonces a los funcionarios del Correo Guillermo Prieto y Hermes Terra y a Horacio Pi, este último de la Oficina de Rentas. Esta ubicación permaneció incambiada por muchos años. Retirados los ya nombrados, más tarde conocimos como jefe al Sr. Lavalleja Molina y al mensajero Sr. José Correa, más conocido por “El Cartero”. Si mal no recordamos durante el gobierno militar (1973-1985) se separaron dichas oficinas, pasando la Sucursal de Correos a ocupar un apartamento propiedad del Sr. Ángel María Arrieche (“Mimo”), en la actual Avenida Brasil Nº 355, entre las calles Numancia y Antonio Fossati. Pasado algún tiempo, la oficina fue trasladada a la calle Artigas de esa ciudad, ocupando un local de la Galería “Chavert”.

Esta oficina al igual que la del pueblo 18 de Julio también cumplió con servicio postal y comercial en las condiciones descriptas anteriormente.

 

5. El Correo en “Gervasio” y Santa Teresa

 

En la margen derecha del Canal Andreoni, ya existía la casa comercial de Leopoldo Fernández, en la zona conocida entonces como “Gervasio”; y allí también funcionó la Sucursal de Correos M-9; que servía a una amplia zona de aquella campaña, muy poblada en aquel entonces y que no disponía de ningún tipo de comunicación en la época hasta la construcción de la Ruta Nº 9, la reconstrucción de la Fortaleza de Santa Teresa y todas las obras anexas a este parque que fueron realizadas. A ello se sumó la reconstrucción del Fuerte San Miguel y el Parador Pulpería San Miguel lo que en conjunto abrió las puertas a todas las empresas de transporte carretero ya referidas, dando paso con el tiempo a que los servicios antes tan importantes que prestó el correo desaparecieran.

El pavimento interior del Parque Santa Teresa era con asfalto, el que aún no se utilizaba en ningún lugar del departamento. Los ómnibus subían muy costosamente el repecho del cerro de la fortaleza entrando por aquel inmenso portón estacionándose frente a la cuadra para dejar o levantar pasajeros y también dejar o llevar correspondencia. Aún no existía la Capatacía y demás obras hoy existentes.

 

 

6. Una anécdota: Miguel Gutiérrez, entre el deber y el ideal

 

El Correo por motivos diversos no podía escapar a las vicisitudes políticas, más aún al comienzo del pasado siglo XX.

Esta historia la protagonizó un rochense y transcurrió a poco de finalizada la Revolución de 1904. Se realizaban las elecciones de 1907, aún frescas las heridas de Masoller.

Y así el 25 de noviembre, se disputaría una elección entre los tradicionales adversarios políticos. El historiado es Miguel Gutiérrez Páez, mayoral de diligencias, que entonces con 23 años hacía la línea Rocha – Santa Vitória do Palmar, transportando carga, correo y pasajeros. Como siempre, aunque esta vez sería diferente.

El domingo 25 había elecciones y él quería votar. Votar por su partido. Pero su partido no era el del patrón, y ahí nacieron las dificultades para obtener permiso para quedarse. Ante la negativa de su patrón, le quedaban dos alternativas; no votar a su partido, el Partido Nacional; o viajar a caballo toda la noche de regreso para hacerlo y viajar todo el día siguiente para el lunes 26 regresar cumpliendo con el patrón y su trabajo al igual que con su ideal.

El sábado 24 llegó Miguel Gutiérrez a Santa Vitória Do Palmar al atardecer, y emprendió a todo galope el regreso a la ciudad de Rocha. Son casi más de 150 kms. a puro trote. Llegó muy temprano a su mesa de votación ante los ojos asombrados de muchos ciudadanos que le conocen. Votó, y emprendió el regreso al Chuy, hasta donde le conducirán su diligencia para regresar a Rocha.

Asombro y ejemplo para muchos ciudadanos de todos los tiempos. 70 leguas sin parar, día y noche. Valió la pena el sacrificio. Cumplió con su trabajo, con su patrón; cumplió con su partido y con la Patria; pero por sobre todo consigo mismo, con sus ideales.

Nosotros agregamos: magnífico ejemplo de civismo. El 25 de noviembre de aquel lejano 1907, lamentablemente pasó al olvido.

 

Tags: