El “reclame” -aviso de prensa de antaño- fue a la publicidad lo que son hoy una pauta radial o un spot televisivo. De ahí que revistan especial interés para los investigadores y cualquier lector interesado en hurgar en el pasado.
Reflejan costumbres, tendencias, léxicos. Además de haber sido sostén económico de diarios y periódicos, en cuyas páginas hallaron cobijo, al amparo de muletillas tales como: “anunciar es vender” o “el público no es adivino; ¿cómo quiere que sepa lo que vende si usted no anuncia?”.
En ese entendido, la sección DOCUMENTOS de la RHR presenta un variopinto muestrario de tales “reclames”, situándonos temporalmente en seis décadas del pasado siglo XX y geográficamente en varios puntos del departamento: Rocha, Castillos, Agua Dulce (nombre correcto del balneario castillense), La Coronilla, Chuy, Cebollatí y Lascano. Desde la diligencia como medio de transporte de pasajeros y encomiendas hasta una fábrica de golosinas; desde hoteles hasta una librería y papelería hoy olvidada; desde grandes casas comerciales hasta un bar y restaurante de largas mentas; desde emprendimientos inmobiliarios hasta empresas agropecuarias; desde profesionales hasta una de las primeras empresas de automóviles tipo taxis. Varios rubros y un mismo cometido: llegar a la gente con el mensaje de ofrecimiento de bienes y servicios.
Los “reclames” forman parte del riquísimo historial del solar rochense. De ahí la inclusión de este paneo, nada más -y nada menos- que de despertar aletargadas nostalgias en los mayores y la natural curiosidad en los más jóvenes.
Va de suyo que esto no es cabalmente representativo de la historia de la publicidad escrita en Rocha. Es -en todo caso, y ya la propuesta está justificada- como un volver en el tiempo a un departamento mucho más aldeano, sin dudas infinitamente más romántico, pero con gente igual de emprendedora. Que de otra manera no hubiéramos podido ser lo que fuimos… y somos.

 

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