El Esc. Federico Ribas y su familia1

1. Cronología histórica

 

El 25 de agosto de 1886 se inauguró el alumbrado público en la ciudad de Montevideo.

Tal acontecimiento, que desterraba para siempre los sistemas a kerosene y gas, produjo enorme impacto entre la población, como  es de suponerse, y arrancó expresiones de indisimulado frenesí entre los cronistas del momento:“Un ¡OH! de admiración, fuerte, prolongado, inmenso, escapó  al unísono de tantos millares de bocas, cuando desde la pirámide de hierro colocada en el centro de la Plaza, y que sostiene el gran foco de luz eléctrica, este lo iluminara todo con su plateada claridad.” Leer el resto de la entrada »

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ARTIGAS GRAÑA1

1. Introducción

 

Si propones ese nombre, desde el día antes voy a estar con la mano levantada”. Resonó con fuerza la voz grave del edil Roberto “Pancho” González, en los pasillos de la Junta Departamental de Rocha. Desde la Junta Local de Velázquez, la que tenía el honor de presidir, se había enviado un planteo con la propuesta de diversos ciudadanos de la villa para hacer un nomenclátor y me correspondía visitar las diferentes bancadas para obtener el apoyo a la propuesta y así dar una rápida respuesta al planteamiento que contaba con el aval del Sr. Intendente quien se aprestaba a enviar el mensaje. Eran los inicios de 1998. Leer el resto de la entrada »

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1. Presentación

 

Tratar de penetrar en los misterios de Punta del Diablo no es tarea fácil.  Profundizar en los tiempos en que surgió como un precario asentamiento en los desolados cerros, (denominados Punta del Mogote, en viejos mapas), cercanos a Punta Palmar, es un desafío que obliga a ejercitar la mente, la memoria y la imaginación.

Hombres y mujeres que osaron enfrentar la bravura de «la mar» en procura de un mejor destino, fueron cimentando una identidad definida, tallada a templanza y trabajo, curtida de soles, sal, viento y agua, que con ribetes de leyenda, pautaron la apuesta de un puñado de orientales resueltos a dejar de dar la espalda al mar, esa estancia ignorada durante tanto tiempo por el resto de sus compatriotas. Leer el resto de la entrada »

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SUMARIO: 1. Palmar Butiá Orodata: ficha técnica- 2. Ecosistema único en el mundo- 3. Pioneros en las investigaciones- 4. Legislación general y especial en la materia- 5. Impedimentos para la regeneración de nuevos individuos- 6. Riqueza cultural- 7. Otros datos de 1915- 8. El palmar en la expresión literaria- 9. Expresiones plásticas del palmar- 10. ¿Qué se sabe de la ecología del palmar?- 11. Narraciones de fines de S. XIX- 12. Crónicas de una visita al palmar en 1930- 13. Algunas historias del palmar- 14. Mística- 15. ¿Un nuevo palmar?- 16. Que nos contagie este ejemplo.

ESTE TRABAJO ESTÁ DEDICADO A LA MEMORIA DE TODOS LOS TRABAJADORES DEL PALMAR, HOY AUSENTES, Y A LOS ACTUALES ARTESANOS, OBREROS  QUE SIGUEN TEJIENDO HILOS DE VIDA, ACUNANDO  LA CULTURA CON EL PALMAR.

“Si puedes sentir la belleza, oirás el corazón de la tierra. Serás más que un hombre y menos que una piedra…”Proverbio guaraní. 1

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Mapa de Waldseemüller (1507)1

1. Introducción

 

En vísperas de cumplirse el quinto centenario del descubrimiento oficial del Río de la Plata, queremos dejar planteadas algunas consideraciones respecto de las fechas y las oportunidades de las expediciones portuguesas y españolas que se disputaron las rutas y la propiedad de las tierras descubiertas y a descubrir.

Y, como corolario, estudiar las expediciones y los diarios de viaje a la vez que analizar las derrotas trazadas en los mapas o planisferios, incluyendo los accidentes geográficos y los nombres asignados, muchas veces en acuerdo con el santoral o en homenaje a los lugares de origen de los monarcas o de los propios descubridores. Leer el resto de la entrada »

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Foto tomada en el paraje de La Paloma (Durazno) ca. 1910. Natalio Luis Velázquez Moreno (1857-1945?), bisnieto de Dn. José Velázquez Romero. Junto a él: su mujer Dorotea Fernández Vallejo y su hija.1

1. Presentación del tema

 

Nuestro interés por la vida y trayectoria de José Velázquez y Romero, criollo (¿o acaso indio?) nacido en la Bajada de Santa Fé hacia mediados del siglo XVIII se remonta a más de dos décadas. Este personaje polifacético pobló campos en el partido de India Muerta en el actual departamento de Rocha en la República Oriental del Uruguay en el último tercio del siglo XVIII.

Dos décadas de investigación que testimonian un proyecto de vida en común con una de sus miles de descendientes llamada a convertirse en mi esposa. [1] Y como la sagrada y milenaria institución del matrimonio supone la comunión en valores materiales y espirituales, el conocimiento de la genealogía de mi compañera y madre de mis hijos bien pronto pasó a formar parte de mi patrimonio ancestral. Leer el resto de la entrada »

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1. Presentación del tema

 

Nuestro interés por la vida y trayectoria de José Velázquez y Romero, criollo (¿o acaso indio?) nacido en la Bajada de Santa Fé hacia mediados del siglo XVIII se remonta a más de dos décadas. Este personaje polifacético pobló campos en el partido de India Muerta en el actual departamento de Rocha en la República Oriental del Uruguay en el último tercio del siglo XVIII.

Dos décadas de investigación que testimonian un proyecto de vida en común con una de sus miles de descendientes llamada a convertirse en mi esposa. [1] Y como la sagrada y milenaria institución del matrimonio supone la comunión en valores materiales y espirituales, el conocimiento de la genealogía de mi compañera y madre de mis hijos bien pronto pasó a formar parte de mi patrimonio ancestral.

En este nuevo derrotero tras la búsqueda de mis nuevos y extintos parientes por afinidad, despertóme particularmente la curiosidad uno de estos lejanos abuelos: el santafesino José Velázquez, séptimo abuelo de mi mujer, nacido en la Bajada de Santa Fe como se le conocía en ese entonces a la ciudad de Paraná, que se avecindó antes de 1778 al Este de la entonces Banda Oriental, jurisdicción de la gobernación de Buenos Aires. La genealogista Elsa Aguiar y Silva [2] ya había trazado una semblanza de nuestro personaje y llamó mi atención una anotación puntual que de él acuñó en sus apuntes: “José Velázquez: indio rico de la Bajada de Santa Fe”. Esta referencia tan categórica y poco frecuente despertó en mí una imperiosa necesidad por desentrañar sus orígenes y trayectoria.

De esta manera y sin dilaciones, puse manos a la obra. Me tocó la suerte de investigar y conocer la historia, geografía y la gente de Rocha, por lo que se fue generando así un particular afecto hacia el pago. Afecto y apego que se vio incrementado con documentación histórica acopiada de la región de Maldonado (de la cual formaba parte Rocha) que obraban en mi poder -padrones y repositorios parroquiales fundamentalmente- sumada a alguna bibliografía histórico-genealógica que compendiaba los días augurales de estas tierras.

Confieso de antemano, que no pude lograr mi objetivo principal que era precisamente develar el origen y la genealogía ascendente de este esquivo antepasado por afinidad. Pero por mientras, no bajamos los brazos y seguimos acumulando información, porque estamos convencidos que algún día se lograrán los propósitos, pues la genealogía siempre nos depara sorpresas inesperadas.

En consecuencia, la noticia de la celebración de un congreso de la Federación Argentina de Genealogía, fue el disparador que me alentó a escribir esta historia y dar a conocer sus resultados –no definitivos, por cierto- cuyo protagonista central nació en el seno de una de las familias que se establecieron en Paraná, la actual capital provincial, hacia la tercera década del siglo XVIII.

Este relato, como advertíamos, se centra en la vida de José Velázquez, uno de los hijos del tálamo de Tomás y Da. Osaria Romero y de su descendencia, gente común viviendo sus vidas como cualquiera de nosotros. Sus protagonistas son personajes relativamente anónimos que no trascendieron como otros más conocidos pero que dejaron su simiente e hicieron su aporte a la sociedad en las que les tocó vivir.

 

 

2. La familia Velázquez – Romero.

Antiguos pobladores de Paraná.

 

Luego de este extenso pero, a nuestro juicio, necesario introito que tuvo por cometido resaltar los lazos históricos y espirituales indisolubles entre orientales y entrerrianos, corresponde ingresar en materia. La historia que hoy sale a luz tiene como protagonistas al matrimonio compuesto por José Tomás Velázquez y su mujer Osaria u Orosia Romero, antiguos vecinos de la villa de Paraná y su hijo José Velázquez, genearca de su estirpe en el Este de la Banda Oriental.

Hacia 1730, como ya señaláramos, varios vecinos de Santa Fe, atraídos por las naturales bondades de la tierra, se afincan en la Bajada, puerto natural y lugar de tránsito hacia el Paraguay, la antigua capital de la gobernación y primer polo de civilización en esta parte de la América del Sur. La familia Velázquez integró este contingente de pobladores. Estamos convencidos que tanto Tomás Velázquez como su mujer, casados hacia 1745, hayan sido naturales de Santa Fe. De la pesquisa de los libros parroquiales de Paraná surge que los apellidos Velázquez y Romero fueron bastante frecuentes.

Escasas o nulas noticias disponemos de sus procedencias y antecedencias familiares en estas tierras americanas. Ni soñar con remontarnos a los albures castellanos del apellido Velázquez, cuyo origen deriva de la divisa de la mayorazga Doña Velasquita, la esposa de Don Bernardo, rey de León: “lo que ves de río a río es todo mío”.  A partir de allí se propagó el apellido en toda la península y probó su nobleza numerosas veces en la Orden de Santiago y en las de Calatrava, Carlos III y San Juan de Jerusalén. [3]

Volvamos a América y al genearca santafesino de nuestra familia. Poco más podemos agregar de la vida de Tomás Velázquez, salvo que integró las milicias entrerrianas. Revistó en la compañía del Espinillo y en calidad de soldado figura en la nómina de febrero de 1767. Entre sus compañeros de las milicias se encontraban su yerno Bartolomé Retamal y Valeriano Romero, su deudo por afinidad, hijo de Gerónimo Romero y de Isidora Mendoza. [4] Otros miembros de la familia Velázquez que figuran en el listado son José Antonio y Vicente Velázquez, dos de los hijos mayores del matrimonio Velázquez-Romero, que fijaron su residencia en la Banda Oriental.

La última referencia corresponde a un censo de 1795 en donde Da. Osaria Romero fue empadronada en el Partido de La Manga y costa del Paraná. El censor la anotó como viuda con sus nietos y una hija Josefa Velázquez, viuda de Retamal.

Del connubio Velázquez-Romero hemos contabilizado más de una docena de hijos; a saber:

 

H1. JOSÉ VELÁZQUEZ ROMERO. Fundador de su linaje en India Muerta, departamento de Rocha en la Banda Oriental; sigue en número III.

 

H2.- VICENTE VELÁZQUEZ ROMERO. Natural de Paraná. Al igual que su hermano José, integró las milícias de Santa Fe y se radicó en la Banda Oriental. Casó en San Carlos de Maldonado el 16 de agosto de 1779 [5] con Teresa Texeira, bautizada en Rio Grande el 26 de diciembre de 1757, nacida el 17, [6] h.l. João Teixeira Machado, natural de isla de San Jorge, feligresía de N.S. das Neves do Norte Grande, y de Ana María, de la misma feligresía, muerta en San Carlos el 2 de marzo de 1773; abuelos paternos: Jorge Teixeira y Catarina Machado; abuelos maternos: João Teixeira Gonçalves y Joana Pereira.

Suponemos, dice la historiadora Brenda Pagola, que Teresa Texeira haya enviudado o separado de su marido, pues encontramos su nombre registrando nacimientos de hijos desde 1800 y las partidas dicen que son de padre “desconocido”. [7]

 

Vicente y Teresa procrearon al menos dos hijos:

 

N1.- ANTONIO VELÁZQUEZ TEXEIRA. Oleado en San Carlos el 17 de junio de 1780, nacido el 12 de dicho mes. [8] Casó allí en 1810 con Nicolasa Vázquez, nat. Maldonado, de 18 años, h.l. Simón Vázquez y Maria Rufina, indios de San Nicolás en las Misiones Orientales. Simón Vázquez y María Rufina Carumbé habían casado en Maldonado el 14 de mayo de 1778. [9] El novio declaró ser natural de Itapúa, hijo de Conrado y María Salomé, en tanto que la novia lo era del pueblo de San Nicolás, hija de Estanislao Carumbé y de María Marcela.

 

N2.- MARIA FRANCISCA VELÁZQUEZ TEXEIRA. Nació en 1785. Formó su hogar junto a José Francisco Cabrera, hijo de Alejandro Cabrera, pardo libre oriundo de Buenos Aires y de Juana María Leyte, también parda libre pero del Río Grande, hija ilegítima de Manuel Leyte, azoriano natural de la isla de San Miguel y poblador de San Carlos habida en su esclava Juana.

José Francisco Cabrera y María Francisca Velázquez residieron en el partido de José Ignacio arriba y tenían 3 esclavos según el padrón de San Carlos de 1810.

 

H3.- MARÍA JOSEFA VELÁZQUEZ ROMERO. Nació por 1751. Casó en Paraná el 2 de febrero de 1767 con Bartolomé Retamal, hijo de Juan Retamal y Juana Retamal, siendo testigos Nicolás Díaz, María Salazar, Juan de Lara y Bernardo Suárez. [10]

Bartolomé Retamal y María Josefa Velázquez tuvieron hijos antes de casarse, puesto que entre las criaturas confirmadas en Paraná en diciembre de 1764 ubicamos a Pantaleón, hijo de los antedichos.

 

H4.- PEDRO PABLO VELÁZQUEZ ROMERO. Casó en Paraná el 7 de noviembre de 1770 con María Francisca Moreira, hija de Rafael Moreira y Sabina Retamal, vecinos del partido, siendo testigos Jerónimo Romero, Francisca Romero, Juan de Lara y Francisco Lencina. [11] También tuvieron hijos antes del matrimonio, tal como lo atestiguan las referidas confirmaciones de Paraná del año 1764. De la vasta descendencia de este himeneo citamos a:

 

N1.- JUAN VENTURA VELÁZQUEZ MOREIRA, nacido a mediados de junio de 1771, bautizado el 16 de diciembre de 1771, siendo sus padrinos Sebastián Aguirre, vecino de Santa Fe y Micaela Retamal. [12]

 

N2.- JOSÉ GREGORIO VELÁZQUEZ MOREIRA, nacido el 9 de mayo de 1774, bautizado el 19 de junio de 1774, siendo sus padrinos Pedro Retamal y Petrona Maidana, vecinos del partido. [13]

 

N3.- JOSÉ SANTOS VELÁZQUEZ MOREIRA, nacido el 2 de noviembre de 1776, bautizado el 22 de diciembre de 1776, siendo sus padrinos Pedro Retamal y Petrona Maidana. [14] Casó en Paraná el 31 de agosto de 1795 con Cecilia Rodríguez, hija de José Rodríguez y María Gómez, siendo testigos Simón Arrillaga y Eusebio Alonso. [15]

 

N4.- MARÍA MERCEDES VELÁZQUEZ MOREIRA, nacida el 5 de setiembre de 1778, bautizada el 10 de enero de 1779, siendo sus padrinos Pantaleón Velásquez y María Micaela Retamal. [16] Casó en Paraná el 27 de mayo de 1795 con Teodoro Medina, hijo de José Medina y Teresa Fernández. [17]

 

N5.- MARCELO VELÁZQUEZ MOREIRA, bautizado en Paraná el 17 de diciembre de 1780, siendo sus padrinos Sebastián Aguirre y Micaela Retamal. [18]

 

N6.- JUAN VELÁZQUEZ MOREIRA, nacido el 22 de enero de 1785, bautizado el 26 de enero de 1785,  siendo sus padrinos José Corbalán y Susana Velázquez (tía del oleado). [19]

 

H5.- PANTALEÓN VELÁZQUEZ ROMERO. Nacido el 26 de julio de 1757, bautizado el 29 de julio de 1757, siendo sus padrinos Francisco Retamal y Antonia Castillo. [20] Casó en Paraná el 21 de noviembre de 1787 con Antonia Rosa Taborda, hija de Mateo Taborda y Lorenza Antúnez, siendo testigos Bernardo Echagüe y Vicente Velázquez. [21]

Registramos un vástago de esta unión:

 

N1.- NAZARIO VELÁZQUEZ TABORDA, nacido en marzo de 1786, bautizado el 3 de mayo de 1786, siendo sus padrinos Bartolo Retamal y Josefa Velázquez. [22]

 

H6.- MATÍAS VELÁZQUEZ ROMERO, nacido el 24 de febrero de 1759, bautizado el 26 de febrero de 1759, siendo sus padrinos Valerio Romero e Ignacia Romero, seguramente parientes por el lado materno. [23] Radicóse en el Partido del Espinillo, interior y norte del departamento de Paraná y fue soldado de la compañía de Milicias de Caballería del Partido del Espinillo. [24] Casó en Paraná el 11 de noviembre de 1781 con María Isidora Gómez, hija de Baltasar Gómez (fallecido por entonces) y María Magdalena Retamal, siendo testigos el ayudante Luciano Romero y su esposa.[25]

Sus hijos fueron:

 

N1.- JULIÁN VELÁZQUEZ GÓMEZ, nacido el 26 de agosto de 1782, bautizado el 9 de setiembre de 1782, siendo sus padrinos Mateo Borrás y Paulina Retamoso. [26]

 

N2.- JOSÉ VELÁZQUEZ GÓMEZ, nacido el 17 de octubre de 1783, bautizado el 22 de octubre de 1783, siendo sus padrinos Pedro Velázquez y María Retamar. [27]

 

N3.- FERNANDO VELÁZQUEZ GÓMEZ, nacido en abril de 1794, bautizado en Paraná el 26 de octubre de 1794, siendo sus padrinos Alberto Díaz y Francisca Moreira. [28]

 

H7.- PANTALEÓN VELÁZQUEZ ROMERO. Nacido en julio de 1761, bautizado el 21 de diciembre de 1761, siendo sus padrinos Valeriano Romero y María Ignacia Romero. [29]

 

H8.- PEDRO VELÁZQUEZ ROMERO. Bautizado el 14 de enero de 1764 de mes y días, siendo padrinos Valeriano Romero y María Francisca Romero. [30]

 

H9.- SUSANA VELÁZQUEZ ROMERO. Casó en Paraná el 27 de noviembre de 1784 con José Corvalán, natural de Tucumán, hijo de Pedro Corvalán y Manuela Gómez. Ts. Luciano Román y Bernarda Echagüe. [31]

 

H10.- JOSEFA VELÁZQUEZ ROMERO. Fallecida el 16 de mayo de 1766, sepultada al día siguiente en el séptimo lance de la capilla, siendo testigos Vicente Velázquez y Bernardo Suárez. [32]

 

H11.- JACINTO VELÁZQUEZ ROMERO. Nacido en abril de 1768, bautizado el 13 de junio de 1768, siendo sus padrinos Valentín Romero y Bartola Martínez, vecinos del partido. [33] Casó con Victoria Miño; una hija:

 

N1.- MANUELA VELÁZQUEZ MIÑO, nacida el 23 de agosto de 1794, bautizada en Paraná el 26 de agosto de 1794, siendo sus padrinos Juan Osorio y Bernarda Romero. [34]

H12.- MARÍA MANUELA VELÁZQUEZ ROMERO. Nacida el 6 de febrero de 1772, bautizada el 10 de mayo de 1772, siendo sus padrinos Valeriano Romero y Bartola Martínez, vecinos del partido. [35]

 

H13.- MARÍA TOMASA VELÁZQUEZ ROMERO. Nacida en febrero de 1774, bautizada el 5 de abril de 1774, siendo sus padrinos Luciano Romero y Francisca Retamal, vecinos del partido. [36]

 

H14.- N. N. VELÁZQUEZ ROMERO. Fallecido párvulo fue sepultado el 29 de diciembre de 1783, siendo testigo Bernardo Echagüe. [37]

 

H15.- ANSELMO VELÁZQUEZ ROMERO. Casó en Nogoyá el 10/12/1803 con Juana Pores, hija de Francisco Pores, nat. Paraná y Petrona Álvarez, natural y vecina de este partido. [38]

 

 

3. José Velázquez: De Paraná al Partido de

    India Muerta en Rocha.

 

3.1. Nacimiento de José Velázquez y su traslado al Río Grande.

 

Estimamos que José Velázquez nació en Santa Fe por 1745/1750 y que fuera de los primeros retoños del matrimonio Velázquez-Romero.

Imposible nos fue obtener referencias de sus años mozos. Los asientos de confirmaciones de 1764 no lo mencionan, por lo que es de suponer que ya no viviera en el hogar paterno.

Eran épocas de contiendas bélicas y su primer desempeño fue la milicia. En las listas de la compañía de milicias de Espinillo de febrero de 1767 figura un José Antonio Velázquez como soldado, que bien podría tratarse de nuestro biografiado.

Siendo muy joven pasó, seguramente como soldado, a la recientemente conquistada villa de San Pedro del Río Grande, arrebatada a los portugueses.

Fue allí que se enamoró de una joven riograndense con quien sellaría su destino entre 1767 y 1768. Da. Francisca González, ése era su nombre, había visto la luz en San Pedro del Río Grande el 2 de junio de 1751 [39], hija del portugués Antonio González Pasos y de la paulista Rosa María Pires. (Véase el Anexo por su ascendencia).

Los primeros años de la pareja transcurrieron en el Río Grande bajo dominio español, en donde procrearon sus primeros vástagos.

Tras la entrega de la ciudad a manos portuguesas (1776), se le asignó al jefe de hogar un nuevo destino. La familia debió partir llevándose consigo sus escasas petacas. Los acompañaban los sueños de una vida mejor en las promisorias tierras fértiles de la fronteriza Banda Oriental.

 

3.2. La Banda Oriental y el destino definitivo de la familia. De San Carlos de Maldonado al Partido de India Muerta (Rocha).

 

Luego de la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) y el posterior Tratado de San Ildefonso, el Rey se vio en la necesidad de poblar urgentemente la campaña y entregó campos de las “Estancias del Rey” y otras tierras fiscales mediante los instrumentos de otorgar suertes de estancias por servicios realizados o por denuncia de campos realengos.

Los tapes misioneros, fieles aliados de la Corona, que se ocuparon como capataces y peones en las obras de la Fortaleza de Santa Teresa, fueron los primeros agraciados con pequeñas suertes de estancia en la zona de la Angostura, entre la Laguna Negra y el Océano. España encontró en estos tapes, enemigos acérrimos del portugués, los mejores centinelas para vigilar la estrecha ‘puerta’ de La Angostura, a fin de evitar avances lusitanos en los despoblados territorios platenses.

Por demás gráfico es el informe de Francisco Gorriti de 1750 remitido a Buenos Aires: “[…] la campaña hacia el este del arroyo Solís Grande, se presenta casi absolutamente despoblada. Indios, gauchos, faeneros y changadores portugueses de San Pedro de Río Grande viven consustancialmente el paisaje en razón de su vocacional u obligado nomadismo, o se instalan provisoriamente en tal o cual rinconada. Salvo la guardia de Maldonado y el fuerte de San Miguel –a la sazón en manos portuguesas- al campo nuestro de esta región no le han nacido aún las casas y los ranchos, los palenques y los corrales de los primeros pobladores, ni tampoco incluso los pueblos San Fernando de Maldonado y San Carlos ni las Guardias –Pan de Azúcar, José Ignacio, Garzón- ni el fuerte de Santa Teresa que, como se sabe, es en el correr de los trece años siguientes que se irán levantando”. [40]

Por esos años, como lo relatan informes de la época, aún se desplazaban o asentaban temporalmente tolderías de indios minuanes, charrúas y tapes entre los arroyos Chafalote y Castillos Grandes, en las inmediaciones de Olimar Grande, Aiguá y el Alférez.

Esta ausencia de estancieros españoles entre San Fernando de Maldonado (fundada en 1755) y el fuerte de Santa Teresa, se pone en evidencia en la misión de observación que el sargento Lara cumple en 1761, al que se le indica en su larga marcha una sola estancia española donde hacer noche, en lo de Mateo Moleras en la zona del arroyo Garzón. [41]

A la naciente población fernandina, se sumaría San Carlos. Ceballos, de regreso de su exitosa campaña por el sur del Brasil, fundó esta villa y la bautizó así en honor al rey Carlos III. A ella vinieron, traídas por Ceballos en calidad de prisioneras, varias familias de azorianos residentes en el conquistado Río Grande. Esta nueva población carolina pasó a tener jurisdicción sobre los partidos de Mataojo, Aiguá, José Ignacio, Garzón, Rocha, Don Carlos y Chafalote.

A estas tierras arribó la familia tras la entrega de Río Grande a manos portuguesas. José Velázquez, que estaba destacado allí como militar, fue transferido a San Carlos. Para esa época, el capitán comandante de las milicias de Santa Fe en el este de la Banda Oriental era su coterráneo Pablo Héreñu y Arteaga. [42]

Las generalidades de la función militar son conocidas: el avistamiento de navíos con el fin de adelantar por tierra la noticia a Maldonado, Montevideo o Buenos Aires; los servicios de correo y muda de caballos para el raleo de chasques; la represión del contrabando, robos y otros delitos; la defensa contra los indios y matreros; la misión celadora en protección de los caminos, de las familias campesinas y de los ganados de las estancias realengas, constituyeron el repertorio habitual de la gente encargada de estos puestos.

De esta manera, las milicias de Santa Fe, de Buenos Aires, de Montevideo, Dragones y Blandengues, se alternaron en las sucesivas y cambiantes dotaciones de las guardias militares de campaña. Esforzada gente de campo que forzosamente debía excederse de su función militar para atender sus propias necesidades y las de muchos de los vecinos pobladores de entonces.

Sabemos que para de 1778, fecha del bautismo de su hija Manuela, la familia se hallaba asentada en la jurisdicción de San Carlos. Dos años después, el 23 de enero de 1780 [43] oficiaron de padrinos del párvulo Sebastián Cabrera, hijo de los pardos Alejandro Cabrera, nat. Bs. Aires y de Juana Leite, nat. Río Grande, hija ésta de Manuel Leite Vieira, soldado dragón natural de la isla de San Miguel en la feligresía de los Santos Reyes Magos de Fenais de Ajuda y de su esclava Maria da Conceicão, natural de Angola.

Poco después, Velázquez fue uno de los primeros vecinos que denunció campos en el partido de India Muerta. Su objetivo era dedicarse a la explotación agropecuaria consistente en la cría de ganado vacuno. Las concesiones de campo premiaban los méritos y sacrificios de quienes, tocados por el llamado de la tierra, decidían aquerenciarse y solicitaban estancia.

Corría 1787 en el partido de India Muerta. Nombre curioso que denomina esta región de profunda raigambre histórica. No existe registro concreto del nombre India Muerta. Sólo se sabe que en las primeras escrituras y documentos referidos a la zona ya aparecía mencionada. Las leyendas han sido y serán el motivo de las más variadas conjeturas. Una de ellas, recogida por la tradición oral a través de generaciones de antiguos habitantes, refiere a un extraño túmulo muy cerca de la estancia “La Tuna”, la más antigua de la zona. Esta leyenda cuenta que en ese lugar fue encontrada por un español invasor una india quien tenía en su pecho un hijo al cual estaba amamantando… aunque estaba muerta.

A orillas del arroyo homónimo y en el paraje conocido por el Higuerón, entre el susodicho arroyo de la India Muerta y el Sarandí de la Paloma, el Gral. Fructuoso Rivera libró dos batallas que le fueron funestas; la primera en 1816 contra los portugueses invasores y la segunda el 27 de marzo de 1845, en que midió sus armas con las del General rosista Justo José de Urquiza.

Decíamos que D. José se afincó en estos pagos solitarios e inhóspitos en la década octava del siglo XVIII. Transcribimos a continuación la denuncia de estas tierras en el partido de India Muerta:

[Autos principales del expediente de la denuncia de unos terrenos formalizada por José Velázquez].

 

“Sr. Gobernador Intendente:

José ´Velasque´ soldado retirado de las milicias de Santa Fe y vecino en la villa de San Carlos en la otra banda de este río de la Plata, como mejor sea de derecho y al mío convengo ante V. paresco y digo: que teniendo en mi vecindario considerable número de ganados, y hallándome sin territorio competente para entablarlos, y [aque]renciarlos, noticioso de haber en aquellas inmediaciones un paraje yermo y realengo cerca de las vertientes del arroyo nombrado la India Muerta pedí licencia al Comandante de dicha villa para colocar en él a pastaje mis ganados y una población provisional y aunque se me otorgó el permiso y le estoy disfrutando con natural ocupación, deseando poseerle en propiedad, y con el respectivo título desde luego hago en dichas tierras la competente denuncia, cuyo situación que será como de legua tiene en lindero por el Sur el terreno de Mateo Techera; por el Norte una punta en diamante que hace el arroyo de la India Muerta; por el Leste con los Cerros de dicha la India Muerta; y por el Oeste con tierras de José Cayetano, cuyas tierras bajo los linderos insinuados las denuncio suplicando a V. que admitida mi denuncia con precedente vista al señor fiscal, se despache comisión para que por el comandante de dicho partido se proceda al reconocimiento, deslinde, mensura y avalúo prevenida en las nuevas ordenanzas, estando pronto para el caso de remate a entrar en Arcas lo correspondiente a media anata y moderada composición, para lo que se le ordene al comisionado nombre piloto agrimensor y tasadores que aceptando y jurando practiquen las operaciones en su cargo y fecho se devuelvan las diligencias a esta superintendencia para las diligencias ulteriores. Por tanto a V. suplico mande como pido que es justicia, juro lo necesario no ser de malicia …”. [44]

José Velasque(firma).

Interesante documento que nos revela la forma en que se denunciaban los terrenos. Gracias a él sabemos que José Velázquez sabía escribir, algo poco frecuente en esos tiempos.

No menos interesante resulta conocer los engorrosos trámites burocráticos seguidos en la capital virreinal hasta lograr la compra de las tierras en remate y obtener la escrituración de las mismas. Veamos cómo prosiguió el expediente de esta denuncia, que se demoró un tiempo porque hubo otro vecino que denunció esas tierras aunque lo hizo con posterioridad y no las tenía pobladas como Velázquez.

El 22 de noviembre de 1787, el Intendente general Francisco de Paula Sanz dio vista de la anterior representación.

En febrero de 1789 Silvestre de Sosa presentó la denuncia que había formalizado de ese terreno. El juez comisionado prefirió la de Velázquez por las siguientes razones: porque la había hecho con tres meses de anterioridad; porque había poblado las tierras y porque Sosa al denunciar el terreno lo había ubicado en la jurisdicción de Santa Teresa, cuando pertenecía a la de la villa de San Carlos. Deja a salvo los derechos de Silvestre de Sosa a los efectos de que pudiera recurrir al tribunal competente y decide continuar las diligencias correspondientes a la denuncia de Velázquez. Se nombran tasadores a José Balladares y a Manuel Núñez.

El 9 de septiembre de 1794 José Velázquez otorga, en San Carlos, poder a José Antonio Gil para que solicite en Montevideo los documentos de su denuncia y corrija sus defectos si los hubiere.

El 14 de julio de 1795 Velázquez otorga poder a José Gómez del Álamo, vecino de Buenos Aires para que lo represente en el remate y demás gestiones que tuvieran lugar en esa ciudad.

El 30 de julio de 1795 el fiscal en su vista pidió que en razón del tiempo transcurrido se enviara nuevamente el expediente a San Carlos y se dieran nuevos pregones, lo que así se ejecutó. Silvestre de Sosa declaró en San Carlos el 12 de septiembre de dicho año que renunciaba a toda pretensión del terreno.

El 22 de octubre de 1795 el expediente volvió a Buenos Aires y pasó a vista del Fiscal.

Finalmente, el 22 de diciembre de 1795 se produjo el remate. Las tierras se situaban en la rinconada del arroyo Sarandí de la Paloma en India Muerta y el terreno estaba compuesto de una legua y 400 varas de frente y 4 leguas de fondo (algo más de 10.000 hás.). Compareció José González del Álamo y ofreció dos pesos más sobre los 120 pesos en que se hallaba tasado el terreno.

El 15 de marzo de 1796 se libró el título en Buenos Aires. [45]

3.3. Padrones de Maldonado y Rocha. Los Velázquez: ¿criollos o indios?

 

Una fuente genealógica de primer orden la constituyen los censos o padrones, que fueron común en todo el Reino de Indias. Los mismos testimonian la conformación de la sociedad hispanoamericana que acusaba una diferenciación social fundada en la diversidad racial. Así como los registros parroquiales establecían con cuidado la pertenencia a las castas: indio, negro, mulato, mestizo, pardo; en los censos se colocaban junto a las columnas de “patria”, “edad” y “profesión” la de “clase” para su identificación racial.

Esta valiosa fuente documental también proporciona información relativa al número de esclavos que poseía el cabeza de familia, el lugar de residencia y hasta en algunos casos las enfermedades que hubieren padecido y los bienes. Gracias a los datos suministrados por los censos es que podemos descubrir, por ejemplo, hijos de un matrimonio que no figuran bautizados en la iglesia.

Luego de la creación del Virreinato del Río de la Plata, la Corona ordenó la confección de padrones en las extensas regiones que comprendía este virreinato: Buenos Aires, Montevideo, Maldonado, San Carlos, Santa Teresa, Víboras, Espinillo, Rosario, Real de San Carlos, Soriano, Arroyo de la China, Gualeguay, Córdoba y Tucumán, vieron censados a sus vecinos y estantes en diversos empadronamientos.

Centraremos nuestra atención en los padrones de Maldonado (que abarcaba también a los actuales departamentos de Minas y Rocha) en el sureste oriental (1778-1826). Frontera con Portugal y con los “indios infieles”, esta región contaba, desde su origen, con una población heterogénea desde el punto de vista étnico y social, con una fuerte presencia indígena, que luego fue disminuyendo por el sucesivo “blanqueo” de los pobladores, que se avecindaron con posterioridad provenientes de otras regiones del virreinato, España y Portugal.

La presencia de los hermanos Velázquez – Romero no está consignada en estos primeros empadronamientos llevados a cabo en el primer decenio de la creación del virreinato. Concretamente, no hay rastros de ellos en los padrones de Maldonado (1778) y Santa Teresa de 1780 y 1787.

Habrá que aguardar hasta 1810 para seguir el rastro de esta familia a través de los ojos de los censos. En el padrón general de los vecinos de la parroquia de San Carlos y sus partidos, levantado a fines del referido año, constatamos la presencia de la viuda e hijos de José Velázquez, no así del fundador de su estirpe quien ya era difunto desde hacía más de una década.

El empadronador dejó asentado para la posteridad la siguiente información:

– Francisca González, 58 años. Sus hijos: Bernardo 43, Justo 26, José 2, Bonifacia 42, Elena 40, Isabel 11. Junto a la familia, vivían varios esclavos (V. Anexo 2).

– Dn. Sebastián Belasquez, 34 años, casado con Josefa Blanco, 28 años y los hijos de la pareja: Bitorino 8, Antonino 3, Pedro 2, María Josefa 10 y Mari Carmen 2. [46]

 

Los datos suministrados nos merecen algunos reparos. No haremos mención a la edad de cada miembro del grupo familiar, puesto que ésta era declarada en forma aproximada; la gente ignoraba cuándo había nacido y respondía lo más acertadamente posible.

Los datos que no concuerdan refieren a algunos de los hijos de la dueña de casa. La inclusión de Isabel en calidad de hija es incorrecta; Isabel [Colman] era su nieta, hija de su prefallecida Ana Velázquez.

Tampoco fue hijo José que tenía 2 años de edad. Tal vez haya sido nieto o, muy probablemente, aquel José Nazario que fue bautizado en San Carlos en 1787 y que tal vez declaró su edad en 22 años y el amanuense omitió asentar el segundo número.

También comprobamos que la edad declarada de Elena no es la correcta. En esa fecha no tenía 40 años sino 20, pues había nacido en 1789.

Dejamos de lado este importante documento con los justificables yerros en cuanto a edades y filiaciones y nos concentraremos ahora en el más completo relevamiento operado en esta familia.

Para nuestra dicha, el padrón de Rocha levantado en 1822, no sólo registra los hijos del matrimonio Velázquez-González, sino que también hace alusión a la clase (léase: “raza”). Para nuestra sorpresa, todos los hijos de nuestro biografiado, que residían en las tierras paternas de India Muerta, declararon ser de origen indio. Y recalcamos sorpresa, puesto que en ninguna partida parroquial de Paraná, San Carlos y Rocha se asentó a José Velázquez, su hermano o sus hijos como indios o pertenecientes a las castas.

Existió siempre en la sociedad hispanoamericana un deseo de “blanqueamiento”, un pasaje continuo del indio al mestizo y del mestizo al blanco. Por este motivo nos resulta difícil de suponer que los miembros de familias criollas tenidos por españoles (leáse blancos) hubieran declarado un origen “inferior”, en este caso indios. Se descarta cualquier error en un asiento particular puesto que la mención de indios abarcó a todo el grupo familiar empadronado.

En consecuencia, de la información recogida en esta valiosa fuente documental nos permite suponer un origen indio en el tronco común entrerriano conformado por el hogar de Tomás Velázquez y Osaria Romero.

Transcribimos el texto que comprende al grupo familiar Velázquez y sus alianzas: [47]

 

– José Belásquez, 35 años, casado, indio, americano, hacendado, 2 hijos, 6 hijas y 1 esclavo. Total: 11 personas.

– Justo Antonio Belásquez. 37 años, soltero, indio, americano, hacendado, con un esclavo.

– Sebastián Belásquez, 49 años, casado, indio, portugués, hacendado, 3 hijos, 1 hija, 1 esclavo y 4 esclavas. Total: 11 almas.

– Bonifacia Belásquez, 53 años, soltera, india, portuguesa, hacendada con un esclavo.

– Bernardo Belásquez, 51 años, soltero, indio, portugués, hacendado.

 

Inmediatamente después figuran:

– Francisco Guillermo Oli (sic) 31 años, casado, blanco, inglés, zapatero, con 2 hijos.

– José Santiago Altés, 40 años, casado, blanco, americano, hacendado, 2 hijos, 1 hija y 1 esclava. Total: 6 personas.

– Francisco Hilario Altés, 34 años, casado, blanco, americano, hacendado, 1 hijo, 3 hijas, 2 esclavos y 3 esclavas. Total: 11.

– José Joaquín Noguera, 60 años, casado, pardo, portugués, labrador con 2 hijas.

– Bitorino Francisco Belasquez, 18 años, casado, blanco, americano, hacendado, 3 hijos, 2 hijas, 1 esclavo. Total: 8.

En 1824 en el partido de India Muerta figuran: Victorino Velázquez, Sebastián Velázquez, José, Justo, Bernardo y Antonio Cirilo Velázquez Sotomayor.

Sin relación familiar cercana, Vicente Velázquez Ferreira fue empadronado en el partido de las chácaras. [48]

En el año 1826, un nuevo registro contabilizó a la familia en los mismos pagos:

– Dn. Sebastián Belasques, 56 años, casado, americano. Su mujer Da. Josefa Soto, casada, e hijos: Pedro, en servicio, de 15 años; Manuel 11 años; José 2 años y María de 9 años. Esclavos: Antonio 27, Petrona 30, Gresilia (sic) 8 y Juana 3 años.

– Pedro Joaquín Barrios, 42 años, casado, americano. Su  mujer: María Josefa Belasques, de 28 años e hijos: Juan 2 y Pedro de meses; Florinda 8, Servanda 6 y Dorotea 4 años.

– Bitorino Belasques, 25 años, casado, americano. Su mujer Da. Juana Olivera, 34 años, americana. Hijos: Bernabé 11 años, Juan 10, Isidro 8, Sacarías 7, Sinforosa 9, Paula 3, Lucio 2 meses y José de 6 años.

– Cirilo Belasques, 17 años, casado, americano. Su mujer Da. Dominga Viera, 18 años, americana, con una hija: Claudia, de un año.

– José Belasques, 34 años, americano, casado con Da. Antonia Olivera, 43 años. Hijos: Eugenio (en servicio) de 16 años, Manuel 9, Mateo 6 y José 2 años.

– Dn Francisco Altés, 38 años, casado, americano. Su mujer Da. Isabel Colman, 28 años, americana. Hijos: Seferino 4 años, Francisco 2, María 14, Juana 12 y Justa 8. Servían a la familia sus esclavos Domingo de 10 y Catalina de 11 años.

– Dn. Justo Belasques, 46 años, soltero americano. Con él sus esclavos: Perico 11, Ipólito 12, Damiana 21 y María de 7 años.

– Dn. Francisco Olid, 47 años, casado, inglés. Su mujer: Da. María Belasques, 30 años, casada, americana. Hijos: Diego 11 y Bernardino de 10 años. Esclavos: Rufino de 10,  Leuterio de 2 y Francisca de 20 años.

Existen otros padrones de Rocha y su jurisdicción que, en realidad, fueron concebidos como un listado de las cabezas de familia. En consecuencia, no aportan nada nuevo en materia de edades, hogares o etnicidad de este grupo familiar. Ejemplo de ellos lo constituyen el padrón de la campaña de Rocha de 1824 o el censo de la villa homónima de 1830. [49]

 

3.4. Descendencia Velázquez-González

 

Corresponde enumerar la pléyade de descendientes del matrimonio Velázquez-González.

Entre sus hijos –los primeros de ellos nacidos en el Río Grande- ubicamos a:

 

H1.- BONIFACIA VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Nació en el Río Grande por 1768.

 

Recibió palabra de matrimonio en 1788 de Antonio Chalar. Chalar era natural de Montpellier, Francia, hijo de otro Antonio Chalar y de Magdalena Enorma u Olorma. Se avecindó a San Carlos casado con Águeda Pereira, natural del Río Grande, hija de Lorenzo Pereira y de Isabel Simón, de Santa Catalina.

En 1788 muere Águeda Pereira y se le hizo entierro mayor lo que nos da la pauta de que estaban en buena posición económica.

Antonio Chalar, apenas enviudó, intentó tomar estado con la que luego sería esposa de su hijo Juan, María de la Asunción Silva, a cuya boda interpone impedimento el mencionado hijo.

No conforme, pretendió casarse con Bonifacia Velázquez, nacida en el Río Grande, de 20 años, hija mayor del matrimonio de José Velázquez y Francisca González.

De la información de libertad surge que se corrieron las amonestaciones en tres domingos que fueron 14, 21 y 28 de diciembre de 1788 y resultó impedimento puesto por María Fachani, vecina de Montevideo.

Bonifacia, que había sido depositada a pedido del prometido en casa de José Francisco de Acuña mientras se realizaban los trámites, debió trasladarse a la de Dn. Antonio Cuello a petición de José Velázquez, su padre. Bonifacia expresó al Sr. Vicario que habían llegado a ella noticias de que el Sr. Chalar había solicitado por medio de carta para esposa a otra persona avecindada en Montevideo, la que al tener noticias de la pretendida boda de su prometido, interpuso impedimento. Desilusionada, manifiestó que era su voluntad retirar la palabra dada a Antonio Chalar y su deseo de ser reintegrada al hogar paterno.

Se llamó a declarar bajo juramento al mencionado Chalar, inquiriéndole si había contraído parenteso por cópula ilícita con Bonifacia Velázquez. Éste manifestó que no, y que nada tenía que decir de la estima personal respecto a la joven. Quedó así cerrado el caso de este matrimonio frustrado con la decepción de la novia. [50]

Bonifacia fue madrina de bautismo junto a José Teyxeira el 9/08/1795 en Rocha. [51]

 

H2.- BERNARDO VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Natural de Río Grande donde naciera por 1770/1771. Soltero y sin descendencia.

 

H3.- SEBASTIAN VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Oriundo también del Río Grande, donde viera la luz por 1776. Sebastián fue el último vástago riograndense.

 

Declaró en 1798, previo a su matrimonio, ser de edad de 21 años. Casó en Rocha el 21/11/1798[52] con María Josefa Ciriaca Blanco (Sotomayor), de 17 años, nat. Bs. Aires, h.l. Andrés Blanco, nat. Galicia y María Jacinta Flores, india, nat. Buenos Aires.

Al igual que la familia, continuó con las labores de campo en la estancia paterna y registró la marca de ganado.

 

 

 

 

 

 

Marca de ganado de Sebastián Velázquez. Año 1821. [53]

 

Figura en la proclamación de Fernando VII en la villa de Rocha en noviembre de 1808 por el partido de India Muerta junto a su madre . [54]

Censado en 1830 en India Muerta. Total de la familia: 32 personas. [55] 

De su progenie mencionamos a:

 

N1.-MARÍA JOSEFA VELÁZQUEZ SOTOMAYOR BLANCO. Baut. Rocha el 21/04/1800. [56] Casó allí el 6/10/1817 [57] conPedro Joaquín Barrios, soltero, natural de la ciudad de Lima, h.l. José Antonio Barrios y de María Lotellier, naturales de la misma ciudad.

 

N2.-VICTORINO VELÁZQUEZ BLANCO. Baut. 8/04/1802. [58] Casó en Rocha el 6/07/1820 con Juana Gregoria de Olivera Rodríguez, viuda del difunto Manuel de la Mota, h.l. Mateo José de Olivera, nat. Río Grande y de Feliciana Rodríguez, de Curitiba. [59]

Censado 1825 con 4 hijos y también censado en 1830.

 

N3.-JOSE FIDEL VELÁZQUEZ BLANCO. Baut. 5/07/1804, nacido el 24 de abril. Padrinos: José Velázquez y María Jacinta Aquino. [60]

 

N4.- MARIA DOLORES VELÁZQUEZ BLANCO. Desposó a su primo hermanoDomingo Altez Velázquez, hijo de Elena,  el 21/01/1835. [61]

N5.- ANTONIO CIRILO VELÁZQUEZ BLANCO. Casó el 19/02/1822 [62] con Dominga Cirila Viera Pereyra, h.l. Pedro, nat. Víboras y María Juana, nat. San Carlos.

 

N6.- MANUEL VELÁZQUEZ BLANCO. Casó el 3/03/1833 [63]con Juana Rodríguez, h.l. Antonio, riograndense y de la carolina Antonia Pereyra.

H4.- MARIA MANUELA VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Baut. San Carlos el 18/01/1778, n. 12. [64]  Ps: Manuel Núñez de la isla de San Jorge y María Viera, de la isla del Pico.

Casó en Rocha el 14/05/1798 [65] con Antonio Rodríguez de los Santos, de 25 años, natural de Río Grande o Colonia, h.l. Matías de los Santos, n. Lisboa y de Genoveva María de Jesús Rodrígues, nat. Colonia del Sacramento.

María Manuela fue sepultada en Rocha el 25/01/1799 [66] casada con Antonio de los Santos. Murió el 24. Testigos: José Teyxera y Antonio Nieves.

Padres de un único hijo que no sobrevivió:

 

N1.- ANTONIO DE LOS SANTOS VELÁZQUEZ. Baut. Rocha el 24/06/1798. [67]  Padrinos: Miguel Yarza y Bonifacia Velázquez.

Finó el 2/11/1800. [68]   

Antonio Rodríguez de los Santos pasó a segundas nupcias en 1801 con Antonia Josefa Pereira, nat. San Carlos, la que después casará con Nazario Velázquez.

 

H5.- ANA VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Baut. San Carlos en 1780. [69]

Se unió en matrimonio en Rocha el 23/01/1797 [70] aSilvestre Colman, de 30 años, h.l. José y de Josefa Ramírez, naturales de Rosario de los Arroyos.

 

Ana Velázquez recibió sepultura el 24/10/1800: “Murió el 23, mujer de Sebastián Colman”. [71]

Silvestre Coman finó en 1815, casado en segundas nupcias con Casilda Josefa Velasco, h.l. Antonio Velasco y de Rosa Montaña, nats. Canelones.

Dos hijas, ambas del mismo nombre, dejó la pareja Colman-Velázquez, de las cuales sólo la menor continuó la descendencia:

N1.-JUANA ISABEL COLMAN VELÁZQUEZ. Baut. Rocha el 14/07/1797, nacida el 27 de junio.[72] Padrinos: José Ignacio Uriarte y Bonifacia Velázquez.

Finó en Rocha el 5/11/1800 [73] de 3 años. La madre ya difunta.

 

N2.- JUANA ISABEL COLMAN VELAZQUEZ. Baut. Santa Teresa el 23/08/ 1799. [74]

Casó conFrancisco Hilario Altez el 7/11/1812, [75]soltero, nat. Maldonado, h.l. Jaime Altez, nat. Cataluña y de Elena Paes, nat. Río Grande; esta última hija de Pedro Paes y María Antonia Vasconcellos.

Isabel fue criada por su abuela y censada en su hogar en 1810.

El matrimonio Altez-Colman tuvo sucesión.

 

H6.- GREGORIA VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Baut. San Carlos en 1783 [76] Falleció a la semana de nacida. El padre figura como natural de la Bajada de Santa Fe.

 

H7.- JUSTO ANTONIO VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Baut. San Carlos el 25/07/1784, n. 19/07. [77]Ps: Antonio Chalar y Agueda María Pereira.

Justo Velázquez fue censado en 1830, soltero, al lado de Francisco Olid y de María Velázquez, con esclavos. También lo encontramos en el censo de Rocha en el partido de India Muerta. [78] 

 

H8.-JOSÉ NACEREO [Nazario] VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Baut. ídem el 4/08/1787, n. 28/07. [79] Ps: Francisco Acuña y Antonia de la Rosa.

Casó en Rocha el 22/11/1817 [80] conJosefa Antonia Pereira Techera Maciel, viuda de Antonio de los Santos, nat. San Carlos. Ella era hija de José Pereira, nat. de la isla del Pico y de María Texeyra Maciel, natural de Río Grande. Censado en Rocha en 1830 en el partido de India Muerta. [81]

H9.- ELENA JOSEFA VELÁZQUEZ GONZÁLEZ. Baut. ídem el 6/11/1789, n. 2/11. [82]Padrinos: Faustino Acosta y Elena Morales.

Casó en Rocha el 6/10/1813 [83] con José Santiago Altez, h.l de los ya vistos Jaime Altez, n. Febro en Cataluña y de Elena Páez Vasconcellos, nat. Río Grande.

José Santiago fue hermano de Francisco Hilario, casado con la sobrina de su mujer.

 

H10.- LORENZO VELAZQUEZ GONZÁLEZ.  El último fruto del matrimonio Velázquez-González nació en San Carlos de Maldonado hacia 1790. No hemos ubicado su fe de bautismo.

Casó en Melo el 3 de noviembre de 1807 conVicenta Josefa Sarza Fredes: “Lorenzo Velázquez, natural de San Carlos en Maldonado, hijo legítimo de José Velasquez, finado, natural que fue de Santa Fe y de Francisca González, del Río Grande en Portugal; con Vicenta Josefa Sarsa, natural de Buenos Ayres, hija legítima de Atanacio Sarza y de Juana Antonia Fredes, naturales de la parroquia de San Isidro, obispado de Buenos Aires. Testigos: Juan Bautista Espeleta, natural de Biscaya, de estado casado y vecino de esta Villa y Francisco Antonio Delgado, natural de Corrientes y vecino de esta parroquia”. Firmada por el cura Juan José Arboleya.[84] 

Lorenzo fue el único de los hermanos que abandonó el pago natal y se afincó, desde muy joven, en Melo.

En una información de libertad producida en Melo en diciembre de 1812 declaró como testigo del novio Pablo Sosa y lo hizo en los siguientes términos. Dijo:“que hace el tiempo de diez años poco más o menos que conoce ( …) al contrayente Pablo Sosa que lo presenta con motivo de llegar siempre por su casa (….) que cuando el padre del referido contrayente que se llama Manuel Sosa con motivo de haber traído cartas de el para el contrayente Pablo Sosa, con el cual tuvo varias conversaciones por las cuales le consta al declarante que el indicado contrayente es de estado soltero y libre (…) y que lo dicho es la verdad a cargo de juramento que ha prestado en el que se afirma y ratificó leída que le fue esta su declaración; dijo ser de edad de veinte y dos años. Firma: Lorenso Belasqes”.

 

 Comprobamos por este documento que, al igual que su padre, el hijo sabía leer y escribir. La instrucción no era nada frecuente en estos tiempos, lo cual sugiere un elevado nivel socio-económico de la familia.

El matrimonio Velázquez-Zarza pasó, ya en tiempos de la Cisplatina, de Cerro Largo a la recientemente fundada San Pedro del Durazno. Allí fueron censados en 1832 [85] en la primera sección de la villa de Durazno, de 46 y 40 años, respectivamente, blancos, con los siguientes hijos: José Pascual, el mayor con 24 años de edad, soltero, de oficio peón, Francisco 15, Agustín 11 y Rufino 4. [86] El jefe de hogar era de ejercicio labrador.

Dos años después, un censo más completo que el anterior, releva a la familia en el paraje de Porongos en los siguientes términos: Lorenzo Belasque (sic) 51 años, oriental, blanco, casado, labrador. Su mujer Bisenta Sarsa, 47 años, oriental, blanca, casada. Sus hijos, todos blancos orientales y solteros: Pascual 22. Francisco 14, Agustín 10, Juan Rufino 2, Juana Francisca 24, Margarita 20, María Petrona 18, María Egipciaca 16 y Carmelita de 12 años. Un total de 11 personas componía el núcleo familiar. [87]

También en Durazno vivían sus suegros Atanasio Zarza y Juana Ventura Fredes.

Atanasio Zarza terminó sus días en Durazno el 29 de diciembre de 1835 a la edad de 103 (sic) años, según certifica la partida. Había testado en 1824.

 

 

3.5. Descendencia natural y proceril. La señera figura del coronel Bernardino Olid Velázquez.

Al parecer, nuestro biografiado, inmerso en una sociedad patriarcal y profundamente machista, disfrutó de una muy común doble vida y, afecto a estas pasiones mundanas, mantuvo relaciones carnales con una señora de la sociedad rochense a quien Elsa Aguiar identificó como la viuda Juana López. Fruto de esa relación fue su hija María Candelaria López (la que usó también el apellido Velázquez) y fue tratada como parte de la familia por sus medio-hermanos, los hijos de don José.

Da. Candelaria formó su hogar con un extranjero: William Olley (apellido castellanizado en Olid), súbdito británico. William y Candelaria serán los padres del célebre coronel Bernardino de la Cruz Olid (1815-1864), a quien nos referiremos a continuación.

Reproducimos lo sustancial de dicha partida: “En 11 de enero de 1810 se desposaron  Francisco Guillermo Olley, soltero y católico, natural del condado de Sussex en Inglaterra, hijo legítimo de Tomás Olley y Rebeca Taylo (sic, por Taylor), naturales del mismo lugar, con María Candelaria López, soltera, natural de esta parroquia, hija de padres no conocidos y nutrida en casa de la viuda Juana López, mi feligresa, y ambos contrayentes residentes en esta parroquia. Los casó Manuel Delgado, teniente cura de la villa de San Carlos. Fueron testigos: Rafael Borda y José Antonio Velázquez. Firma: Amenedo”. (subrayados nuestros).  [88]

Del padre del coronel Olid refiere acertadamente Fernández Saldanha como natural del condado de Sussex, aunque, acto seguido, desliza un error cuando especifica que había naufragado en las costas levantinas (o sea Rocha). [89]

La documentación a que hemos accedido echa por tierra esta afirmación basada, seguramente, en testimonios familiares recogidos por el propio Fernández Saldanha. En efecto, del informe de soltura promovido en San Carlos en 1809 por el propio Olley surge que había venido con las tropas británicas a esta plaza. En el mismo sentido, lo declaran dos de los testigos presentados por el novio.

 

Continúa Fernández Saldanha refiriéndose a la trayectoria del coronel Olid y asevera que a los 14 años se presentó como voluntario al comandante Dionisio Acuña “su pariente”.

Otra afirmación de la que no menciona la fuente. De la pesquisa efectuada en los libros parroquiales de Rocha y San Carlos, concluimos que Dionisio Acuña no fue pariente de los Olid ni de los Velázquez. [90]

Si bien Olid y Acuña no estaban ligados por lazos de parentesco sanguíneo o espiritual, sí profesaron una larga y sincera amistad. Recordemos que el coronel Dionisio Acuña fue el padrino de matrimonio de Bernardino Olid. La boda se efectuó en Minas el 3 de septiembre de 1846. La novia: Braulia Secundina del Puerto, viuda de Inocencio Pereira, era h.l. José Ramón del Puerto Dutra y de Ignacia Nicolasa López Teixeira, naturales de San Carlos. [91]

Lo que sí sabemos, gracias a la información de soltura de 1809 ya señalada, es que Juana López, la persona que crió a María de la Candelaria y a quien Elsa Aguiar atribuyó como su madre, era viuda de Bartolomé García. [92]

 

Sólo dos hijos produjo este matrimonio:

 

H1.- DIEGO RAMÓN OLLEY LÓPEZ (VELÁZQUEZ).Diego Ramón Olley. Baut. Rocha el 9/12/1812, [93]nacido el 11 de noviembre. Era hijo legítimo de Francisco Guillermo Olley, natural del condado de Sussex en la Gran Bretaña y de María Candelaria López, natural de San Carlos. Abuelos paternos: Tomás Olley y Rebeca Taylo (sic). Abuelos maternos: se ignoran. Padrinos: Dn. Isidro Yarza y Da. Ramona Zelayeta. Testigos: Dn. Miguel de Yarza y Dn. Juan Tobio. [94]

Casó en Rocha el 15/07/1833 [95] “natural de esta villa, hijo de Francisco Ollit, nat. Londres y Da. María Velázquez, nat. San Carlos” con Juana Altez, h.l. Francisco y de Isabel Colman.

La partida deja constancia que el matrimonio se efectuó con la dispensa por parentesco de consanguinidad de tercer grado. Esto implica que los novios eran primos segundos. Gracias a este impedimento canónico se comprueba fehacientemente la filiación de Candelaria López o Velázquez como hija de José Velázquez, el tronco común de ambos consortes.

 

H2.- BERNARDINO DE LA CRUZ OLLEY LÓPEZ (VELÁZQUEZ). Baut. 5/09/1815, [96]nacido el 16 de julio anterior. Sus padres: Francisco Guillermo Olley, natural de la Gran Bretaña y de María Candelaria López, natural de San Carlos. Abuelos paternos: Tomás Olley y Rebeca Tela (sic). Abuelos maternos: se ignoran. Padrinos: Bernardo Velázquez y Bonifacia Velázquez. Testigos: Francisco Godoy y Juan Tobio. Obsérvese que la familia Velázquez (dos hijos de José) salen de padrinos del neófito.

Olid se vinculó al liderazgo del presidente Manuel Oribe, combatió el levantamiento de Fructuoso Rivera en 1836 y marchó al exilio en 1838 tras la “resignación” (renuncia) de la Presidencia de la República por Oribe.

Participó activamente en la Guerra Grande (1839-1851). Durante el Sitio de Montevideo (1843-1851) permaneció a las órdenes del Gobierno del Cerrito y venció a Rivera en la Batalla de India Muerta en 1845 con el grado de teniente coronel. En 1846 derrotó al colorado Fortunato Silva en San Carlos, lo que incrementó verticalmente su prestigio en la zona Este del país y le dio aristas de caudillo. Fue comandante de la Fortaleza de Santa Teresa.

Tras el fin de la Guerra Grande continuó sirviendo en el Ejército, pero vinculado estrechamente a Oribe y a las figuras principales del Partido Blanco.

En 1858 asumió la jefatura política de Minas. Apoyó la candidatura presidencial de Bernardo Prudencio Berro, quien le confirió responsabilidades militares como comandante de todas las fuerzas situadas al este del país.

En 1863, iniciada la llamada Cruzada Libertadora de Venancio Flores, luchó en la batalla de Coquimbo bajo las órdenes de Servando Gómez e hizo la guerra civil, desdichada para su causa.

El 7 de febrero de 1864 atacó con éxito a tropas rebeldes comandadas por Antonio Olivera en el Rincón de los Barrios en el departamento de Rocha, pero en esta acción recibió una bala que le lesionó la columna vertebral.

Falleció tres semanas después el 28 de febrero poco antes de cumplir los 50 años. En aquellos tiempos de perpetuo sobresalto, este hombre superior defendió siempre, por encima de cualquiera otra cuestión, la honradez administrativa y la vigencia de la legalidad.

 

3.6 Sucesión de José Velázquez.

 

Por más de dos décadas residió don José Velázquez, desde su llegada del Río Grande en el Este oriental, dedicado a las tareas ganaderas y comerciales. Formó parte de la naciente sociedad rochense y amasó una no desdeñable fortuna. Testimonio de ello lo constituyen la casi media docena de esclavos de su propiedad que hemos relevado. (Ver anexo 2).

Su vida transcurrió como la de cualquier poblador de nuestra campaña en esa época: sobre su caballo, repuntando sus haciendas, sin otra protección que la de ellos mismos, expuestos personalmente al saqueo ya que sólo los puestos y guardias sembrados de tanto en tanto sobre los caminos y pasos de arroyos protegen, con más fuerza psicológica que real, la vida del hombre y sus haciendas.

Los últimos años de la vida de José Velázquez transcurrieron junto a su familia -vio nacer y crecer sus últimos retoños- conjuntamente con sus múltiples ocupaciones.

En sus roles de hacendado, militar y baqueano, lidió con indios y matreros, otras veces con portugueses y reses bravas.

En su actividad comercial, hubo de transitar las comarcas del Este oriental. Tuvo su pulpería “La Velha Velázquez” en India Muerta y en idéntico ramo operó en Aiguá en 1793. [97]En estos establecimientos comerciales desempeñó sus actividades en el medio del campo como un mojón de incipiente progreso en la inmensa soledad de los caminos.

Transitó a menudo los desiertos caminos desde su estancia de India Muerta a la pulpería de Aigúa, acarreando en sus carretas leña, madera, cueros, tasajo, sebo y otros enseres para la vida diaria de los parroquianos. ¡Si conocería estos pagos al dedillo! Arroyos, lagunas, sierra y mar; como en pocos lados, en pocas leguas la geografía se muestra en su totalidad.

Finalmente, como vecino y feligrés de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Rocha, lo vemos comprometido e integrado a la vida comunitaria, siempre presto a socorrer al necesitado. Donó para la construcción del templo de la iglesia 5 toros de su propiedad que fueron vendidos a 8 reales cada uno. Además donó dos pesos y medio. [98]Su caridad cristiana se vio reflejada al sufragar los gastos de inhumación del finado Francisco Javier Flores, indio, muerto en 1790 con entierro menor y misa rezada de cuerpo presente. Ofreció 6 pesos de derechos y 2 pesos por la sepultura.

Ya maduro y frisando la ancianidad (recordemos que en esa época poca gente pasaba los cincuenta años de edad), le sorprendió la muerte en 1799. El asiento de óbito fue registrado el 16 de febrero de dicho año por Dn. Juan Manuel Morilla, Teniente de Cura de la capilla de Rocha, quien diole sepultura en el cementerio. Había fallecido el día anterior repentinamente, casado con Francisca González. Testigos: Don Miguel Antonio Zelayeta y Dn. Miguel Yarza. [99]

Su viuda permaneció en el partido al frente de la hacienda. En noviembre de 1808 juró fidelidad, por el partido de India Muerta, al rey Fernando VII y contribuyó en dinero y especie (con reses). Figura en el padrón de San Carlos de 1810, residiendo en el partido de India Muerta, de 58 años.

Francisca González sobrevivió a su marido por casi dos décadas. Alcanzó la inmortalidad el 12 de noviembre de 1818. [100]

La sucesión de los cónyuges Velázquez-González fue abierta al poco tiempo del deceso de Da. Francisca. Lamentablemente el legajo completo desapareció, lo que nos impide conocer los pormenores de la misma. En el legajo 7 del Juzgado Letrado de Rocha que se custodia en el Archivo General de la Nación de Montevideo se encuentra sólo la carátula del expediente 256 que refiere a la sucesión de José Velázquez y Francisca González y que, obviamente, fue retirado por algún interesado en algún tiempo pretérito y no lo restituyó.

La única certidumbre que tenemos es que las tierras de José Velázquez, sitas en Sarandí de la Paloma (India Muerta) fueron vendidas por sus 7 herederos en 1850. [101]

 

3.7. La fundación del poblado Velázquez en las tierras de José Velázquez.

 

Corría el año de 1833 en los pagos de India Muerta. Años y pagos cargados de leyenda e historia si los hay. Una joven, temerosa pero decidida, resolvió desprenderse para siempre del fruto de su vientre engendrado a escondidas. Esa madre jamás podría sospechar que allí se daba inicio a algo que se daría inicio a algo que se transformaría en una de las historias de vida más fascinantes de nuestra naciente república: la historia del “Guacho” Luciano Velázquez.

La tranquila residencia de Dn. Justo Velázquez, acaudalado hombre de la zona de India Muerta se había visto conmovida al amanecer del 31 de diciembre cuando al abrir la puerta tras sentir los llantos, se encontró con aquel niño envuelto en finísimas ropas y con una pequeña esquela que decía: “Su nombre es Luciano, nació el 24 de diciembre”.

Dn. Justo lo adoptó y le dio su apellido. Lo educó como un padre verdadero y lo preparó para la vida. Con los años, Luciano formó familia de la que nació una abundante prole.

Al fallecer D. Justo, Luciano recibió por herencia su patrimonio. Antes de morir -ya transformado en el respetado Dn. Luciano- decide destinar parte sustancial de su patrimonio para fundar un pueblo, con la idea fija que el apellido de aquel generoso hombre que lo criara y encauzara en la vida perdurara por siempre. Ese es el origen de lo que hoy es Villa Velázquez.

4. Conclusión

 

Concluimos aquí esta semblanza biogenealógica de la posteridad del matrimonio de Tomás Velázquez y Osaria (a veces Orosia) Romero, especialmente de la vida y obra de su hijo primogénito José, genearca de su estirpe en tierras orientales.

Y lo finalizamos en forma inconclusa, con el sabor amargo de no haber podido desentrañar los orígenes del linaje de marras. En consecuencia, quedamos sumidos en la secular interrogante: ¿Tomás Velázquez y Osaria Romero; ellos o sus ascendientes, eran indios como sugiere el empadronamiento de 1822 de Rocha, en donde fueron matriculados sus nietos? Hasta el momento no tenemos la respuesta.

Llegamos hasta donde pudimos… En este sentido, es menester destacar los conocidos escollos y dificultades que debe afrontar el genealogista dispuesto en remontarse lo más alto posible en esa escalera sin fin que es un árbol genealógico y cuyas ramas más altas desea siempre alcanzar. El matrimonio de Tomás con Osaria/Orosia no fue localizado en Santa Fe, Coronda ni en Rosario, las tres feligresías más cercanas a Paraná. Tampoco hemos ubicado sus respectivos testamentos, en el caso que hubieren efectuado su última voluntad. Estas carencias documentales imposibilitaron ascender en sus respectivas genealogías.

Cuando el nacimiento de José Velázquez habían transcurrido dos siglos de intenso mestizaje. Resultaba ya muy difícil definir dónde terminaba una raza y donde empezaba la otra. Las distinciones resultaban, en enorme medida, barrocas porque todos eran, en definitiva, mestizos. Es que la gran mayoría de la población del siglo XVIII tenía sangre india en proporción variable, especialmente entre las clases populares.

No obstante, la diferencia esencial entre las “castas”, nombre que se dio durante los últimos años del período hispánico a las los mezclados del mestizaje indefinido, los blancos o españoles, era mucho más social que racial.

Seguramente todos podemos citar casos similares al relatado en esta monografía puesto que el núcleo originario de nuestra cultura hispanoamericana se encuentra en la fusión primigenia de las tres principales etnias: española, indígena y negra.

De todas maneras, convengamos que lo más importante en la vida no es la cuna sino la obra. Y vaya si nos habrá legado este poblador, a quien hoy rescatamos del anonimato, que junto a otros más constituyeron nuestra primera cuña civilizadora en el Este de la Banda Oriental, que vivieron la primera hora de ese ambiente azaroso de aquellas tierras de indios charrúas y compartieron la inhóspita soledad, soportaron los daños, asaltos, raptos y asesinatos de los gauchos –hoy tan ponderados- defendieron este suelo con sacrificio y arrojo de la guerra contra el indio y el lusitano invasor.

Militar, estanciero, pulpero, fueron los oficios que alternó nuestro biografiado en Paraná, Río Grande o Rocha a lo largo de su azarosa vida. Padre de familia, hombre cristiano y buen vecino. En definitiva, el hombre y sus circunstancias, con sus luces y sombras, construyendo una sociedad más próspera para legarle a sus descendientes.

Estas simples historias de vida, como la que hoy exhumamos, se pueden y deben rescatar con el auxilio de la Ciencia Genealógica. Porque la Historia no la han escrito los “héroes de bronce” sino los pueblos, las masas anónimas, cuyos nombres no registran los libros. Porque cuando la Historia rescata a los personajes más anónimos en sus escenarios cotidianos, el relato histórico se aleja de los acontecimientos y se interna en una red de relaciones, mentalidades y tradiciones que amplían las causalidad de cualquier momento o suceso.

De nuestro personaje quedó su nombre grabado en un poblado -hoy capital histórica departamental- como emblema heráldico de su existencia y presencia en estas tierras. Hemos accedido al material que permite conocer, en algunas de sus ramas, la descendencia de José Velázquez hasta nuestros días, pero evidentemente excede el propósito de esta monografía. Sin perjuicio de ello, comentamos que la vasta descendencia contemporánea de esta familia abarca no sólo a los miembros de su estirpe en Rocha, sino también a la progenie que se desparramó por otros departamentos, especialmente en Durazno y Montevideo.

Por último, como genealogistas agradecemos y alentamos la loable obra en beneficio de la Humanidad entera que la Sociedad Genealógica de Utah (vulgo Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), viene realizando a lo largo y ancho del mundo desde hace más de un siglo. Esta institución compromete ingentes sumas de dinero y esfuerzos destinados a la microfilmación, digitalización, preservación y puesta en red de un valioso y único material histórico-genealógico. Este constante acopio de documentación unida a su divulgación nos permitirá, gracias a los avances tecnológicos que hoy disfrutamos, incorporar seguros nuevos hallazgos.

Sirvan pues estas líneas como homenaje a este esforzado poblador, afincado en el actual departamento de Rocha, zona limítrofe entre dos imperios, que dejó aquí, para la posteridad, sus huellas que germinan con vigor en el genio de su estirpe.

ANEXO I.

ASCENDENCIA DE FRANCISCA GONZALEZ.

 

Primera generación.

 

1. Francisca Gonçalves nació en Rio Grande-RS y tuvo su bautismo infantil el 2 Junio 1751 en Río Grande-RS. Casó con José Velázquez, de la Bajada de Santa Fe.

 

Segunda generación

 

2. Antônio Gonçalves dos Passos nació el 24 Abril 1713 en Serafão, Fafe, Braga (Portugal). Casó con:

3. Rosa Maria Pires nació en São Paulo-SP.

 

Tercera generación

 

4. João Gonçalves se casó el 20 de mayo 1703 en Serafão, Fafe, Braga (Portugal) con:

5. Maria Fernandes.

6. João Pires y su mujer:

7. Ana de Souza.

 Fuente: NEPS – Genealogias, http://sarmento.eng.uminho.pt/neps/genealogias.htm

 

Cuarta generación

 

8. Francisco Gonçalves tuvo su bautismo infantil el 10 de marzo 1660 en Serafão, Fafe, Braga (Portugal). Casó allí el 31 de agosto de 1681 con:

9. Isabel Francisco nació en Vilela.

10. Pedro Fernandes murió el 23 Marzo 1713 en Serafão. Casó con:

11. Jerônima Gonçalves.

Quinta generación

 

16. Estêvão Gonçalves se casó con:

17. Marta Gonçalves.

18. Antônio Francisco se casó con:

 

19. Ana Fernandes.

22. Amaro Gonçalves y su cónyuge:

23. Maria Gonçalves.

 

 

ANEXO II.

ESCLAVOS DE JOSÉ VELÁZQUEZ.

 

Los esclavos integraron el núcleo poblador de la villa de San Carlos. Considerados como bienes, como objetos vendibles, aparecen incluidos entre las numerosas pertenencias de sus amos cual símbolo de riqueza. El poder económico del amo estaba dado por el número de sus esclavos.

El padrón de vecinos de la villa y su jurisdicción de 1810 registró los siguientes vecinos poseedores: Tomás Piriz con diez y José Gerónimo de Sosa con 30 esclavos. Félix de Sosa, Juan Sánchez, José Núñez con nueve esclavos.

La viuda de José Velázquez tenía a su servicio 12 esclavos, un promedio de un esclavo por hijo.

De este documento se extraen sus nombres y edades: Nasario 50, Juan 20, Tomás 12, Simón 7, Juan 6, Petrona 11, Catalina 20, María 18, Manuela 9, Margarita 8, María 7 y Rosa 20.

Aunque el censo no lo registra, estaban destinados a las labores más duras y sacrificadas. Empleados en las más variadas tareas como la labranza y la siembra, el cuidado de animales, cortar y transportar leña, cocinar, lavar, criar niños, vender productos cosechados por el amo, etc.

Gracias a nuestros libros parroquiales sabemos que los esclavos eran bautizados, casados y sepultados cristianamente. Podían bautizar en caso de necesidad, ser padrinos y testigos en diferentes acontecimientos del diario vivir. Estos mismos libros documentan los sacramentos en que fueron partícipes los esclavos de la familia Velázquez.

 

A modo de ejemplo citamos los siguientes:

 

Manuel y María, consortes en 1795. Manuel fue sepultado el 21/07/1804: “murió repentinamente, moreno esclavo de Francisca González, y marido de María Josefa, morena libre. Testigos: Dn. Miguel de Yarza y Juan Collo”. [102]

María pasó a segundas nupcias el año siguiente en San Carlos con Pedro Magallán, pardo libre de 38 años, natural de Viamont en Brasil, hijo de Francisco Magallán, natural de la costa de La Laguna y de Juliana de los Santos. La novia, María Josefa Velázquez, declaró ser morena libre, viuda de Manuel Martínez y natural de Rebolo. [103]

María González (así figura) terminó sus días el 20/02/1812, viuda del difunto Pedro Magallanes. [104]

 

Catalina, que bautizó a su hija Juana el 10/05/1798. [105] Juana Rosa, párvula esclava, fue sepultada el 22/08/1798[106] “de edad de 3 meses, hija natural de Catalina, morena esclava de José Velázquez, mi feligrés”.

Otra hija párvula de Catalina, esclava, fue sepultada el 14/11/1804.[107] La partida anota: “hija de Catalina, morena soltera y esclava de Francisca González, viuda y vecina de dicho partido”.

Suponemos que se trata de la misma Catalina, natural de Banguela, hija de padres infieles y esclava de Francisca González, que casó el 25/05/1805 [108] con Nazareo Velázquez, moreno, soltero, natural del Viamont.

 

María, bautiza una hija de nombre Damiana el 4/10/1801, [109] esclava de Francisca González, viuda.

María, morena soltera nat. Banguela hija de padres infieles casó el 26/11/1801 [110] con José Baptista Riestra, moreno libre nat. Banguela.

José Reyna (sic) finó el 6/07/1809 [111]“entierro con oficio rezado, moreno libre, marido de María, morena esclava de Francisca González. Ts: Joaquín Pereyra y Luis Fernández”.

 

AGRADECIMIENTOS: Roberto Sobrero (Paraná, Argentina), Aníbal González Comas (Paraná, Argentina), João Simoes Lopes filho (Rio de Janeiro, Brasil), Raquel Domínguez de Minetti (Montevideo, Uruguay) y Jorge Bustamante (Montevideo).

FUENTES INEDITAS:

 

 

A) CIVILES. Archivo General de la Nación, República Argentina y Archivo General de la Nación (Montevideo, R.O. del Uruguay).

B) ECLESIÁSTICOS. Libros de Matrimonios, Bautismos y Defunciones de: Santo Domingo Soriano, Víboras, Espinillo, Real de San Carlos, San Carlos de Borromeo (Maldonado), San Fernando de Maldonado y Rocha (R.O. del Uruguay); Concepción del Uruguay, Paraná y Nogoyá (República Argentina).

 

 

FUENTES ÉDITAS:

 

A) DOCUMENTOS

 

COLECCIÓN DE DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA ECONÓMICA Y FINANCIERA DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY. TOMO 1: TIERRAS (1734-1810). Ministerio de Hacienda. Montevideo, 1964.

COMISIÓN NACIONAL ARCHIVO ARTIGAS. Archivo Artigas, tomo sexto. “Padrón de las Familias emigradas de la Banda Oriental, que sirven al Ejército del mando del Señor Coronel Dn. José Artigas, sin comprenderse a los dependientes de ellas empleados actualmente en el servicio de las armas” Cuartel General de Salto, Diciembre 16 de 1811.  Impresores A. Monteverde y Cía. S.A., Montevideo, 1965.

 

 

B) BIBLIOGRAFIA.

 

APOLANT, Juan Alejandro: “Génesis de la familia uruguaya”. Imprenta Vinaak, 4 tomos. Montevideo, 1975.

 

BARRIOS PINTOS, Aníbal: “Historia de los Pueblos Orientales”. Academia Nacional de Letras. Montevideo, 2000.

 

BAUZÁ, Francisco: “Historiade la Dominación Española en el Uruguay”. Colección los Clásicos Uruguayos. Montevideo, 1967.

CASTAGNINO, Juan Manuel y COLIMODIO GALLOSO, Alfredo: “Lista de oficiales y soldados de la compañía de milicias del Partido de la otra Banda del Paraná. 10 de febrero de 1767”. Revista del Centro de Genealogía de Entre Ríos Número V. Bs. Aires, Ed. Dunken, 2007.

 

DÍAZ de GUERRA, María A: “Diccionariobiográfico de la ciudad de Maldonado (1755-1900)”. Imprenta IMCO. Montevideo, 1974.

 

DOMINGUES, Moacyr: “Portuguesesno Uruguai. San Carlos de Maldonado, 1764”. Ediçoes EST. Porto Alegre, 1994.

 

FAJARDO TERÁN, Florencia: “Historia de la ciudad de San Carlos”, tomo I. Edit. Goes. Montevideo, 1963.

 

FAJARDO TERÁN, Florencia: “Historia de la ciudad de Rocha. Orígenes y primeros tiempos”, tomo I. Talleres Gráficos Oliveras Roses y Villaamil. Montevideo, 1955.

 

FERNÁNDEZ SALDANHA, José María: “Diccionario uruguayo de biografías”. Ed. Amerindia. Montevideo, 1943.

 

GOLDARACENA, Ricardo: “Raíces y frutos de la cultura mestiza”. En Suplemento Dominical diario El Día. Montevideo 12-IV-1981.

 

GONZÁLEZ COMAS, Aníbal: “Actas de matrimonio de Paraná (1764-1799)”. Revista del Centro de Genealogía de Entre Ríos Número VI. Bs. Aires, Ed. Dunken, 2006. (Cd. Adjunto).

 

GONZÁLEZ RISSOTTO, Rodolfo y RODRÍGUEZ VARESE, Susana: “En busca de los orígenes perdidos. Los guaraníes en la construcción del ser uruguayo”. Ed. Planeta. Montevideo, 2010.

 

LARROSA MOREIRA, Víctor: “Villa Velázquez (1911-2011). Cien años de la capital histórica”. Revista Histórica Rochense Nro. 4. Sitio web: revistahistoricarochense.com.uy

 

MACÍAS DE GONZÁLEZ DEL SOLAR, Ema; OLIVER MURO, Eduardo y ESPINA RAWSON, Mariano: “Matrimonios de Concepción del Uruguay 1783-1800”. Revista del Centro de Genealogía de Entre Ríos N° 3, págs. 277-308. Ed. Dunken, Buenos Aires, 2005.

MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo: “Entre el olvido y la memoria. Apuntes de Rocha y Maldonado”. Montevideo, Universidad de la República, 1982.

 

O´ DONNEL, Pacho: “Artigas. La versión popular de la Revolución de Mayo”. Ed. Santillana. Montevideo, 2012.

 

PAGOLA, Brenda: “Y ellos le dieron vida. San Carlos: fundadores y vecinos”. Ed. Arca. Montevideo, 1998.

 

PÉREZ COLMAN, Sebastián: “Primeros pobladores de Concepción del Uruguay. Censo de 1781”, en Revista del Centro de Genealogía de Entre Ríos N° 1, págs. 183-186. Bs. Aires, Ed. Dunken, 2003.

 

RUTH EGUIGUREN, María Selva: “Censo de Concepción del Uruguay de 1820”. Revista del Centro de Genealogía de Entre Ríos N° 1, págs. 187-211. Ed. Dunken, Buenos Aires, 2003.

 

VELÁZQUEZ, Víctor: “Cnel. Bernardino de la Cruz Olid. Breve perfil biográfico del último soldado oribista”. En Revista Histórica Rochense N° 1.Sitio web: revistahistoriarochense.com.uy

 

VIDART, Daniel: «Ideología y realidad de América». Colección Nuestras Raíces. Edit. Nuestra tierra. 4ª.edición. Montevideo, 1990.

 

YACOBAZZO, Marlene: “Rocha. Testimonio de dos siglos”. Ed. Planeta. Montevideo, 2001.

 

C) REVISTAS DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS GENEALÓGICOS DEL URUGUAY (I.E.G.U).

 

AGUIAR SILVA, Elsa: “Libro Primero de Matrimonios de Rocha”, en Revista 17, págs. 105-153. Montevideo, 1993.

 

ARIAS, Alfonso: El Padrón de Soriano de 1778”, en Revista 31 “Herencia Indígena en el Uruguay”, págs. 223-245. Montevideo, 2009.

 

LUX-WURM, Hernán: “El Padrón del Partido de Espinillo de 1780”, en Revista 10, págs. 51-62. Montevideo, 1989.

LUX-WURM, Hernán- YARZA ROVIRA, Enrique: “Padrones de Rosario, Colonia 1778/1787”, en Revista 28, págs. 329-336. Montevideo, 2004.

 

LUX-WURM, Hernán- YARZA ROVIRA, Enrique: “Padrón del Partido de Rosario de 1779/1780”, en Revista 31 “Herencia Indígena en el Uruguay”, págs. 207-222. Montevideo, 2009.

 

MELOGNO VÉLEZ, Fabián: “El Libro Primero de Matrimonios del Espinillo (1775-1790)”, en Revista N° 1, págs. 76-90. Montevideo, 1980.

 

SARACHU ONETO, Victoriano; DURAND, Mirta P. de y GUARAGLIA, Miguel: “El Libro Primero de Matrimonios de Víboras (1771-1779)”, en Revista N° 10, págs. 100-109. Montevideo, 1989.

 

YARZA ROVIRA, Enrique Javier: “Génesis y evolución del mestizaje en el Río de la Plata”, en Revista N° 31 “Herencia Indígena en el Uruguay”, págs. 49-80. Librería Linardi y Risso. Montevideo, 2009.

 

YARZA ROVIRA, Enrique: “Padrón de Las Víboras de 1780”, en Revista 33, págs. 281-317. Montevideo, Imprenta CBA, 2010.

 

YARZA ROVIRA, Enrique: “Registro de extranjeros de 1771”, en Revista 33, págs. 181-206. Montevideo, Imprenta CBA, 2010.

 

 

 

SITIOS DE INTERNET.

 

– Familias de Paraná: www.familiasparana.blogspot.com

Dirigida por Aníbal González Comas.

 

– www.familysearch.org Página de la Sociedad Genealógica de Utah. Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

 

[1]  Carolina López Velázquez, esposa del autor de este trabajo, nació en Montevideo el 3 de octubre de 1968. El eslabón de la cadena ascendente hasta el tronco común del genearca de su apellido se compone de la siguiente manera: 1. Carolina López Velázquez. 2. Soledad Velázquez Terra (n. 1940). 3. Lucas Virgilio Velázquez Fernández (1897-1966), casado con Joaquina Terra Pereyra das Neves, de ascendencia azoriana. 4. Natalio Luis Velázquez Moreno (1856-1945?). 5. Pascual Velázquez Sarza (1811-?). 6. Lorenzo Velázquez González (1790- ?) y 7.  José Velázquez Romero (1745?-1799).

 

[2]  Elsa Aguiar Silva (1901-1996). Historiadora y genealogista que investigó el pasado rochense, una de las veinte fundadoras del Instituto de Estudios Genealógicos del Uruguay en 1979. Su archivo personal fue gentilmente donado por su familia a la referida institución.

 

[3]   ATIENZA, Julio de: “Nobiliario Español. Diccionario Heráldico de apellidos españoles y de títulos nobiliarios”, p.752. 2ª. edición. Aguilar S.A. de Ediciones. Madrid, 1954.

 

[4]  “Lista de oficiales y soldados de las compañías de milicias del Partido de la otra Banda del Paraná. 10 de febrero de 1767”. Por Juan Manuel Castagnino y Roberto Alfredo Colimodio Galloso. En Revista del Centro de Genealogía de Entre Ríos N° 5, 2007. Original en el Archivo General de la Nación. República Argentina, legajo de Sala IX N° 4-1-3, correspondiente a Santa Fe.

 

[5]  San Carlos de Maldonado. Libro I de Matrimonios, folio 38v.

 

[6]  San Pedro de Río Grande. Libro 3 de Bautismos, folio 56v.

 

[7]  PAGOLA, Brenda: “Y ellos dieron vida. San Carlos: fundadores y vecinos”, p. 681.

 

[8] San Carlos. Libro I de Bautismos, folio 116v.  Ps: Antonio Méndez Borba y su mujer Rita Rosa Vieira.

 

[9]  San Fernando de Maldonado. Libro 2 de Matrimonios, folio 164.

 

[10]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 24.

 

[11] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 41.

 

[12] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 107.

 

[13] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 143.

 

[14] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 177.

 

[15] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 173.

 

[16] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 202.

 

[17] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 172.

 

[18] Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 235.

 

[19]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 290.

 

[20]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Bautismos, folio 36.

 

[21]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 145.

 

[22]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 305.

 

[23]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Bautismos, folio 57. Valerio Romero era hijo de Gerónimo Romero y de Isidora Mendoza; casó en Paraná el 24 de enero de 1766 con Bartola Martínez, hija de Domingo Martínez y de Victoria Sena.

 

[24]  PÉREZ COLMAN, César Blas: “Entre Ríos. Época colonial 1520-1810”. Imprenta de la Provincia, 1936.

 

[25]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 116.

 

[26]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 266.

 

[27]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 280.

 

[28]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 367.

 

[29]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Bautismos, folio 89.

 

[30]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Bautismos, folio 110.

 

[31]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Matrimonios, folio 130.

 

[32]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Difuntos, folio 114.

 

[33]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 57.

 

[34]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 365.

 

[35]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 113.

 

[36]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 2 Bautismos, folio 140.

 

[37]  Paraná. Nuestra Señora del Rosario. Libro 1 Difuntos, folio 43.

 

[38]  Nogoyá. Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Libro 1 Matrimonio, folio 42. Según la partida, Tomás Velázquez, el padre del novio, ya era finado.

 

[39]  Río Grande de San Pedro. Libro 1 Bautismos, folio 114. Padrinos: Antonio Monis Leite y Da. Francisca Fagundes de Oliveira.

 

[40] MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, “Entre el olvido y la memoria. Apuntes de Rocha y Maldonado”, pág. 44. Universidad de la República. Montevideo, 1982.

 

[41] Ídem, op.cit., pág. 50.

 

[42]  Pablo Héreñú y Arteaga estuvo 15 años -tal vez más- en las guarniciones del Este de la Banda Oriental, a estar por su propio testimonio cuando en 1776 solicitó a Vértiz su traslado a Montevideo aduciendo «que está en el real servicio desde 1762 en cuyo tiempo no se ha separado un instante del paraje a donde se le ha destinado» (Cfr. MARTÍNEZ ROVIRA, op.cit., pág. 66).

 

[43]  San Carlos (Maldonado). Parroquia de San Carlos Borromeo. Libro 1 de Bautismos, folio 110v.

 

[44] Colección Documental para la Historia Económica y Financiera de la República Oriental del Uruguay. Tomo 1: Tierras (1734-1810), pág. 207. Ministerio de Hacienda. Montevideo, 1964.

 

[45] Colección Documental para la Historia Económica y Financiera de la República Oriental del Uruguay. Tomo 1: Tierras (1734-1810), pág. 207-221. Ministerio de Hacienda. Montevideo, 1964.

 

[46] Padrón general de los vecinos de la parroquia de San Carlos y sus partidos: capilla de Santa Teresa, capilla de Rocha y sus partidos, Archivo parroquial de San Carlos Borromeo. San Carlos (Maldonado).

 

[47]Archivo General de la Nación. Montevideo. Libro 272. Padrones de Maldonado 1820-1836. Planilla correspondiente a la villa de Rocha y su jurisdicción. Año 1822.

 

[48]  MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op.cit.,pág. 169. Original en el Archivo General de la Nación (Montevideo). Expedientes del Juzgado Letrado de Maldonado, legajo 1824.

 

[49]  Archivo General de la Nación (Montevideo). Expedientes del Juzgado Letrado de Maldonado, legajo 1824 y expedientes del Juzgado Letrado de Rocha, legajo 5. Estos padrones fueron transcriptos por el historiador Eduardo Martínez Rovira, op.cit., págs. 169-170 y 173-174.

 

[50]  PAGOLA, Brenda, op.cit., p. 232.

 

[51] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 5v.

 

[52]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 6.

 

[53]  MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op.cit.,  110.

 

[54]  MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op.cit.,  168.

 

[55]  MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op.cit.,  173.

 

[56]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 36.

 

[57]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 84v. Según Elsa Aguiar, Barrios era mestizo. Así lo estampó en sus apuntes sin indicar más datos.

 

[58]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 50v.

 

[59]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 94v.

 

[60]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 75.

 

[61]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 209.

 

[62]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 106v.

 

[63]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 170v.

 

[64] San Carlos. Libro 1 de Bautismos, folio 72.

 

[65]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 4v.

 

[66]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Difuntos, folio 12.

 

[67]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 23v.

 

[68]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Difuntos, folio 15.

 

[69]  San Carlos. Libro 1 de Bautismos, folio 122.

 

[70]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 3v.

 

[71] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Difuntos, folio 14v.

 

[72] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 18.

 

[73]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Difuntos, folio 15.

 

[74]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 53v.

 

[75]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 55v.

 

[76]  San Carlos. Libro 1 de Bautismos, folio 166.

 

[77] San Carlos. Libro 1 de Bautismos, folio 180.

 

[78]  MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op.cit., p. 173. Original en el Archivo General de la Nación (Montevideo). Juzgado Letrado de Rocha, legajo 5.

 

[79] San Carlos de Maldonado. Libro 1 de Bautismos, folio 231.

 

[80] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 86v.

 

[81] MARTÍNEZ ROVIRA, op.cit., pág. 173.

 

[82] San Carlos. Libro 2 de Bautismos, folio 26.

 

[83] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 60.

 

[84]Parroquia de Nuestra Señora del Pilar y San Rafael de Cerro Largo (Catedral de Melo). Libro I de Matrimonios f. 56.

 

[85]  Archivo General de la Nación (Montevideo). Fondo ex Archivo General Administrativo. Padrones de Durazno (1832-1834). Libro nro.280.

 

[86]  Archivo General de la Nación (Montevideo). Fondo ex Archivo General Administrativo. Padrones de San José (1791-1834). Libro nro.278.

 

[87] Archivo General de la Nación (Montevideo). Fondo ex Archivo General Administrativo. Padrones de Durazno (1832-1834). Libro nro.280.

 

[88] San Carlos. Libro 1 de Matrimonios, folio 242. Francisco Guillermo Olid había se había convertido al catolicismo el año anterior, abjurando “de sus errores y su secta luterana”.

 

[89] FERNÁNDEZ SALDANHA, José María, “Diccionario uruguayo de biografías”, p. 913. Ed. Amerindia. Montevideo, 1943.

 

[90]  Dionisio Acuña desposó en Rocha el 8/11/1824 (1-130v) con María Mercedes de Olivera, soltera, natural de Rocha, h.l. Manuel de Olivera, natural de Santa Catalina y de Ana Techera, de San Carlos. Dionisio declaró ser h.l. de Liborio Acuña y Francisca Núñez, casados el 14/08/1789 en San Carlos (1-96v). Liborio declaró por oriundez la isla de Santa Catalina, h.l. Manuel Acuña y de Antonia María. La novia: Francisca Núñez, natural de esta parroquia, h.l. José Núñez y de Ana de Sosa Ribera, de esta vecindad, ambos solteros y vecinos de esta parroquia. Testigos: Miguel Urrutia, Cristóbal San Martín y José Revilla. Recibieron en el mismo día las bendiciones nupciales. En los apuntes de Elsa Aguiar se consigna que Dionisio Acuña pasó a segundas nupcias con Juana Ventura López de los Ríos, viuda de Felipe Álvarez Bengochea. No hemos podido corroborar tampoco esta información. De ser verídica la misma, se explicaría la confusión con la persona de Juana López, la persona que crió a María de la Candelaria, la hija de José Velázquez.

 

[91] Minas. Parroquia Inmaculada Concepción. Libro 3 de Matrimonios, folio 72.

 

[92] Bartolomé García era nacido en San Isidro, provincia de Buenos Aires. Indio de la estancia del Rey y Teniente de los peones. Casó en Maldonado en 1764. Declaró en dicho sacramento ser h.l. Feliciano García y Ana Aguirre. En los libros de informaciones matrimoniales de la feligresía de los Montes Grandes y Partido de la Costa (San Isidro, Buenos Aires) ubicamos la información de libertad producida el 22/11/1756 por Feliciano García, soltero, natural del Paraguay, h.l. Julián García y Ramona Espíndola, vino al partido con un padre mercedario de edad de 10 para 11 años, hace 11 años que reside en el partido y es de 20 años de edad; para casar con Ana Aguirre, india, viuda de Ignacio, indio, de 20 años. (OLIVERO, Sandra: “Libro I y Libro II de Informes matrimoniales de la feligresía de los Montes Grandes, Partido de la Costa: 1731-1773, pág. 307. En Documentos Eclesiásticos y Civiles de San Isidro. Siglos XVIII y XIX. Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas. Fuentes Documentales, volumen III. Buenos Aires, 2001).

La esposa de Bartolomé García declaró llamarse Juana, viuda, nat. Víboras, hija de Juan Caraya y de Marta María. Estimamos el nacimiento de Juana López hacia 1740/45. Para 1795, fecha del nacimiento de María de la Candelaria López (declaró en 1809 en el expediente de soltura ser de edad de 14 años), Juana debió rondar los 50 años de edad. Descartamos, en consecuencia, la maternidad de Juana para María Candelaria, pero suponemos que ésta bien pudo haber sido nieta de aquélla, hija de alguna de las hijas solteras del matrimonio García-López. En efecto, el matrimonio García-López tuvo varias hijas, entre ellas otra María de la Candelaria, n. 1778 en Maldonado, quien casa en San Carlos en 1799 con José Mariano Pereira, de 19 años, h.l. Antonio Ceferino Pereira, nat. Río Grande y de Josefa Lorenzo, nat. Santa Catalina.

 

[93]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 184.

 

[94]  En un cuaderno de apuntes del archivo personal de Elsa Aguiar, esta investigadora afirma que Candelaria López era hija natural de José Velázquez, indio rico y de Da. Juana López, viuda.

 

[95]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Matrimonios, folio 184v.

 

[96]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 de Bautismos, folio 234.

 

[97] MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op.cit., 86.

 

[98] PAGOLA, Brenda, op.cit., 680.

 

[99] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 12v.

 

[100] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 93.

 

[101] MARTÍNEZ ROVIRA, Eduardo, op. cit, págs. 100,101.

 

 

[102]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 28v.

 

[103] San Carlos. Parroquia de San Carlos Borromeo. Libro 1 Matrimonios, folio 206v.

 

[104] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 57v.

 

[105] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Bautismos, folio 22v

 

[106] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 11.

 

[107] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 30.

 

[108] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Matrimonios, folio 26v.

 

[109] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Bautismos, folio 46v.

 

[110]  Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Matrimonios, folio 14v.

 

[111] Rocha. Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios. Libro 1 Difuntos, folio 46.

 

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SALVE ALBIVERDE

 

“Oh… verde aroma, heraldo de cedrones

prosapia de un blasón, una bandera,

blancura altiva de los patios pobres…

flameando al sol, de una barriada entera.

Oh… grito al sur de mi ciudad pequeña

proyectado hacia el cenit de tus hombres.

noctámbulo de cantos… y bohemia…

Hoy quiero alzar mi copa

por tu nombre…”

 

Enrique Silva Rocha “El Gallineta”

 

“La vida de cada una de las instituciones deportivas del fútbol local encierra historias y agrupa personajes que constituyen una buena porción de la identidad cultural de un pueblo.  De Julio J. Martínez “para afuera” la vida de esos barrios esta ligada a todas las manifestaciones populares. Cuna de varios conjuntos murgueros y lubolos y hogar donde se aprendió a querer, a defender y donde se sufre y explotan alegrías de acuerdo a cómo le haya ido al “Lava”. A la gran y firme parcialidad, a la Comisión Directiva, cuerpo técnico y jugadores está dedicado este trabajo, el saludo ante un nuevo aniversario, el 75, y el deseo de que nunca muera la llama de la esperanza.”

 

Los latidos de una historia: la Institución, el barrio y su gente

Hugo Luján Amaral (2009).

 

 

1. Presentación

 

Es este un nuevo granito de arena que ponemos al servicio de la causa del viejo y querido Club de los Tres Barrios, Viera, Lavalleja y Machado,  donde viviéramos en nuestra niñez.

Es recordar los nombres de quienes nos hicieran hinchas del Lavalleja allá por los comienzos de la década del cincuenta: el “Chiquito” Tulio Machado y Tomás Pereira (mozos de la cantina del viejo Rocha Athletic Club de la calle Treinta y Tres); de quien nos llevara allá por 1963 a integrar por primera vez una Comisión, la de Pro Sede, un trabajador incansable por el Club: Leonel  González y de quien fuera un compañero formidable de Directiva y un amigo excepcional, el “Coco” Roberto Amorín Muñoz.

Como en toda historia siempre hay varias versiones, por lo que esta de hoy no quiere ser la excepción, puede haber alguna otra opinión sobre lo acá escrito y lo aceptamos, pero sí lo hemos hecho con honestidad, con sinceridad y con pasión, la misma que domingo a domingo ponemos en cualquier escenario que juegue la casaca gloriosa de los Tres Barrios, la querida albiverde.

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1. ¿Quién es?

 

¿Quién era Lucas Valdés, autor del cuento “La Fuga”, impecablemente ambientado en el lugar y tiempo del Combate Maturrango- Lechiguana, que integra la sección de Documentos de este número de la Revista Histórica Rochense?

La memoria de María Antonia “Pocha” Faget, privilegiado registro de la historia de Castillos – la grande tanto como la menuda -, hace ya años atrás, vino en nuestro auxilio.

   “Lucas Valdés- informó “Pocha”- en realidad era Lucas Gómez, hermano del popular ´Tornasol´ y del padre de Nubia Dos Santos Cruz. Eran hijos naturales que se apropiaban del apellido del padre. Había otros dos hermanos que se apellidaron Campos.” Leer el resto de la entrada »

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SUMARIO: 1. Introducción – 2. De Cataluña a la Revolución – 3. Un cirujano llega a Rocha – 4. Cirugías que transcendieron fronteras- 5. Lladó, el político – 6. El retorno a Rocha y su deceso – 7. A modo de final

1. Introducción

A fines del 1800 los pueblos y ciudades de nuestro país, con su interior en particular, se nutrieron de una valiosa corriente de inmigrantes,  en su mayoría europeos. Muchos de ellos llegaron a Montevideo inicialmente para luego poblar las soledades de nuestro territorio, aportando sus conocimientos y cultura, su trabajo incansable y con el afán de contribuir al enaltecimiento de nuestra nación. Leer el resto de la entrada »

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Grupo de estudiantes, génesis de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU). Entre ellos Introini.1

SUMARIO: 1. Introducción – 2. La recepción – 3. De quién se trata – 4. Sus comienzos – 5. El pedigüeño y su Hospital –
6. El educador – 7. El gestor cultural – 8. El deportista – 9. El servidor público – 10. La Avenida – 11. De cómo un estudiante “bolchevique” puso nombre al himno de los tangos – 12. La injusticia – 13. Apéndice documental

1. Introducción

Hay seres humanos providenciales y él fue uno de ellos. Temperamental como todo aquel por cuyas venas corra sangre italiana, recto, servicial, muy culto, blanco e hincha de Peñarol, el doctor Roberto Introini atravesó con galanura y enjundia casi seis décadas de la historia lascanense del cercano siglo XX. Uno de los días de mayor felicidad personal debe haber sido aquel domingo 16 de julio de 1950, en que, además de cumplir 57 años, Obdulio Jacinto Varela y otros diez leones enmudecieron Maracaná, obteniendo para Uruguay la mayor hazaña deportiva de todos los tiempos, para él un regalo muy preciado. Leer el resto de la entrada »

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SUMARIO: 1. Los “dotores” en las armas – 2. El fracaso del ´97 – 3. 1904 y otra vez revolución – 4. El retorno a las leyes y el inicio en la política – 5. El constituyente, el legislador, el ministro

1. Los “dotores” en las armas

Nuestro historiado de hoy es un personaje singular. Amante del derecho y arrastrado a la lucha revolucionaria en las revoluciones saravistas por su amor a las leyes. La masa de soldados ciudadanos esencialmente se nutrieron históricamente de los elementos de nuestra campaña. No estuvieron ajenos los “dotores” como Luis Alberto de Herrera, Julián Quintana, Basilio Muñoz, Fernando Gutiérrez u otros profesionales como los médicos (Lussich, Ceberio, Martínez, Morelli, A. Lamas, Baena, Berro, etc.) o agrimensores (Carmelo Cabrera y Ros), o aún literatos como Javier de Viana, Roxlo o Florencio Sánchez. Pero ellos fueron las excepciones tomadas de lo más granado de nuestra sociedad. Leer el resto de la entrada »

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Un relato de amores y odios, en los combates del Este rochense, en  aquel “año de fuego” del 1897

En las primeras horas de una noche del año 1894 partía, desde los montes que circundan el arroyo Don Carlos, la carreta conducida por Cipriano Ramos, tomando rumbo al norte.
Dentro de ella viajaban Fernando Reyes y Deolinda Miraballes. El había dejado atrás a su mujer e hijos, entre ellos a Rudecindo, el hijo mayor secretamente enamorado de la Deolinda. Ella dejaba sumidos en el dolor a sus desconsolados padres y hermanos. Leer el resto de la entrada »

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Malzoni y Rótulo de Rocha (1927)1

El “reclame” -aviso de prensa de antaño- fue a la publicidad lo que son hoy una pauta radial o un spot televisivo. De ahí que revistan especial interés para los investigadores y cualquier lector interesado en hurgar en el pasado.
Reflejan costumbres, tendencias, léxicos. Además de haber sido sostén económico de diarios y periódicos, en cuyas páginas hallaron cobijo, al amparo de muletillas tales como: “anunciar es vender” o “el público no es adivino; ¿cómo quiere que sepa lo que vende si usted no anuncia?”. Leer el resto de la entrada »

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RHR-8

Acaba de salir a la venta un ejemplar más de un clásico rochense como lo es la Revista Histórica Rochense. Cumple así su octavo año de existencia presentando un ejemplar que supera las 300 páginas.

Su Director el Dr. Alejo Umpiérrez manifestó que este fue un ejemplar especial, que costó mucho tiempo y trabajo y temió por momentos que fuera imposible su aparición, especialmente debido a las resposabilidades políticas asumidas como legislador este año, sumándose a ello un año plagado de dificultades económicas que lesionaron su financiación. Leer el resto de la entrada »

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Este es un número cargado de artículos que son un verdadero regocijo espiritual e intelectual leerlos.

Juan Antonio Varese escribe sobre el hoy ignoto Jesús Cubela, un gallego fotógrafo que revolucionó la sociedad rochense del 900 y que fue fotógrafo itinerante en los campamentos revolucionarios en 1904. Nos enseña como maravilló a Rocha con sus famosas “linternas mágicas”. ¿Qué eran éstas?, adéntrense a leer el artículo y lo sabrán.
La inmigración ha sido una vertiente fundamental de nuestra nación. Generalmente la estudiamos con relación a la afluencia de españoles e italianos; pero pocas veces dirigida a los inmigrantes de Cercano y Medio Oriente. Población que supo marcar una impronta humana y comercial, básicamente en el interior del país, primero con el comercio ambulante y luego con comercios estables. Vaya a saber porqué la pequeña Villa Velázquez fue un polo de atracción de “turcos” que se aquerenciaron allí para dejar su huella. Víctor Larrosa nos recupera esa hermosa realidad para disfrute de los lectores.
Los límites de Uruguay no han sido inmutables. Desde 1851 corrió mucha agua debajo de los puentes y se produjeron modificaciones en lo que a nuestro departamento refiere. Así se cambiaron o determinaron los límites sobre la Laguna Merín, el arroyo San Miguel y la desembocadura del arroyo Chuy en la zona que hace barra sobre el océano. Todos esos complejos temas se hallan analizados una vez más por Carlos Paolino, Claudia y Walter Subiza en forma por demás detallada. Leer el resto de la entrada »

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Por Juan Antonio Varese

SUMARIO: 1. El gallego fotógrafo – 2. De aficionado a reportero gráfico – 3. Comienzos de una aventura – 4. La “linterna mágica” – 5. La novedad del gramófono – 6. La despedida

1. El gallego fotógrafo

Polifacético si los hubo, Jesús Cubela fue uno de los fotógrafos más curiosos que actuó en Uruguay hacia principios del siglo XX. Puede ser considerado, con justicia, uno de los precursores de nuestros reporteros gráficos aunque se ignoren los datos de sus primeras experiencias como tal, de su aprendizaje fotográfico y su llegada al país. Nació en España, concretamente en Galicia, hacia 1870.

En aquellos tiempos, fines del siglo XIX y principios del XX, era prueba de mérito y harto difícil fotografiar a las personas en la vía pública, puesto que la fotografía espontánea no se había popularizado. Aún reinaba el concepto y se tenía el sentimiento que la imagen pertenecía al ámbito privado y sólo podía trascender a quienes su dueño lo quisiera, es decir el seno de la familia y tal vez un reducido grupo de amigos que se reunían para verlas. Y más aún el retrato, al que, por tal motivo, accedían sólo las clases altas que posaban a la hora de ser fotografiados e implicaba una preparación previa y detallada, ya que reflejaba mayor estatus y prestigio social.

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Por Víctor Larrosa Moreira

SUMARIO: 1. Una anécdota como introducción – 2. Contexto histórico del Uruguay de los inmigrantes –  3. Los primeros arribos al pueblo – 4. Otros que también dejaron huella – 5. Añoranzas de la tierra – 6. Disfrutando con los “turcos” – 7. A modo de final

 

1. Una anécdota como introducción

Chátalo…¡morió!” tronó la voz del “turco” en la habitación.

Pasó el centenario de Velázquez y quizás esta sea una de las frases que a lo largo de la vida del pueblo ha perdurado.

Al final de cada año Don Amado Abdo revisaba junto a su esposa “Nena” Izaguirre el estado de cuentas de sus clientes. La zafra de esquila estaba terminando, las ventas por las fiestas de fin de año aumentaban, ya fueran corderos, lechones, huevos y la gente andaba con plata en el bolsillo, por eso Don Amado entraba a revisar quién había pagado y quién no.

Conocedor de la gente como buen mercachifle, ante la ausencia o el ni siquiera pasar por la calle del boliche de algunos clientes, le decía a “Nena”: “Chátalo…¡morió!” cosa que no era más que el inequívoco conocimiento que no se le pagaría, en una suerte de muerte comercial del hasta entonces cliente, pronunciaba: “Táchalo…¡ese se murió!”.

Era también una especie de acto de generosidad, por aquellas épocas las deudas no se salían a cobrar, no había clearing ni avisos radiales para que “sutano se presentara por razones de su interés”, era el don de la palabra y la seriedad de cada uno. Si no aparecía a fin de año estaba muerto. Leer el resto de la entrada »

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Por: Claudia Taina Subiza Vegi, Walter Humberto Subiza Piña y Carlos Eduardo Paolino Etchechuri

SUMARIO: 1. Marco general – 2. Modificaciones referentes a la laguna Merín – 3. Modificaciones referentes al arroyo San Miguel – 4. Implantación de marcos intermedios en el trecho de la Recta Convencional Paso General del arroyo Chuy – Paso General del arroyo San Miguel – 5. Modificaciones referentes a la desembocadura del arroyo Chuy

1. Marco general

Los límites entre países son, a lo largo del tiempo, un objeto vivo y dinámico. Las modificaciones en su trazado o alcance pueden provenir de causas naturales – como el desvío o hasta la desaparición de cursos de agua – o por causas jurídicas – acuerdos o nuevos tratados firmados – o también por causas demográficas, como lo es la ocupación de áreas anteriormente deshabitadas.

A más de 160 años de su firma, el Tratado de Límites con Brasil, a pesar de continuar en plena vigencia, ha sufrido modificaciones, que atienden a su actualización, con el fin que cumpla su papel con mejor eficacia. En un trabajo anterior1, detallamos como se definió y demarcó la frontera entre la República Oriental del Uruguay y el Imperio de Brasil entre 1851 y 1852, especialmente en lo que atañe a nuestro departamento de Rocha. Así vimos que con las Modificaciones de 1852, el límite en este trecho, quedó definido como:

De la embocadura del arroyo Chuy en el Océano subirá la línea divisoria por dicho arroyo, y de allí pasará por el Puntal de San Miguel hasta encontrar la Laguna Merim, y seguirá costeando su margen occidental hasta la boca del Yaguarón conforme al utis possidetis2.” Leer el resto de la entrada »

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Por Fredy de Castro Delgado
SUMARIO: 1. Introducción – 2. Su origen, llegada al país y primeros años: un gallego en Rocha – 3. Su vida y obra en Rocha – 4. El retiro – 5. Fallecimiento – 6. Homenaje póstumo

1. Introducción

Cerdeiras fue el fundador y director del diario “La Democracia”, una de las hojas de mayor prestigio en la historia periodística de Rocha, donde se volcaron los aconteceres de esta tierra durante los últimos años del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX.Fue mucho lo que escribió y lo que se escribió sobre su vida periodística por lo que nuestro trabajo se remitirá a extractar de esas páginas los aspectos más significativos que nos ilustren sobre su origen, llegada al país y a Rocha en particular así como sus aportes a la sociedad rochense, la familia que conformó, el retiro de la actividad periodística, las repercusiones que tuvo su fallecimiento al poco tiempo de dejar su actividad y las diversas iniciativas de un homenaje póstumo que lamentablemente nunca ha llegado a concretarse.

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