ALEJO UMPIÉRREZ

SUMARIO: 1. El entorno: sierras, cerros, arroyos y bañados – 2. La escuela, el embrión inicial – 3. Nace 19 de Abril – 4. Los primeros – 5. ¿Dónde está la plaza? – 6. Las primeras autoridades de hecho y de derecho – 7. Necesidades burocráticas – 8. Calles sin salida (ni entrada) –
9. Sin un lugar donde caerse muerto – 10. Las difíciles comunicaciones – 11. Lavando los trapitos sucios –
12. Comerciantes y habitantes en los ´30 del siglo pasado – 13. Los negros de Chafalote

 

1. El entorno: sierras, cerros, arroyo y bañados.

Aunque sus pobladores más veteranos no gusten del nombre Chafalote con que muchas veces en el decir popular se le dice a dicho pueblo – y que no fue otra cosa que su nombre originario-, es imposible deslindar la localidad de su entorno geográfico.

Chafalote es en términos históricos un viejo y conocido lugar de tránsito y frontera. Fue zona de disputas entre las coronas portuguesa y española y camino de paso con destino a la frontera lusitana y a los últimos puestos de defensa fronteriza del imperio español como lo eran las fortificaciones de Santa Teresa y San Miguel, jalonado en camino a ellas por diversas guardias reales, siendo la más conocida la Guardia del Monte.

Formó parte de la región de las estancias del Rey, razón por la cual la zona lindera recibe el nombre de Don Carlos, en homenaje al monarca hispano Carlos III que reinó entre 1759 y 1788.

Remontándonos más en el tiempo esta área geográfica fue parte de la histórica Vaquería del Mar donde su valle era una zona privilegiada del mismo.

Y si nos trasladamos al siglo XIX, en dicha zona tuvo su estancia el último chasque artiguista Francisco de los Santos y fue también el lugar donde vivió su primera infancia Monseñor Mariano Soler, luego del retorno de sus padres de Brasil a donde habían emigrado a causa de la Guerra Grande. Viviría nuestro primer arzobispo en Chafalote hasta que se trasladó a San Carlos para comenzar sus estudios.[1]

Por lo tanto es una zona con una rica historia desde el fondo de los tiempos de la colonia.

El extraño nombre de Chafalote no tiene una etimología clara y sobre el solo hay especulaciones. Isidoro de María refería que derivaba del mote que recibió un soldado del cuerpo de Blandengues; teoría que no se sostiene debido que dicha milicia fue creada en 1797; al tiempo que la designación de Chafalote ya aparece en escrituras con anterioridad a esa fecha. El agrimensor rochense Tomás Barrios radicaba el origen del nombre en una deformación del vocablo “chafarote”, forma que tendría el arroyo en su trayecto final, y que era el nombre de un tipo de sable o alfanje con reminiscencias musulmanas que los criollos heredaron de los españoles.[2]

Tan anterior era tal designación a la creación de los Blandengues que ya en 1775 se la denominaba en documentos de la época como “Partido de Chafalote” y el 8 de julio de ese año, en la Fortaleza de Santa Teresa, por parte de la autoridad competente, se nombró al primer Alcalde para ese Partido. Resultó ser José Núñez, quién está documentado también como el primer estanciero que pobló esa zona en la época virreinal, adyacente a la Estancia del Rey en paraje Don Carlos. Así el comandante de la fortaleza de Santa Teresa lo autorizó “concediéndole toda facultad para que celando y visitando quanto le paresca las casas de los vecinos y puestos del Rey, para obviar se introduzca ni nadie admita persona sospechosa y que no transite con la circunstancia susodicha de la correspondiente lisensia…[3] El campo que ocupaba le fue adjudicado por denuncia en 1810 por el Virreinato y lindaba con la fracción adjudicada previamente a Gregorio Aguirre, otro de los primeros pobladores de la zona.

Los cerros de Aguirre

Los cerros de Aguirre

El nombre designa tanto al arroyo, a los bañados circundantes como a la sierra  y cerro principal, que también recibe el más conocido nombre de cerros de Aguirre.

Benjamín Sierra y Sierra, inspector de escuelas y geógrafo aficionado que publicara una obra imprescindible para el conocimiento del territorio rochense, refería a la sierra del Chafalote así: “La cuchilla de India Muerta o General, con la que se eslabona la de los Píriz, representa el eje central del grupo que venimos describiendo: se une por varios importantes contrafuertes a la sierra de Chafalote, donde descuella el conocido Cerro del mismo nombre o también de Aguirre; la continuación de esta sierra es la del Consejo. La sierra del Chafalote presenta un abra verdaderamente notable, por la que se escapan lentamente las aguas del arroyo del Chafalote, en su curso superior. Es el único desfiladero que tiene un gran valle semicircular, formado por contrafuertes de la cadena que se trata y de la General. De modo que si se tapase esa exclusiva salida de las aguas quedaría convertido el valle del Chafalote, llamado hoy inadecuadamente picada, en un profundo valle[4]

Orestes Araújo nos demuestra que los intentos de regulación hídrica o la construcción de obras de contención no son algo nuevo, al referir a los bañados de Chafalote, los que se forman a partir del encuentro de los arroyos Don Carlos y Chafalote, en un importante tramo anterior a la laguna de Castillos. Allí dice “El cambio del curso del arroyo de Chafalote, producido a causa de empalizadas y estibas hechas ex profeso, según imputación de una parte litigante, ha reducido la extensión del bañado que se halla hacia el N. del canal común al mencionado arroyo y al de Don Carlos. Este bañado, estero en parte es particularísimo por las construcciones o formaciones que contiene: en primer lugar la célebre y fabulosa Isla Negra; en segundo lugar la isla Coronilla, lacustre también, el Monte Alto y finalmente La Bolsa, albardón a todas luces artificial que se extiende entre una margen del lago de Castillos y el Bañado de Chafalote. Las islas y albardones son interesantísimos[5]

Sierra y Sierra así refería al arroyo del mismo nombre, que bordea la población historiada: “Nace en la sierra del Chafalote, y reuniéndose con el arroyo de don Carlos, forman en el último tercio de su curso un solo canal que se pierde o desaparece en los bañados muchos kilómetros antes de llegar al lago de Castillos”.[6]En el apéndice de su obra, en la edición de 1900, Araújo se extiende más y mejor sobre este arroyo señalando detalles pintorescos: “Es uno de los más importantes del departamento (…) presenta en su terminación (no desembocadura ni confluencia) un extenso delta, verdadero dique construido por hombres aborígenes de estas regiones; la Isla Negra. El tan confuso u obscuro curso inferior de este arroyo impidió la exploración pericial de agrimensores competentes y conocedores en el pleito de un cuarto de siglo, que han sostenido y siguen sosteniendo propietarios colindantes por razón de mejor derecho a la selvosa isla Negra. Los canales, barras y barritas que desprende el arroyo a través del bañado son varios y en direcciones varias también; llegando unos y otras a confundirse con el igualmente obstruido arroyo de Don Carlos, para llevar mezcladas sus aguas, filtradas en grandes esteros, al lago de Castillos. El arroyo Chafalote tendrá unos 100 kilómetros de curso y en toda su extensión es vadeable en el paso Principal, el camino internacional que va al Brasil (N. de A.: hoy ruta nacional N° 9, a cuyas márgenes se asienta el pueblo 19 de Abril), en el paso de la Arena, en su parte superior; en la Picada, que da nombre a todo un fértil valle; la Estiba, antiguo pontezuelo criollo de fagina, hoy alcantarilla de cal y canto, con su prolongación de macadán, que hace transitable uno de los sitios fangosos que abundan en el curso medio del arroyo[7]

Con relación a los cerros de Aguirre (o sierra de Chafalote, en realidad su denominación menos utilizada) Araújo señala su altura máxima en el entorno de los 300 metros, señalando como característica su pobre cubierta vegetal y la existencia de vicheaderos indígenas. Refiere que el origen del nombre de cerros de Aguirre responde a un ilustre abolengo, el de Atanasio Aguirre. Nosotros pensamos que el origen más remoto de este nombre se halla en la entrega de tierras realizada por el entonces Gobernador de Montevideo (luego sería virrey), Joaquín del Pino. Éste en 1779 hizo la adjudicación por denuncia y pago de su valor de tasación a Gregorio Aguirre de los campos comprendidos “al SE, camino real a Santa Teresa; al Este, Arroyo Chafalote; al Oeste, arroyo Isla Larga (conocido por Piedras Blancas) y al NE, con cañada y bañados.”

 

2. La escuela, el embrión inicial

 

La escuela en principio fue una escuela rural más en medio del campo. Se puede decir con propiedad que ella poco a poco hizo de aglutinador de la futura población. La escuela preexiste al pueblo en varios años y sobre ella se ha tejido una versión que la realidad documental no refrenda.

Tomó estado público a través de la prensa en este año del centenario de 19 de Abril que el predio fue donado por doña Aurora Acosta, negra liberta, a la cual su viejo amo Ramón Aguirre le habría concedido una parcela de tierra en ese lugar. Ella habría donado más tarde el terreno para construir la escuela. Tal historia, naturalmente dotada de un halo casi literario y ejemplar, en principio causa asombro y simpatía pero no se ajusta a los hechos. En igual nota de prensa erróneamente se antedata la antigüedad de la escuela llevándola a 1880.[8]

Lo cierto es que cuando recurrimos a los archivos del Consejo de Educación Primaria, donde se guardan en la Sección Notarial todas las escrituras de las escuelas del territorio nacional, allí no aparece el nombre de Aurora Acosta.

Los documentos que están en Educación Primaria son dos, uno por cada padrón que compone la escuela. Una de los terrenos fue donado y el otro vendido. El primero corresponde a 1892 y el otro a 1893 y ambos cuentan con una superficie de 7378 metros (“una cuadra cuadrada” dicen los títulos). El predio sobre el que se asienta la escuela fue donado por Bernardo Cardozo como “una fracción de campo” ubicada en el Paraje “Chafalote”, lindando entonces con predios de Genaro Ferro por un lado y en todos sus demás vientos con más propiedad del donante. De dicha escritura surge que Cardozo era comerciante establecido allí y que su comercio se hallaba lindero a lo que sería después la escuela, hoy No. 18. Dicha fracción la tenía el donante en propiedad desde 1891 por compra a Hermenegildo Costa, quién a su vez en 1883 la había adquirido a Eladia Cardozo de Cabral y Domingo Cabral. La donación fue modal o sea para que el destino fuera exactamente ese: Escuela Pública.

En nombre de la entonces Comisión de Instrucción Primaria de Rocha la recibió su presidente, quién fuera luego el ingeniero agrimensor que fraccionara originalmente el futuro poblado: Pedro V. Duguet. Como el donante no sabía firmar, muy propio de aquellos tiempos, lo hizo a su ruego Timoteo Inchausti y como testigos Melchor Larrosa y Wenceslao Roda, todos vecinos de la zona. [9]

Al año siguiente el Consejo de Instrucción Primaria compró un predio lindero. La compra se la hizo a Pantaleón Acosta y también por una cuadra cuadrada (7.378 ms.) lindando “con el Camino real que conduce de esta Villa a Santa Victoria, por un costado con la sucesión de Eugenio Martínez y por los otros dos con terrenos del vendedor y terreno que es el que ocupa el edificio de la Escuela Pública, que funciona en dicho paraje”. El precio que pagó el Estado fue “la cantidad de treinta pesos oro sellado” (o sea el pago no fue en papel moneda sino su equivalente en oro). En representación de la Comisión de Instrucción Pública de Rocha la suscribieron Domingo de Arce y Ulpiano Machado. El vendedor como de costumbre no sabía firmar y lo hicieron por él dos vecinos de Rocha, lugar donde se firmó la documentación. La escritura es del 7 de agosto de 1893. [10]

Del análisis lógico surge que la escuela fue construida en el lapso comprendido entre las dos escrituras, lo que demuestra la celeridad y diligencia puesta en la obra. Por lo tanto la construcción data de 1892 a 1893, sin perjuicio naturalmente de modificaciones y ampliaciones edilicias sufridas con posterioridad.

Pantaleón Acosta era un hijo natural de Aurora Acosta. La única referencia a Aurora Acosta en todo lo concerniente a la escuela surge de la compra previa que le hizo a su hijo Pantaleón Acosta el 22 de setiembre de 1892. Pero lo cierto es que Pantaleón Acosta no realizó donación sino una venta del predio – cobrada al contado – y que la escritura previa es también una compraventa.

Por otra parte la construcción de la escuela se encuentra en el primer padrón donado por Bernardo Cardozo y no en el comprado a Pantaleón Acosta, el que hasta el día de hoy se halla baldío y se ha utilizado solo para hacer quinta. A su vez Aurora Acosta a este predio lo había recibido, no por donación de ningún terrateniente como se ha dicho, sino por venta de Vicente Acosta. Por familiares directos de Aurora Acosta (“Mama Aurora” como se la conocía) no se tiene conocimiento en el entorno familiar de historias que tuvieran relación con la presunta donación referida sino que ésta fue un relacionado de desconocido origen y de fecha reciente.[11]

Escuela No. 18 de 19 de Abril

Escuela No. 18 de 19 de Abril

La escuela, si bien se mantiene en muy buen estado edilicio, ha tenido tenido un declive en su matrícula escolar común a todas las escuelas rurales o de entorno rural del país. Podemos ver que en 1912 contaba con 75 alumnos, en 2007, con 49 y hoy solo cuenta con 29 alumnos. Hoy la superficie construida consta con 353 metros edificados, mientras que el otro padrón se halla libre[12]. El padrón de la escuela es por demás indicativo del desarrollo poblacional de 19 de Abril pues lleva el número 1.

 

3. Nace 19 de Abril

 

3.1 – Orígenes: amor y negocios

El poblado surge sobre un proyecto de amanzanamiento realizado por Heraclio Ureta en una fracción de su propiedad, que lindaba con el Camino Nacional, delimitando el resto del futuro poblado y su área de chacras la llamada Zanja de los Difuntos (hoy más conocida como cañada de la Escuela), el arroyo Chafalote y la cañada de los Negros

Por ello se puede considerar con todo derecho a Ureta como el fundador del núcleo urbano. Él era un propietario rural de mediana dimensión. En aquellas épocas de prolíferas descendencias Don Heraclio no se quedó atrás. De su unión con Consolación Prieto hubo nueve hijos: Rómulo, Ironilda, Petrona, Consuelo, Lucila, Heraclio, Pedro, Ventura Teófilo e Isaías. Los Ureta eran descendientes del propietario inicial de los campos de la zona por adjudicación de la corona, el ya referido José Núñez.

A su vez la prolífera descendencia de Ureta no se detenía ahí. Con Aurora Acosta, la negra liberta ya referida, tuvo varios hijos naturales no reconocidos luego de haber quedado ésta viuda de su matrimonio con Núñez. Del matrimonio legal nació Enrica Núñez Acosta y fue la única hija de dicha unión; mientras que de la unión natural nacieron Práxedes, Justino, Honorata, Advíncula, Pantaleón y Amabilio.[13]

Pero lo afectivo también se anudó con lo material.

Ureta había adquirido dicho campo, que hoy incluye al poblado, a Pantaleón Acosta, – hijo de Aurora Acosta de Núñez como lo dijimos -, quién a su vez lo había adquirido a su madre en mucho mayor área[14]; quién a su vez lo había recibido por adjudicación en la partición de los bienes quedados a la muerte de sus padres Vicente Acosta y María González en un ya más que remoto 17 de mayo de 1862; partición aprobada por el Alcalde Ordinario Saturnino Machado. Así llegamos al origen más remoto de las tierras de 19 de Abril. Se nos ha referido que Aurora Acosta no habría sido hija de Vicente Acosta y María González sino que este matrimonio sin hijos, le habría dado su apellido y así habría recibido el campo.[15] Tal afirmación se vería refrendada con una escritura pública que en su parte de constancias finales deja manifestado que Aurora, Sirena, Emiliano y Marcos Acosta abonaron los impuestos sucesorios de Vicente Acosta y María González “como herederos extraños”, o sea un impuesto diferencial que se abonaba en los casos de no ser hijos los herederos, por lo que además el campo recibido fue dividido entre varias personas. Esta suerte de “adopción” es la única manera que pueda justificar la adquisición de tierra por libertos  o sus descendientes en aquellos tiempos.

Aurora Acosta vivió una cantidad extraordinaria de años para aquella época. Nada menos que 106 años cuando falleció el 6 de noviembre de 1933 en 19 de Abril, en el mismo pueblo cuyas tierras le habían pertenecido años atrás en mayor superficie. Si nos atenemos a este documento, la liberta Aurora Acosta habría nacido en 1827 y al recibir el campo, que incluiría la superficie que luego se destinaría a 19 de Abril, habría tenido 35 años[16].

De todo esto queda en entredicho la historia de la donación de tierras de Aguirre a la liberta Aurora Acosta, ya que ella lo recibió en 1862 por la herencia ya citada, para luego, treinta años después, vender toda esa superficie a su hijo Pantaleón Acosta (¿venta real a un hijo o donación encubierta?). Si existe la certeza de que era población de raza negra todos los Acosta y que predominó la fuerza de la raza en su descendencia a pesar de la mezcla de sangres. De todas maneras resulta muy extraño una venta a un hijo natural para que poco tiempo después le fuera vendida a quién era su padre natural; por lo que hace pensar en que Pantaleón Acosta fue una suerte de testaferro en el negocio, quedando la duda de porque se realizó así.

Primer plano oficial de 19 de Abril (Víctor Grille, 21 de diciembre de 1914)

Primer plano oficial de 19 de Abril (Víctor Grille, 21 de diciembre de 1914)

Lo cierto es que cuando Ureta decide hacer el fraccionamiento ya era un hombre mayor, contaba en 1903 según algunos documentos con 57 años y según otros con 61 años. Según su partida de defunción, Ureta falleció el 29 de octubre de 1917 en Chafalote a los 73 años de edad; si nos atenemos a ello al momento del fraccionamiento contaba con 59 años de edad y habría nacido en 1844 en igual paraje [17]

El plano original fue realizado por el Agrimensor Pedro Duguet el 4 de setiembre (noviembre en otros documentos) de 1903, por lo que surge claramente que el fraccionamiento y la población es varios años anterior a la denominación como pueblo, pues hemos encontrado diversas escrituras de Ureta vendiendo solares entre los años 1903 y 1907 que avalan tal afirmación.[18] Tal plano no se halla en Catastro y está extraviado, pero sí diversos documentos de la época confirman su existencia aunque no la cantidad de manzanas. También existen referencia a un plano del mismo agrimensor de 1910, pero si ha existido tampoco existen rastros. Se habla en algunos documentos de 16 a 40 manzanas, aunque puede haberse fraccionado en dos etapas y por lo tanto existir dos planos. El emprendimiento de Ureta había comenzado en 1903 y en su proyecto se donaba al Estado los predios para la plaza, la comisaría y otro solar para la erección de una iglesia.

Una de las casas fundacionales

Una de las casas fundacionales

3.2 El nombre – La denominación original del caserío formado al costado del camino que llevaba al Brasil era el de “Chafalote”.

La ley de nominación del pueblo así lo refiere en su artículo primero: “Elévese a la categoría de pueblo la localidad denominada ´Chafalote´, situada en la 2ª. Sección del Departamento de Rocha[19]. Es recién el segundo artículo que denomina al nuevo pueblo como “19 de Abril”. Esto ocurrió por proyecto de ley aprobado el 7 de abril de 1913 y que fuera rubricado el 21 de abril por el entonces Presidente de la República José Batlle y Ordoñez y su ministro – y luego presidente también – Feliciano Viera.

Las primeras escrituras de venta de terrenos del reciente fraccionamiento de Ureta que datan de 1903 a 1912 se refieren siempre a un solar de terreno “en el proyectado pueblo de Chafalote”.

Pero bien pudo el pueblo no recibir el nombre que hoy ostenta. El “Diccionario geográfico del Uruguay”, en su edición de 1912, o sea muy poco antes de recibir legalmente el nombre actual, recoge el nombre de “Chafalote” de la siguiente manera: “Núcleo de población – Rocha. Futuro pueblo ´Diecinueve de Abril” según petición del vecindario ante la Cámara de Representantes”. Pero lo más interesante es que nos informa que existió en su momento otro proyecto de denominación que proponía el nombre de “Monterroso” a iniciativa del entonces intendente municipal Antonio Falco.[20]

La historia regional recuerda que también el vecindario antes de recoger la propuesta del nombre actual, se tuvo por algunos la intención de que se bautizara al novel pueblo como “San Heraclio”, en honor a quién realizó el fraccionamiento don Heraclio Ureta; a lo que éste se opuso, sin perjuicio de que además no corrían buenos tiempos para los santos en medio del anticlericalismo oficial que la había embestido o embestiría contra varias denominaciones de poblaciones con nombres de ellos, cambiándoselos como son los casos de San Eugenio (hoy Artigas) y San Fructuoso (actual Tacuarembó).

3.3– La consagración legal

El mensaje de los vecinos dirigido a los poderes públicos el 28 de mayo de 1910 solicitando la designación de pueblo y el nombre de “Diecinueve de Abril” para el entonces caserío daba detalles jugosos sobre su realidad de entonces. En forma por demás poética expresaban: “En cuanto a los terrenos (…) se extienden como inmensa sabana por todos lados, hacia la laguna de Valizas, más allá del Chafalote y en toda la región comprendida entre éste arroyo y el de Don Carlos, puede afirmarse, sin temor de equivocarse que presentan condiciones inmejorables, más aún, ideales para la explotación agrícola, como ninguno, tal vez muy pocos en el resto del departamento. Constituyen esta zona miles y miles de hectáreas de campo, de tierras arables a profundidad de 50 y 60 centímetros, formadas por gruesas capas de sedimentos húmicos y por consiguiente de una fertilidad asombrosa, que no esperan más que la reja de acero abra su jugoso y rico seno para recibir la semilla que ha de devolver al hombre bajo el influjo de sus palpitaciones de vida, en una magnífica exploración de abundantes cosechas y de simientes de oro”.[21]

Refería a características del fraccionamiento señalando la amplitud de sus calles y auguraban un desarrollo que no se concretó; soñaban entonces con extender el fraccionamiento a la izquierda del Camino Nacional, hoy ruta N° 9, para que éste se transformase en la avenida central de la naciente población.

Señalaba la existencia de diferentes comercios en varios ramos y la existencia de una escuela pública con 75 alumnos. Para esa fecha Orestes Araújo indicaba la existencia de 250 habitantes, ratificando lo expuesto en el citado petitorio, posiblemente tomando dicho dato del mismo.[22] Aún a esa fecha no había ninguna otra institución pública asentada (Correos, Comisaría, Juzgado, Comisión Auxiliar) que no fuera la escuela referida.

El petitorio llevaba la firma de múltiples vecinos: Manuel G. Muñoz, Ramón M. Dávila, Rafael Abreu, Miguel A. Pereyra, Ángel López, Alberto Acosta, Jaime Casals, Francisca López de Fogliano, Augusto y Heraclio Ureta, entre otros.[23] Cabe destacar que Miguel Antonio Pereyra era nada menos que el caudillo nacionalista que, junto con Enrique Yarza, había acaudillado las tropas saravistas del terruño en las revoluciones de 1897 y 1904. Este caudillo – fundador más tarde del Herrerismo rochense – tenía su establecimiento rural en Chafalote.[24]

Casi tres años llevó el trámite parlamentario en el que se recogieron las informaciones de la Intendencia de Rocha y de la Junta Económico Administrativa. El informe final favorable fue firmado por Luis Melián Lafinur (vinculado por parentesco al gran escritor universal Jorge Luis Borges), Juan José de Amézaga (futuro presidente del Uruguay, período 1943-47), Juan Garibaldi, Carlos Prando, Javier Mendivil y Ambrosio Ramasso.

El informe no dejó de mencionar las precarias condiciones de la población (“…aún no ha adquirido el desarrollo necesario, ni su comercio la relevancia que lo destaque…”) pero sin perjuicio, la Comisión entendió que tal constatación no era demérito para la designación y confiaba que ello serviría como impulso a su desarrollo.

Aprobó el cambio de nombre ya que “el nombre de Chafalote con que se conoce hoy es de por sí bastante inexpresivo, para que no se dude un momento en cambiarlo por el de 19 de Abril, cuya fuerza evocativa, rememorando uno de los hechos más culminantes y gloriosos de nuestra independencia, perpetuará en su sencillez un perdurable homenaje digno de una nación heroica.[25]

El proyecto de ley con media sanción pasó al Senado y allí por moción del senador por Rocha Varela Acevedo – en aquella época se elegía un senador por departamento – se trató sobre tablas para tratar de que llegara el 19 de abril y pudieran festejar la aprobación de la norma. Así la ley se aprobó el 7 de abril de 1913 y la población pudo festejar su nacimiento legal, aunque fuese finalmente promulgada por el Poder Ejecutivo recién el 21 de abril de ese año.[26]

 

4. Los primeros

 

Obra en nuestro poder un plano artesanal, encontrado en los archivos municipales, que tiene la originalidad que en su relevamiento refiere en cada manzana o solar quienes eran los titulares en 1914 de los terrenos vendidos por Ureta y aquellos que él mismo se había reservado para sí dentro del entramado urbano. Allí se encuentran graficadas treinta y cinco manzanas.

Dicho plano lleva el rótulo de “Provisorio”, previo al primer plano oficial por escasos meses y fue realizado para acompañar un planteamiento sobre apertura de calles a solicitud de vecinos que se remitió a la Intendencia y que consta en el Acta No. 2 de la Comisión Auxiliar de 17 de agosto de 1914. En dicha acta se dispone la confección de tal plano provisorio y se confiere facultades al miembro González Delmond para plantear la temática ante el intendente.

Histórico comercio que perteneció a Domingo Fogliano (“La Azotea”)  y luego a Ángel Lopez, sobre Ruta 9

Histórico comercio que perteneció a Domingo Fogliano (“La Azotea”)
y luego a Ángel Lopez, sobre Ruta 9

Aparecen en el los nombres de los primeros pobladores, los pioneros en tomar la decisión de vivir en la naciente población.

Muchos habían adquirido una manzana entera – o más de una – como son los casos de Atiliano Osano (manzana 13, hoy 3), Alberto Acosta (manzanas 7, 8 y 9, hoy 2, 6 y 11, la 2 lindera a la escuela), Carmen Barrios (manzana 22, hoy 4) – todos estos sobre la zanja o cañada de los Difuntos que desemboca en el arroyo Chafalote -; Francisco Muñoz (manzana 2, hoy la número 5 con frente a la ruta y vecina de la escuela), Celestino López (la 3 con frente a la ruta nacional), viuda de Domingo Fogliano que no era otra que Francisca López (10, 11 y 4, esta última frente a la ruta, hoy señaladas con los números 16, 17 y 23), Anastasio Pereyra (manzana 5, hoy 22), Martín y Victoriano Silva (31, hoy 14) y Román Dávila (12, hoy 24).

Respecto de algunos de los pobladores antes referidos para ampliar información que permita mostrar el mapa humano del pueblo en aquel entonces podemos referir datos a su respecto. Por ejemplo Celestino López era propietario de una posta de diligencias, que tenía además una fonda y carnicería. Angelino Dávila tenía peluquería al costado del comercio de Celestino López. Domingo Fogliano fue propietario de grandes extensiones de campo en la zona y propietario del comercio “La Azotea”, comercio que luego de su muerte pasó a Ángel López y más tarde a Cosme Correa. La tapera del magnífico comercio se puede ver a la margen izquierda en la intersección de la ruta y el camino al cementerio apenas pasa el poblado en dirección a la frontera.

De los predios de Fogliano, sus herederos, seis hijas mujeres, en 1974 donarían el terreno donde hoy se afinca la Policlínica local.

El fundador había mantenido en su poder las cuatro manzanas que rodeaban a la que estaba definida como plaza, constando en dicho plano rústico como “reservada” cada una de ellas, posiblemente con la intención de esperar a su valoración por su ubicación “céntrica” para una venta futura. Es allí además donde donó los predios para iglesia y comisaría, a pesar de que este último jamás tuvo el fin para el que fue ofrecido, estando baldío.

En el total del fraccionamiento aparecen en 1914 marcadas 42 construcciones en otros tantos solares, sobre los casi 500 con que cuenta el pueblo. Ahí, entre otras, estaba la Escuela y las fincas de Atiliano Osano, Clodomiro Silva, Florencio Sosa y Carmen Barrios – todas ellas sobre la cañada de los Difuntos -. Sobre el camino nacional se encontraba Celestino López, Anastasio Pereyra, Francisco Techera y B. González.

En el entorno de la plaza todo era campo, solo había entonces una construcción de Heraclio Ureta en la “esquina” de las marcadas calles “2” y “D” de la manzana 5.

Aparecen casas dispersas en otras manzanas como las de Jeremías López, M. y D. Vicente, Román Dávila, Isabelino Martínez, Juan Pérez, Juan López, Martín y Victoriano Silva y Alberto Acosta.

Todas estas personas antes nombradas y sus respectivos núcleos familiares pueden considerarse parte de los primeros habitantes del pueblo.

Muchas de las denominadas calles se hallaban cercadas o cerradas por porteras  y así aparece marcado en ese primigenio plano, pues en realidad solo tenían libre recorrido las dos hileras de manzanas que daban sobre el camino internacional a Brasil. Ello provocará en un futuro no muy lejano rispideces varias que veremos.

A título de propietarios de solares individuales aparecen Angelina, Ceferino, Pascasio y Juan Sosa, Isabelino Martínez, M y D. Vicente, Ladislao Muniz, B. Unibazo, Ludovico Pini, Ceferino Martínez, Angelino Dávila, Victoriano Silva, Ernesto Maldonado y Augusto Ureta entre otros.

 

5. ¿Dónde está la plaza?

 

Debemos hacer un esfuerzo de imaginación y visualizar mentalmente el poblado en 1913. Pensemos en un precario y casi invisible trazado urbano de calles de tierra y sin un deslinde claro de los predios, con casas dispersas de lejos en lejos, visibles unas a otras a centenares de metros, todo ello dentro del amanzanamiento original.

Plano provisorio levantado para el reclamo por el cierre de calles por H. Ureta (1914).

Plano provisorio levantado para el reclamo por el cierre de calles por H. Ureta (1914).

En ese medio, el “centro”, era simplemente un descampado. En esa superficie la recientemente creada Comisión Fomento, con natural prisa para mejorar a la naciente población, elevó al Intendente Orosmán de los Santos una nota firmada por su presidente Jaime Casals solicitando que se procediese al deslinde y amojonamiento de la plaza para poder determinar con exactitud su ubicación con el fin de plantar los árboles del ornato y darle así un diseño al futuro paseo público. Ello ocurría el 19 de junio de 1913 y la nota ya llevaba orgullosamente el nombre de Pueblo 19 de Abril.[27]

La Intendencia no tenía plano propio porque había sido practicado en forma privada por el Agr. Duguet ante la contratación de sus servicios por el fundador del pueblo Heraclio Ureta, por lo que debió de solicitársele al citado profesional una copia del plano, surgiendo el 31 de julio de 1913 del expediente formado que Duguet proporcionaría dicho plano para poder ubicar la plaza pública.

Al no existir plano oficial, tal hecho motivó a las autoridades a confeccionar uno. Así a solicitud del Ing. Víctor Grille, Director de la Inspección Técnica Departamental, ante la Junta Económica Administrativa, dicho cuerpo recogió la inquietud, y por nota suscrita por su presidente Miguel Oficialdegui y como secretario por el escritor y médico nacionalista Miguel Dinegri Costa, dio el visto bueno al proyecto.

El Ing. Grille solicitó la cantidad de $ 35 para la confección del mismo y le fue concedido por el entonces intendente Orosmán de los Santos el 11 de noviembre de 1914, realizándose dicho plano cuya copia acompaña esta publicación el 21 de diciembre de ese año, por lo que constituye el plano más antiguo existente.[28]

Además resulta ser el único plano oficial de dicha localidad hasta el día de hoy, a excepción de un relevamiento municipal reciente. Se ha mencionado erróneamente como plano oficial al realizado por el Ing. Agr. José B. Correa.[29] Tal plano no es más que el de partición de los bienes quedados al fallecimiento del fundador del pueblo. Correa en diciembre de 1920 hizo el relevamiento de una multitud de solares dispersos por las cuarenta manzanas del fraccionamiento y varias pequeñas chacras del entorno a los efectos de ser distribuidas entre los herederos. Si bien dicho plano grafica el amanzanamiento globalmente solo individualiza los solares remanentes en propiedad de Ureta a su muerte, los que a esa fecha totalizaban más de 23 hectáreas, incluyendo las chacras linderas al pueblo ya referidas.[30]

 

6. Las primeras autoridades de hecho y de derecho

 

El impulso de los promotores de la denominación legal de pueblo trabajaban con energía y sin desmayo. Así, pocos días después de promulgada la ley, se constituyó por el vecindario una Comisión de Fomento, comunicándose al Intendente Municipal Antonio Falco su inicio de actividades. El Presidente era Jaime Casals. Cabe recordar que los hermanos Jaime y Hugo Casals eran fuertes comerciantes de la zona, establecidos en el naciente caserío en 1909 con el llamado “Comercio de las Cadenas”.

La naciente Comisión Fomento por nota de 20 de mayo de 1913 puso en conocimiento de la autoridad su puesta en marcha con “el fin de propender al desarrollo y prosperidad de este pueblo y sus inmediaciones. Entra en sus propósitos igualmente que la acción privada resulte de alguna eficacia en los casos que le sea dado secundar la acción oficial en las distintas manifestaciones de progreso que le están encomendadas.[31]

El intendente acusó recibo y la autorizó a funcionar como una suerte de organismo público aún cuando no lo era. Para ello le fijó como delimitación geográfica para el ejercicio de su función la zona comprendida “desde el arroyo Don Carlos al del Sarandí y del Camino Nacional al Océano y mientras la H. Junta no designe la Comisión Auxiliar respectiva”.[32]

La Comisión Fomento el 10 de junio agradeció al Ejecutivo Departamental tal autorización, sin saber que ya en los hechos estaba jurídicamente fuera de funciones.

Ello porque el 2 de junio de 1913 la Junta Económico-Administrativa de Rocha, bajo la firma de su Presidente Julio E. Bonnet y su Secretario Miguel Dinegri Costa, comunicó al Intendente el nombramiento de la Comisión Auxiliar Económico Administrativa para el pueblo. La comunicación expresaba que “habiendo sido declarada oficialmente pueblo con la denominación de 19 de Abril la localidad conocida por Chafalote y atento a lo preceptuado por los arts. 9, 26 y 27 de la Ley Orgánica de Juntas, desígnase para componer la Comisión A. E. Administrativa del referido pueblo a los Sres. D. Juan Sanguinetti, D. Rafael Abreu, D. Cosme Correa hijo, D. Martín Báez, D. Jeremías López, D. Augusto Ureta y D. Francisco Casella.[33]

Ni rastros en la designación de quién había sido elegido entre los vecinos como Presidente, el Sr. Jaime Casals. Podemos imaginarnos alguna comidilla, rencillas entre vecinos, y básicamente en situaciones políticas que postergaron a Casals como integrante del órgano que se designó.

Lo cierto es que éstas fueron las primeras autoridades constituidas de hecho y legalmente de la naciente población. Cabe consignar que no por instalarse la Comisión Auxiliar con sus facultades políticas e institucionales, ello significó el fin de la Comisión Fomento, sino que ésta siguió funcionando en paralelo. Vemos a esta comisión por ejemplo programando festejos para el primer aniversario del pueblo y para la correspondiente efeméride patria; invitando para ello al Intendente Orosmán de los Santos. [34]Esta dualidad entre autoridades jurídicas y de hecho quizás fue la razón de la escasa duración de la primera Comisión Auxiliar, la que sería renovada a pocos meses de constituida y entrada formalmente en funciones.

Vemos, por ejemplo, la demora en instalarse la Comisión Auxiliar, que designada el 2 de junio de 1913, recién se instaló el 4 de octubre de ese año, cuando hablamos de una localidad ubicada a escasos kilómetros de Rocha. En el lugar de la instalación no había más gente que los designados y las autoridades municipales – así lo consigna el acta -, cuando ello debió de ser un acontecimiento público y festivo. Faltó incluso al acto Jeremías López quién – demasiada coincidencia – integraba la Comisión Fomento como Secretario.

Se eligió como Presidente a Juan Sanguinetti, Vicepresidente a Cosme Correa (h) y Secretario a Augusto Ureta, hermano del fundador del pueblo. Esta reunión se llevó a cabo no en un espacio público sino en el Juzgado de Paz. De este dato surge que entre abril y octubre de 1913 se creó e instaló la dependencia judicial en una demostración de progreso para la población, aunque a fines del pasado siglo se cerrara el mismo, al igual que otros pequeños juzgados en el departamento (Velázquez, por ej.)[35]

Si bien todo lo elaboramos en el terreno especulativo, los documentos avalan la interpretación, ya que es imposible que se constituya una Comisión Auxiliar y se muden sus titulares escaso tiempo después.

Efectivamente en mayo de 1914 se cambió la totalidad de la Comisión designándose nuevos miembros. El 30 de junio en 19 de Abril se constituyó la nueva Comisión Auxiliar con miembros de la Comisión Fomento y de la saliente Comisión Auxiliar, siendo estos las segundas autoridades designadas del pueblo.  Allí estaban el hermano y socio comercial del presidente de la Comisión Fomento (Hugo Casals) y el Vicepresidente y Secretario de la primera Comisión Auxiliar (Cosme Correa hijo y Augusto Ureta), el resto del elenco lo integraba un renovado equipo: Manuel Presa, Artigas Manuel Barrios, Gumersindo González Delmond y Lorenzo Graña. Por misteriosa casualidad los presidentes de las primeras comisiones de Fomento y Auxiliar habían desaparecido. Tampoco figuró en ninguna de las autoridades ni comisiones el fundador del pueblo, algo particular que solo podemos atribuir a su edad o a los roces sucedidos con diferentes vecinos por diversos temas como ser la apertura de calles, acceso a lavadero público, etc.

La paralización de actividades de la Comisión Auxiliar saliente era total, tanto que la entrante, el 10 de julio de 1914, en su primera reunión acusó recibo de la nota de comunicación de la designación de Orosmán de los Santos como Intendente que había sido remitida con fecha 10 de febrero de ese año.

El Acta N° 1 dio cuenta de los asuntos entrados con notas de varios meses de atraso, donde se comunicaban por ejemplo la remisión de semillas de árboles para realizar plantíos, el envío de libros de caja para la contabilidad, de actas y copiadores para asentar las actas, etc.. El  hecho del número del acta presupone que no existieron actas previas, o más seguramente que jamás se reunió la primera comisión, máxime teniendo en cuenta el acuse de recibo de notas de varios meses atrás.

En las primeras sesiones ya se plantearon las primeras inquietudes de la población: apertura de calles cerradas, servidumbres de paso, obtención de un predio para cementerio, prohibición de extracción de arena del arroyo Chafalote, etc..

 

7. Necesidades burocráticas

 

Apenas instalada la primera Comisión Auxiliar, resolvió el 31 de octubre de 1913 elevar una nota al Intendente Falco, con la firma de su novel presidente Juan Sanguinetti y de su Secretario Augusto Ureta, pidiendo autorización para alquilar una casa con destino al funcionamiento de la Comisión Auxiliar.

El 22 de noviembre el intendente se negó, aduciendo falta de rubros y por no existir previsión presupuestal, expresando que se debería esperar al nuevo presupuesto.

Cuando se instaló la segunda Comisión Auxiliar en 1914, muy previsora ésta, no solicitó nada para tal fin y en las dos primeras actas se mencionó que se reunía en el domicilio particular de Augusto Ureta; pero a partir de agosto de 1914 se refería en las respectivas actas que la Comisión se constituía “en su oficina”.

El sueño de la sede propia se había cumplido.

 

8. Calles sin salida (ni entrada)

 

Don Heraclio si bien había hecho el fraccionamiento y vendido multiplicidad de solares, muchos de estos se hallaban enclavados en medio del campo ya que las manzanas solo estaban dibujadas sobre un papel y las calles eran inexistentes, salvo algunos tramos en que no había más que trillos que llevaban a alguno de los solares enajenados, donde se había construido y no se pasaba libremente sino que debía irse abriendo porteras. Podemos imaginarnos que el fundador seguía dando uso pastoril a buena parte del pueblo fraccionado, vendido y aún no ocupado. Ello llevó a que varios vecinos molestos se presentaran ante la novel Comisión Auxiliar Económico-Administrativa del pueblo a reclamar por la apertura de calles.

Para ello elevaron una nota el 6 de agosto de 1914 pidiendo “a esa Comisión Auxiliar se sirva ordenar la apertura de las calles que actualmente se encuentran cerradas por el propietario Sr. Ureta, cuyas calles perjudican enormemente los intereses de los pobladores que se encuentran encerradas, por no darse más entrada y salida para algunos a sus propiedades, que por una calle que actualmente se encuentra en estado intransitable llegando al punto de hacerse imposible pasar con vehículos.[36] “Suscribían” la nota Florencio Saturnino Sosa, Leandro de León, Peregrino Bossi, Alejandro López, Eulogio Pérez, Dacio Vicente, Juan Antonio Fernández, Medardo Martínez, Paulino Martínez, Teodosio González, Constancio Correa y Rafael Abreu. El entrecomillado al verbo “suscribir” se debe a que la pluma que hizo la nota cotejándola con las “firmas” es la misma caligrafía; muy posiblemente porque los peticionantes no supieran firmar. La nota fue recibida por el secretario Augusto Ureta, hermano del fundador por lo que imaginamos que inmediatamente éste tomó conocimiento del petitorio.

La Comisión Auxiliar, de alguna manera, tratando de evitar tener problemas nada menos que con el fundador decidió elegantemente pasar la cuestión a la órbita municipal, confeccionando un plano rústico que se adjuntó a la nota, donde se hallaban marcadas las calles cerradas y comisionando al miembro González Delmond para realizar todas las gestiones que fueren pertinentes, el que ilustra este artículo.

Ello llevó a la formación de un expediente municipal donde constaban en el plano las calles obstruidas según constatación de la propia Comisión Auxiliar, urgiéndose al intendente por ser “un punto que requiere una inmediata reparación (…) indicando a esta Comisión las medidas conducentes al mejor cumplimiento en pro de los intereses generales de los habitantes de este pueblo.[37]

El 12 de setiembre la Inspección Técnica Municipal y Departamento de Vialidad, con la firma de su director Víctor Grille, informó al respecto que “habiendo sido declarado pueblo la agrupación de casas, entiende esta Oficina que los terrenos destinados a calles han sido cedidos a la Municipalidad y por lo tanto el primitivo propietario ha cedido por este hecho los derechos sobre aquellos, luego es de cuenta de esa Intendencia todo lo relativo a los mismos siendo así que por medio de un decreto podrá mandarlos abrir.[38]

El Intendente Orosmán de los Santos, en demostración de la gravedad que trasuntaba el tema, se constituyó personalmente en 19 de Abril el 22 de octubre de 1914 y se le impuso de la resolución municipal al propio Ureta, quién manifestó “que si bien es cierto que tiene destinado otra parte del terreno anexo al deslindado para ensanchar la población todavía no ha procedido al deslinde respectivo” declarando que el resto estaba librado al uso público lo que pudo constatar el intendente. De los Santos dejó constancia de ello en el expediente y dijo que lo afirmado por Ureta fue verificado por él,  “razón por la cual no creyó llegado el caso de tomar ninguna medida extrema[39]

¿Entonces qué pasó?, ¿la denuncia era infundada?, ¿el intendente no constató lo correcto? Esto debemos suponerlo, pero obviamente ni la denuncia fue infundada, ni Orosmán de los Santos se equivocó. Muy posiblemente Ureta advertido de la petición, por su iniciativa personal, procedió a abrir las calles para evitar cualquier tipo de represalias y naturalmente no abrió calles en aquella parte todavía no fraccionada y pendiente de delimitación.

Con posterioridad en marzo de 1915 nuevamente se planteó por Héctor Lorenzo y Losada el cierre de calles en el poblado, por lo que una vez más una comisión viajó al domicilio del fundador para urgir la prolongación de arterias de tránsito que permitieran llegar al lugar en el arroyo Chafalote que se había determinado como lavadero público y donde se realizaba la extracción de agua para la población.

Todos estos elementos demuestran una relación en tensión entre el fundador , vecinos y autoridades que siguió en diferentes etapas a lo largo del tiempo.

Fachada de la portada del cementerio local

Fachada de la portada del cementerio local

 

9 – Sin lugar donde caerse muerto

 

Toda población que se precie de tal debe tener un lugar que sea la última morada de sus habitantes cuando se despiden de esta vida. En mérito a que en el seno de la Comisión Auxiliar se había planteado por vecinos la necesidad de contar con un cementerio; se elevó nota a la intendencia para que procediera a obtener, por compra o por expropiación, uno con tal destino.

Lo primero que hizo el municipio fue solicitar al fundador la donación de un terreno dedicado a tal fin. Don Heraclio Ureta delicada, pero firmemente, dijo no. Fundamentó para ello expresando que ya había hecho donaciones de terrenos varios con destino a organismos y espacios públicos (para la plaza y para la policía). Agregó que en sus terrenos no habían lugares que por sus características permitieran el destino de necrópolis: “no hay lugar propio para la obra proyectada, pues las partes más altas es donde está ubicado el pueblo”.[40] Es de pensar que tamaño proyecto dentro del poblado no parecía ser la mejor forma de valorizar los predios pendientes de venta y por lo tanto era contrario a los intereses comerciales de Ureta.

Algunos años más tarde el tema del cementerio se solucionaría en un predio cercano, cruzando el Camino Nacional, en las proximidades del pueblo. Dicho terreno fue donado por Gumersindo González Pérez, padre del ya referido Gumersindo Gónzalez Delmond, integrante de la Comisión Auxiliar designada en 1914.[41]

 

10. Las difíciles comunicaciones

 

En aquellos tiempos pretéritos, si bien la distancia parece hoy exigua, la comunicación entre la capital departamental y pueblo 19 de Abril – treinta kilómetros – no era sencilla.

El principal escollo estaba dado en la conocida cañada o zanja de los Negros sobre el llamado Camino Nacional que unía Rocha con Santa Vitoria do Palmar, una simple vía de tierra por aquel entonces. En aquel lugar era difícil el paso en tiempos normales e imposible luego de crecientes o temporales.

Por ello de acuerdo al nuevo estatus que se procuraba de pueblo se imponía realizar un puente que solucionara todos esos inconvenientes, lo que también beneficiaría a la villa de Castillos.

El detonante para elevar la solicitud para la construcción de un puente fue un hecho sucedido en marzo de 1911 cuando una diligencia quedara varada en medio del arroyo por enterrarse en el lodo del lecho de tal zanja, la que debió ser sacada con varias yuntas de bueyes, poniendo en peligro la vida de los pasajeros. A ello se sumaba naturalmente el perjuicio al comercio y a los transeúntes en general para el mero hecho del traslado de bienes y personas.

Así Eliseo Marzol, intendente en ejercicio, elevó una nota a la Junta Económica Administrativa de Rocha urgiendo la realización del puente de referencia antes de que llegara el próximo invierno. Se planteó en primer término construir una calzada en el lecho de la cañada pero se estimó que no daba garantías de duración ni solidez. Por ello se la descartó y se tomó la idea de confeccionar “un puente alcantarilla de madera dura, con seis a ocho metros de luz, cuyo costo aproximado sería de ochocientos a mil pesos”.[42]

Como toda obra pública chocó con tropiezos varios. El más importante en primer lugar fue la imposibilidad de conseguir madera dura en Rocha, ni había tiempo suficiente antes del invierno (del expediente surge que recién había llegado madera al Puerto de La Paloma); pero el más importante: ausencia del vil metal ya que los recursos presupuestales dentro del ejercicio eran insuficientes.

Se realizaron gestiones ante el Ministerio de Obras Públicas del gobierno de Batlle y Ordoñez, a cargo del conocido Ing. Víctor Sudriers, el que con fecha 19 de enero de 1912, aprobó la declaración de urgencia de la obra; advirtiendo que dada la escasa diferencia de valores, la durabilidad y calidad de la obra se sugería hacerla en cemento armado.

Lamentablemente la sugerencia llegó tarde. El gobierno de Marzol ya había iniciado la obra y comprado directamente la madera dura (curupay y pinotea) a la casa de “Hijos de Alejandro Favaro” y a Beltrán Bidegaray. Eran tiempos en que naturalmente se adquirían los insumos directamente y no existían las normas de licitación para las compras del Estado.

 

11. Lavando los trapitos sucios

 

Desde la fundación del pueblo el tema del lavadero fue un problema recurrente del vecindario. Recordemos que en dicha época la costumbre era – al igual que en Rocha en La Estiva – que se lavara la ropa en los cursos de agua por parte de las amas de casa o lavanderas contratadas a tales efectos.

19 de Abril no fue la excepción y ello siempre se hizo en aguas del arroyo Chafalote, pero siempre dependiendo de autorizaciones de los titulares de los predios ribereños, que en este caso, los que se hallaban en dirección al pueblo, eran todos de propiedad del fundador.

Las relaciones no deben de haber sido sencillas y en diversos expedientes de la década de 1910 se documentó la necesidad de proceder a la obtención de un terreno para tales fines.

La forma que se llevó a cabo fue la compra, pero bajo la amenaza de la expropiación de acuerdo a la reciente ley de expropiaciones de 28 de marzo de 1912, tal cual surge de otro expediente. Pero las cosas no resultaron fáciles y llevó años solucionar la cuestión. El 11 de setiembre de 1923 se elevó nota por la Comisión Auxiliar al Presidente del Consejo Departamental Ángel María Rivero, expresando que los dueños del terreno (los herederos de Ureta, ya que éste había fallecido) se habían presentado en ese cuerpo solicitando el pago de la fracción adquirida para lavadero público. Urgían desde la Comisión que se les pagara el monto para que “se pueda tomar la posesión de este terreno y proceder a su cercamiento[43], solicitando el pronto despacho.

El Consejo refirió que la documentación se hallaba en el Juzgado Letrado Departamental esperando la escrituración y que contra ello se haría el pago.

Lugar donde se ubicaba el lavadero público sobre el arroyo Chafalote

Lugar donde se ubicaba el lavadero público sobre el arroyo Chafalote

 

12. Comerciantes y habitantes en los años´30 del siglo pasado

 

Es interesante hacer un relevamiento de comercios y personas que aparecen publicados en “Índices Uruguayos” (Sección Rocha) correspondientes a 1936.[44]

Aparecen los distintos comercios separados por rubros y así podemos enterarnos que en el rubro comestibles los señeros eran “Casals Hnos.” (también con bazar y ferretería) con 25 años en el rubro; con igual antigüedad estaba Francisco Techera y con semejante giraba en igual rubro Prudencio Ojeda, quién también vendía carbón y leña.

El comercio casi debutante en el rubro comestibles era el de López y Gónzalez Delmond, con muy fuerte capital, que también comerciaba frutos del país, talabartería, materiales de construcción, zapatería, mercería y tienda. Un verdadero comercio de ramos generales, uno de los más importantes de su época.

Todos ellos se hallaban sobre el camino carretero.

Había una sola casa de comidas y billar que era propiedad de José Caymaris; así como una única farmacia cuyo titular era Lucas Silva. La carpintería se hallaba a cargo de Medardo Martínez y el solitario carnicero del pueblo por entonces era Atahualpa Sanguinetti. También existía un solo comercio para aves y huevos que era de propiedad de Eloy Prieto. El panadero también era único y se llamaba Eduardo Núñez. Eso sí, para cortarse el cabello no había problemas pues los peluqueros eran tres; Angelino Dávila, Walter Reveléz y Ramón Prieto.

El monopolio en el expendio de combustibles o estación de servicios era de “Casals Hnos.”. Esta sociedad enajenó en 1948 la estación de servicios y el comercio anexo a Eduardo Arturo Correa, quién fue un benefactor de su comunidad trabajando incansablemente en pos de su bienestar y progreso. Fue hasta su fallecimiento presidente de la Junta Local y artífice de la obtención de la policlínica y ambulancia local.

Dentro de los otros oficios notables del pueblo se encontraba la maestra Laura Nuñez, el telefonista Pedro Terra y el Juez de Paz, Isaías Ureta, hijo del fundador de la localidad.

Uno de los comercios fundadores, que fue de “Casals Hnos.” y luego de Arturo Correa y hoy de sus sucesores

Uno de los comercios fundadores, que fue de “Casals Hnos.” y luego de Arturo Correa
y hoy de sus sucesores

13. Los negros de Chafalote

 

Pocos lugares del país tienen – o mejor dicho han tenido – una concentración de personas de raza negra en zonas rurales. El autor de este artículo conoce dos. La zona de zanja de los Negros e inmediaciones de Chafalote y en paraje “Rincón de la Paja”, en la 6ª. Sección Judicial de Rocha, a una veintena de quilómetros de Lascano.

Toda una serie de pequeñas fracciones de campo al Sur y Suroeste de 19 de Abril hasta la zanja referida es conocida como “Rincón de los Negros”, donde el apellido abrumadoramente mayoritario era Acosta, la mayoría de ellos descendientes de Aurora Acosta, a la que se ha mencionado en su condición de liberta que habría recibido una fracción de campo de su ex amo y que fue dividiéndose entre sus herederos. Así David Ortego refiere a que alrededor de 1900 vivían en el citado Rincón aproximadamente una veintena de personas de raza negra. Algunos de ellos eran Olegario, Advíncula, Aurora y Sirena Acosta, Román e Irene Santos así como Viterbo, Horacio, Pantaleón y Advíncula Muniz,[45]

Orestes Araújo narraba que “su nombre se debe lo debe a los negros esclavos unos, libertados otros, que heredaron campos y hasta el apellido del heroico blandengue don Francisco de los Santos”,[46]

Estos morenos acostumbraban a realizar una fiesta de la raza negra, donde concurrían afrodescendientes de diferentes partes del departamento y aún del país, conmemoraciones que reconocían dos fechas, una a principios de enero y otra el 20 de abril.

Hoy las décadas han pasado y aquellas pequeñas propiedades de los morenos de 19 de Abril fueron siendo vendidas y ellos, muriendo o emigrando. Hoy quedan en el recuerdo popular y en las denominaciones geográficas de la zona.

 

14. Personalidades

 

A pesar de su pequeñez 19 de Abril y su entorno rural a lo largo de los años han tenido personajes de relevancia, especialmente en el plano político y vinculados principalmente al Partido Nacional.

Así aparecen Alfredo Samuel Vigliola quien tuvo campo lindero al fraccionamiento de Ureta en la década de 1920. Este fue senador y fundador del herrerismo e impulsor de diversas normas, una vida que en su momento corresponderá historiar. También fue coterráneo de la zona Miguel Antonio Pereyra, el líder indiscutido de la huestes rochenses acompañando a Saravia en la Revolución de 1904, quién tenía su establecimiento rural en “Chafalote”. De allí también es originario Néstor Moreira Graña, recientemente fallecido, y que fuera diputado y director del B.H.U.

En el área del deporte su figura más destacada lo ha sido Andrés Muniz, con su tesón y bonhomía, que se ha granjeado el afecto de los aficionados rochenses y conquistó con la celeste de Rocha dos títulos del Este (1994 y 2007).

Pero el precursor de toda la zona y el héroe por excelencia sin duda lo es Francisco de los Santos, el último chasque artiguista, que llevó los últimos patacones de la revolución a los presos orientales en la Isla das Cobras en la bahía de Río de Janeiro en una larguísima travesía que también deberá ser narrada en nuestras páginas.

Por lo tanto, la zona para la breve historia – ¿que son cien años en la vida de una nación? – y para el escaso número de habitantes, ha tenido un impacto en la historia regional y aún nacional que excede sus dimensiones.

A través de estas páginas hemos tratado de reseñar las raíces, el nacimiento y los primeros años de vida de la localidad.

Hoy sigue siendo una apacible población, con todos los servicios básicos, con una dimensión humana para vivir en contacto con la naturaleza y la civilización. A escasos kilómetros de la frontera y sus comercios; de los balnearios y del mar; del campo y su entorno productivo; a minutos de Rocha y sus oficinas. Será en breve,  el homólogo a pueblo Garzón de Maldonado. Méritos para ello tiene.

En definitiva un pequeño lugar, con calor humano y contacto natural que invita a vivir.

 

[1]  Semanario “Tres Islas”, pág. 11, 6 de julio de 2013, Año XI, N° 401

[2]  Orestes Araújo – Diccionario Geográfico del Uruguay, pág. 220, Imprenta Dornaleche y Reyes, 1900

[3]  Rosalío Pereyra – Rocha, imagen y tiempo, pág. 65, 2006

[4]  Benjamín Sierra y Sierra –  Aportes para la Geografía de Rocha, en Orestes Araújo – ob. cit. pág. 220 y 221

[5]  Orestes Aráujo – ob. cit. pág. 846

[6]  ibidem pág. 220

[7]  ibidem pág. 846

[8] Mario Barceló – La esclava, en diario “El Este”, 25 de marzo de 2013, pág. 7,

[9] Escritura de donación modal de Bernardo Cardozo a la Comisión de Instrucción Primaria Departamental, autorizada en Chafalote por el Esc. Ramón Larrosa el 28 de febrero de 1892- Archivo de Protocolos del Juzgado Letrado de Primera Instancia de Rocha

[10] Escritura de compraventa de Pantaleón Acosta a la Comisión de Instrucción Pública de Rocha, autorizada en Rocha por el Esc. Miguel Sopeña el 7 de agosto de 1893, Archivo de Protocolos del Juzgado Letrado de Primera Instancia de Rocha

[11] Heriberto Acosta, bisnieto de Aurora Acosta, nacido en Chafalote en 1935, entrevista realizada por el autor.

[12] Informe del CODICEN, Área de Gestión e Información Patrimonial de 29 de agosto de 2013

[13] Todo ello de acuerdo al relato del bisnieto de Aurora Acosta y nieto de Amabilio Acosta; Heriberto Acosta, nacido en mayo de 1935 en 19 de Abril, recogiendo lo que fue una tradición oral familiar narrada de generación en generación.

[14] Escritura de compraventa de Aurora Acosta a Pantaleón Acosta autorizada el 22 de setiembre de 1892 por el Esc. Juan R. Barrios, por la que la primera vende al segundo 150 cuadras cuadradas equivalentes a 110 hectáreas 6.822 ms. a razón de 10 pesos la cuadra cuadrada o sea un total de

$1.500 “pagados con anterioridad”

[15]  idem cita Nº 13

[16] Partida de defunción obrante en el libro de defunciones de la 8ª. Sección Judicial, Intendencia Departamental de Rocha, año 1933.

[17] Hallamos partidas de nacimiento de nietos suyos, hijos de Ventura Teófilo Ureta, correspondientes a los años 1910 y 1914 donde su hijo en el acto de la inscripción declara que Heraclio Ureta tenía 68 y 67 años respectivamente y que su madre Consolación Prieto tenía 51 y 56 años respectivamente, lo que da mucho que pensar sobre el conocimiento del hijo acerca de la fecha de nacimiento de sus padres. La de defunción consta no en el libro de 19 de Abril, sino en la 8ª. Sección Judicial, paraje “El Abra”. Era hijo de Pedro Buenaventura Ureta, español, y Viviana Nuñez, oriental.

[18]  Vg. Compraventa de Heraclio Ureta a Bonifacio Urioste, autorizada por el Esc. Ángel María Rivero el 9 de mayo de 1905, inscripta en el Registro de Ventas con el No. 235 el 15 de mayo de 1905.

[19]  Registro Nacional de Leyes, Decretos y otros documentos, 1914; publicado por el Ministerio del Interior, Imprenta del Diario Oficial, 1915

[20]  Orestes Araújo, ob. cit., pag. 523 Tipo-litografía Moderna, 1912

[21]  Uruguay Vega Castillos – “Los 98 años de Pueblo 19 de Abril”, en “Tres Islas”, pág. 1 y 12, 30 de abril de 2011

[22]  Orestes Araújo – ob. cit. pág. 523,  Tipo-litografía Moderna, 1912

[23] Uruguay Vega Castillos – art. cit. pág. 12

[24] Alejo Umpiérrez – Miguel Antonio Pereyra, el último caudillo, pág. 125, en Revista Histórica Rochense No. 2, Ediciones de la Plaza, 2009

[25] Uruguay Vega Castillos, art. cit. pág. 12

[26]  Registro de Leyes y …., 1914

[27] Expediente No. 2249, Cajón 134, Intendencia Municipal – “La Comisión Fomento del Pueblo 19 de Abril s/ deslinde del terreno de la plaza”, 1913

[28] Expediente No. 2402, Cajón 141, “La Junta E. Administrativa y la Inspección Técnica Departamental sobre la formación del plano oficial del Pueblo “19 de Abril”, octubre 23 de 1914.

[29] Mario Barceló, art. cit. pág. 7

[30] Plano del Agr. José B. Correa de diciembre de 1920, inscripto en Inspección Técnica Municipal de Rocha el 18 de enero de 1921, archivado en la Oficina Departamental de Catastro de Rocha.

[31] Expediente No. 2299, Cajón 135 – Intendencia Municipal – “Antecedentes relativos a la Comisión Fomento de Pueblo 19 de Abril”, 1913, fs. 1

[32] Exped. Cit.

[33] Expediente No. 2273, Cajón 134, “La Junta E. Administrativa transcribiendo el acta de instalación de la Comisión Auxiliar de 19 de Abril”, 1913

[34] Expediente No. 2364, Cajón 140, “La Comisión de Fomento del Pueblo 19 de Abril invita al Sr. Intendente para concurrir a las fiestas a celebrarse en dicho pueblo”, 1914

[35] El primer juez fue registrado es Liberato Pereyra en 1913, el último juez al cierre de dicha Sede a fines del S. XX, fue Elizabeth Zipitría. Cabe consignar que en aquella época existían diversos juzgados de paz en la zona, como ser en Don Carlos, el Abra y 19 de Abril.

[36]  Expediente No. 1973, Cajón 178, “La Comisión Auxiliar del Pueblo 19 de Abril s/aperturas de calles en el mismo”, 22 de junio de 1915, fs. 2

[37] Exped. cit. fs. 1 vuelto

[38] Exped. cit. fs. 5 vuelto y 6

[39] Exped. cit. fs. 9 y 10

[40]  Carpeta No. 1 “Don Heraclio Ureta s/ donación de terreno para Cementerio en el Pueblo “19 de Abril”, 20 de agosto de 1914

[41] David Ortego Fernández, Apuntes personales del poblador cuya copia obran a la vista del autor

[42] Expediente No. 2144, Cajón 128 – “La Intendencia s/ construcción de una alcantarilla de madera dura en Zanja de los Negros (Camino Nacional)”, 1911

[43] Expediente No. 1755 Letra C, Cajón 220 – “Consejo A. de 19 de Abril s/ pronto despacho del asunto relativo a lavadero público en aquél lugar”, 1923

[44]  Adolfo L. Prieto – “Índices Uruguayos”, Sección Rocha, págs. 106 y 146, noviembre de 1936,

[45]  David Ortego Fernández, ap. cit.

[46]  Orestes Araújo, ob. cit. pag. 513, Edición 1900 y pág. 318, Edición 1912

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