Contra viento y marea. Seguimos saliendo a luz con indisimulable esfuerzo. Y no es solo el económico, sino que el factor tiempo de quién esto escribe – cada vez más escaso – conspira contra la continuidad de la publicación. Conseguir artículos, hacer el seguimiento de los mismos, su posterior corrección, recolectar material gráfico, la negociación de los costos con la editorial, la búsqueda de auspiciantes, la preparación de portadas y el diseño editorial que compartimos desde la supervisión, hasta la arduísima corrección es el iter del proceso. Luego de impresa llegan el momento de organizar las necesarias presentaciones y la distribución de cada ejemplar en todas las librerías del departamento. Una suerte de vía crucis imprescindible si uno quiere ver coronar el éxito de cada ejemplar. 

Bien se podría descentralizar la corrección “tercerizándola”, pero ello requiere más costos adicionales imposibles de agregar a una publicación que no es superavitaria – empatamos a la larga y no es poco –, por lo que tal hipótesis se hace inviable. Sabrán entonces disculpar los lectores si se cuela algún error gramatical o de sintaxis – todo lo que este Director aborrece -, pero ya no son posibles las 5 o 6 correcciones que hacíamos en el pasado y apenas si podemos hacerlo actualmente un par de veces. Hasta se nos ha transformado en una suerte de tortura poder escribir nuestro artículo de cada número en lugar de ser la otrora actividad placentera que asumíamos gustosamente en cada ocasión. Pero no queremos faltar a la cita de cada ejemplar.
Desde aquí hacemos un llamado casi desesperado a la incorporación de jóvenes con conocimiento, vocación y capacidad para mantener vivo este proyecto que entendemos de gran importancia para el panorama cultural de nuestro departamento. Jóvenes investigadores y amantes de la historia que nos ayuden a sobrellevar la carga pero sustancialmente a compartir la hermosa experiencia de este emprendimiento editorial y digital que a esta altura lleva más de 4.000 ejemplares vendidos y tiene más de 50.000 visitas en internet. Todo lo que habla de una publicación consolidada, con lectores fieles que esperan la salida número a número.
Esperemos que el tiempo ayude a generar estos nuevos interesados en trasmitir la historia de nuestra tierra y que aspiren a arrimarse al fogón de este cuerpo editorial para mantener viva la llama de este proyecto que tanto queremos.

 

Este ejemplar se lo queremos dedicar especialmente al sesquicentenario de la ciudad de Castillos. 150 años no se cumplen todos los días y la palmareña localidad se merece un homenaje. Para ello publicamos una reseña histórica de su proceso fundacional de la mano del creador del himno y el escudo butiasero, el conocido Prof. Humberto Ochoa Sayanes. Agregamos al final un documento publicado en ocasión del centenario de la localidad realizado por el recordado profesor Aníbal Barrios Pintos. La portada también se la dedicamos al viejo caserío de San Vicente Mártir, con una acuarela realizada por el Prof. Ochoa sobre la base de la primera fotografía conocida de la hoy ciudad de Castillos.
Hemos publicado en esta revista la vida del más popular rochense que participó en la II Guerra Mundial, como lo fue Domingo López Delgado. En este ejemplar recuperamos del olvido la lucha de otro rochense en igual conflicto bélico. Lucio Ferreira pone al alcance de los lectores la crónica biográfica de quién fuera el multicondecorado soldado Pedro Milano, cuya foja de servicios en la Legión Extranjera conseguimos y publicamos gracias a la gentileza del amigo Ruperto Long, a quién mucho agradecemos tal aporte documental.
Otra biografía ilustrativa de la vida del más popular periodista deportivo rochense, de longeva actividad en el rubro atravesando varias décadas, viene de la mano de Oscar Bruno quién hace un pintoresco relevamiento de la vida de Oscar Sosa Techera.
Néstor Rocha, inquieto buscador de materiales originales, rescató del olvido archivos del Resguardo Aduanero del Cabo Polonio que hoy, una centuria después, nos revelan los detalles de la vida cotidiana de aquel despoblado promontorio de la costa rochense, otrora cementerio de buques y hoy buque insignia del turismo nacional en el extranjero.
Rocha a lo largo de las décadas brindó al periodismo destacadas plumas cuyo prestigio desbordaron fronteras departamentales. Así encontramos a Constancio Vigil padre e hijo, Ernesto F. Pérez, Patrocinio Páez Peña y Ramón Cerdeiras entre tantos. Dos de estos prestigiosos individuos fueron los Ramela, maragatos afincados en nuestros pagos, olvidados por el paso del tiempo, que vuelven a la vida a través del artículo que nos acerca Fredy de Castro.
Néstor Sabattino, con sus clásicos artículos donde la historia se codea con lo novelado, escribe acerca de las jugosas anécdotas acerca de la muerte, homenajes y sepultura de un viejo caudillo militar colorado de fines del S. XIX como lo fue Florencio Pacheco, así como del ambiente político finisecular.
El comercio ha sido el motor de los pueblos y Rocha no constituye una excepción. Dentro de ese selecto núcleo de pioneros estuvieron vascos, gallegos, catalanes y otros ibéricos. Uruguay Vega hace un detallado análisis de todos los rubros en que giraban estos dedicados inmigrantes en el último cuarto del siglo XIX.
Juan Antonio Varese – un lujo que ostentamos de tenerlo como colaborador en esta publicación – estudia el surgimiento de un balneario fantasma de los tantos que pueblan la costa rochense. El nacimiento, su promoción y su destino. Una historia de emprendedores que culminó en el fracaso. Es la historia de San Antonio de Rocha.
Este año se cumple el 200 aniversario de la primera batalla de India Muerta. En ella las fuerzas artiguistas al mando de Rivera fueron derrotadas por el ejército lusitano. Es bueno conocer las instancias previas, el desarrollo detallado del combate y sus consecuencias posteriores; todo ello narrado de manera amena, erudita y con profundo conocimiento de lo que escribe por el historiador Juan Carlos Luzuriaga.
Leonel Falco Frommel es el largamente octogenario hijo de un rochense por adopción, quien se destacó en el deporte y la política nacional como lo fue don Aníbal Zapicán Falco, el fundador del balneario La Aguada y del fútbol en Rocha, contradiciendo en esto último una tesis sustentada por Oscar Bruno al respecto desde esta misma publicación (Ver RHR No. 1). Su hijo hoy rescata la historia de su progenitor que tiene muchas aristas. Por su extensión lo dividimos en dos partes y el próximo número verá el final de la biografía de este excepcional individuo.
El Éxodo del Pueblo Oriental es considerado desde siempre como el embrión donde surgió el primer sentimiento protonacional de aquellos individuos – ya que no ciudadanos por entonces – que vivían al oriente del río Uruguay. La historia convencional nos narra que el pueblo se plegó a Artigas a los pies de las murallas de la Montevideo sitiada. Jesús Perdomo ataca esa historia oficial documentadamente: el Éxodo nació a los pies de otras murallas; las de Santa Teresa. Léanlo y verán.
Un número más de campanillas para seguir coleccionando y disfrutando.
LA DIRECCIÓN.